Francisco Morales V.
Una vasta zona arqueológica mayormente inexplorada en el Estado de Puebla, llamada San Sebastián Teteles, ha sido ocupada por construcciones que apuntan a un intento de venta de terrenos federales.
Con una extensión de aproximadamente 100 hectáreas, este sitio ha recibido inspecciones por parte del INAH que corroboran la edificación de una pequeña capilla y unas cuantas viviendas en obra negra, así como marcas que indican la lotificación del suelo para su comercialización.
La zona arqueológica se ubica en terrenos del Municipio de Acatzingo y fue registrada por la dependencia en 1995, por lo que ya se encuentra protegida bajo la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.
No obstante, aunque ya es uno de los 3 mil sitios -registrados, no necesariamente explorados- que se ubican en Puebla, éste no ha sido todavía investigado a cabalidad, por lo que únicamente puede apreciarse en el terreno una decena de montículos -los llamados “teteles”- que le dan nombre.
“El sitio arqueológico es de gran extensión y de mucha antigüedad, estamos hablando de que es un sitio que presenta ocupaciones desde el año 1500 antes de nuestra era, antes de Cristo; es decir, es un sitio que puede tener de antigüedad de 3 mil a 3 mil 500 años”, explica en entrevista el arqueólogo Miguel Medina, quien hizo el registro de la zona.
De acuerdo con el especialista, la zona arqueológica perteneció a alguna de las que se conocen como “culturas aldeanas” o “culturas preclásicas”, pues anteceden al surgimiento de grandes ciudades como Cholula y Teotihuacán.
A reserva de que sean investigados con amplitud, los montículos en el sitio denotan la presencia de una gran plaza cívica y ceremonial, por lo que, a juicio de Medina, se trata de un área de relevancia para su época.
“Era un sitio muy importante en la producción de objetos de cerámica, o de barro, de un barro muy peculiar de esa zona, que es de color blanco, que se elabora a partir de una arcilla que llamamos ‘caolín’ y que tiene toda una gama de expresiones”, aquilata.
A pesar de su importancia en la producción de vasijas y platos de barro, se estima que San Sebastián Teteles tuvo un momento de abandono, posiblemente cuando Cholula comenzó a absorber a todas las poblaciones aledañas.
La extensión de 100 hectáreas, señala, es todavía preliminar, puesto que faltan estudios para determinar su delimitación exacta.
El extenso tamaño de la zona, en este caso, ha llegado a jugarle en contra, puesto que ha comenzado a ser ocupada por construcciones, todavía en obra negra, que apuntan a que alguien intenta beneficiarse con la venta de los terrenos.
“La ley es muy clara al señalar que todo el patrimonio arqueológico, subyacente incluso, debajo del suelo, es propiedad de la Nación y, por lo tanto, no puede destruirse”, señala al respecto el arquitecto Manuel Villarruel, director del Centro INAH-Puebla.
“Entonces, de alguna manera, un particular que dentro de su predio tenga algún montículo, o un basamento piramidal, pues sin lugar a dudas el terreno sigue siendo de él, pero no puede construir si no cuenta con una autorización expresa del Instituto”, abunda.
Al momento, el INAH ya ha enviado un documento oficial al municipio de Acatzingo para informarle sobre las construcciones, con el fin de que se investigue cuál es el uso de suelo de los terrenos y, sobre todo, se esclarezca quiénes han llevado a cabo las construcciones.
Los funcionarios de la dependencia aseguran que, hasta ahora, se ha detectado la presencia de vehículos de carga, pero ninguna excavación que ponga en peligro la zona.
En el momento en el que esto llegara a ocurrir, asegura Villarruel, el INAH está facultado para suspender la obra, imponer multas económicas e, incluso, realizar denuncias penales.
No obstante, reconocen que es necesario continuar con la investigación en el sitio para poder delimitar la zona y poder protegerla de mejor forma, así como regular el crecimiento urbano del municipio.
“A veces, con base en un análisis muy profundo que realizan los especialistas, como en este caso los arqueólogos, se puede determinar que para cada sitio pueda haber una o dos poligonales”, explica Villarruel.
En la más amplia de éstas, plantea, podrían llevarse a cabo ciertos trabajos bajo la autorización del INAH, pero siempre con miras a proteger la parte sustancial del sitio.
“Puede haber otra (poligonal) más específica de protección en donde se encuentra la zona núcleo del sitio arqueológico o los basamentos más grandes, o el centro ceremonial principal, de tal manera que en algunas condiciones, o bajo algunas restricciones, el INAH pueda decir: ‘En esta zona sí podría permitirse cierto tipo de construcciones y en esta otra no’”, amplía.
Todavía sin certeza de quién está intentando lucrar con los terrenos, la dependencia ya se encuentra en alerta para no permitir ninguna construcción que dañe el patrimonio.
Urge Icomos a garantizar protección
El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), Capítulo Mexicano, actualmente acompaña las inspecciones en la zona arqueológica de San Sebastián Teteles, en Puebla, y urge al INAH a garantizar su protección inmediata.
“Pienso que, en primera instancia, lo que debe apremiar es que el INAH debe poner sellos de clausura e iniciar un procedimiento legal, porque es definitivamente una invasión a una zona federal”, opina Saúl Alcántara, presidente del organismo.
De acuerdo con la organización asociada a la UNESCO, la actuación de las autoridades debe ser más amplia, ante las construcciones que aparecieron en la zona arqueológica.
“Creo que inmediatamente debe solicitarse el retiro, la demolición, de todos estos elementos, porque, aunque no son cimentaciones de profundidad, habría que ver cuánto penetraron”, ahonda Alcántara.
Para Andrés Armando Sánchez, coordinador del comité estatal de Puebla del Icomos, es también necesario que el INAH y el Municipio de Acatzingo determinen quién está detrás de esta invasión.
“Hay que indagar quién es la empresa y, sobre eso, también ver quiénes o cómo les dieron autorización, si es que se la dieron”, expone.
De igual manera, considera que es importante prevenir a las personas ante un eventual intento de venta de los lotes que, como puede verse en el sitio, han comenzado a ser delimitados.
“Hay que hacerle entender a la gente que no pueden comprar o vender ahí, porque son zonas federales, son zonas donde aplica la ley federal”, concluye Sánchez.