El detonante que activó la curiosidad del artista Rubén Maya, el sentido de poder vislumbrar nuevos mundos y universos, inclusive paralelos, dentro del interés artístico que evoca y provoca con su obra, ocurrió a la temprana edad de tres años: “Mi experiencia en Huimilpan, en una comunidad llamada La Joya, el paisaje montañoso y con árboles donde yo vivía, evoca recuerdos de neblina, del frío con las nubes que bajaban. Me encantaba jugar con el agua congelada, mis recuerdos con mi abuelo y mi padre en la milpa, toda esa vivencia de elementos sensitivos naturales y al mismo tiempo rodeado de la familia, se marcó en mi inconsciente”.
A sus cuatro años, la familia migró a la Ciudad de México buscando una mejor calidad de vida y oportunidades, sin dejar atrás su herencia y raíces, las cuales reverberan en su obra.
Su primer contacto con el dibujo comenzó en la primaria y posteriormente en secundaria: “Estuve en un curso de pintura donde me adentré de una forma más técnica y gané en esa época los concursos. Aquí comencé a conectar toda esa pasión de recuerdos, nostalgia de niño, cuando yo comenzaba a utilizar las herramientas pictóricas para expresar todavía de forma muy empírica y sin muchos conocimientos esas memorias, todavía usando pincel y lápiz. Era muy inconsciente, no tenía claro que me quería dedicar a esto”.
Todo comienza en el Colegio de Ciencias y Humanidades, donde estudió bachillerato, institución de la UNAM. Podía asistir al Centro Cultural Universitario: conciertos, exposiciones, cine en la Sala Nezahualcóyotl. Aquel adolescente pasaba todas las tardes en estas actividades que lo hacían perderse en el sentido estético artístico. Ese tiempo lo nutrió para decidir tomar la carrera en la Licenciatura en Artes Visuales por la ENAP, hoy Facultad de Artes y Diseño, de la UNAM.
Comenzó su formación académica artística para poder construir mundos visuales con un sentido más personal y con una visión conectada con esos inicios de su infancia y sus sensaciones nostálgicas.
Maestro en Artes Visuales por la UNAM, maestro en Museografía y Exposiciones por la Universidad Complutense de Madrid y doctor en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, España, actualmente es catedrático en la UNAM, en el área de posgrados.
La obra de Rubén Maya, desde el inicio, tiene influencias de grandes artistas que lo conectaron y por lo tanto son los que lo identifican desde lo visual conceptual. Comenzó con temas de índole prehispánico, colonial, sincretismo español y mexicano desde la parte artística espiritual y religiosa, sin tocar esos temas, solo desde el ámbito espiritual. Este camino lo llevó a sus intereses actuales que tienen que ver con trabajar desde un punto de vista psicológico y psicoanalítico, más que social, temas como la sombra psíquica, la parte oscura de la personalidad, elementos de desorden afectivo o neuroafectivo, que llevan a la persona a estar en un mundo alterno de demencia, locura y todas estas alteraciones de la psique humana.
Ese interés le provocó curiosidad intelectual, ya que lo conecta sus propios miedos y sombra. Le ayuda a entender la vida desde un punto de vista más psicoactivo visual: “Por eso utilizo distintas disciplinas, me gusta combinar y generar este sentido o acción multidisciplinaria o transdisciplinario en donde se utilizan distintos recursos visuales o de construcción visual para generar un cuerpo de obra y que eso se active dentro del lenguaje, sobre todo, de la comunicación del espectador, por lo tanto, últimamente, me interesa generar experiencias estéticas con personajes y elementos. El último ejercicio fue con la cantera y la gráfica en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro. El sentido de generar y construir espacios rituales para la contemplación pero al mismo tiempo para la experiencia sensitiva espiritual es una de las vertientes que más me importan ahora”.
Nos comparte su gran motivación e interés por su obra: “Cuestionarme sobre cosas desde un aspecto existencial y filosófico, de las razones por las que uno esta acá en este mundo y el contexto que decidimos vivir, que son justo el por qué hemos perdido el contacto con la tierra y con el sentido de la conexión espiritual con nuestro entorno. Los pueblos primitivos conservaban esa sabiduría, todavía hace poco tiempo nuestras comunidades indígenas, nuestros ancestros, ancianos y abuelos conocían el cómo respiraba la tierra, o cómo se expresaba la naturaleza para poder uno sobrevivir en ella. Eso se ha ido perdiendo. Mi interés desde lo espiritual y desde lo visual está conectado con esa cuestión psicoespiritual de nuestro entorno y de nuestra tradición ancestral. Por lo tanto, es algo que me sigue cautivando desde una reflexión más personal y de generar un diálogo con el otro o la otredad psicoanalítica; en ese sentido va el interés de mi obra”.
En varias exposiciones, podemos apreciar la utilización de sonidos: “La parte sónica o sonora se integra a la instalación que hago a la intervención espacial, ya sea museística en salas específicas o externas de algún punto urbano o de naturaleza. Descubrí esas cuestiones musicales y decidí meterlas y activarlas en las instalaciones. Por mi interés en el canto lírico, estudié ópera en España. Mi maestro me definió como tenor dramático y con la técnica italiana aprendí sobre la respiración; eso me llevó a que surgieran los armónicos y mantras tibetanos. Me sentí más seguro de poder proyectar y provocar sensaciones en los que escuchan y los que visitan mis instalaciones; por lo tanto, las vibraciones son parte esencial de mi sentido estético en la obra que realizo desde hace veinte años. Realizo esas interacciones armónicas con la luz negra, la luminiscencia y los personajes tridimensionales. Cuando hablo de distintas disciplinas y la multidisciplinariedad, me refiero a que se activó en un momento dado lo tridimensional, comencé a utilizar la escultura y el modelado en resina, entre otros materiales, hasta llegar a la actualidad: empleo cantera y bronce para modelar personajes que solamente estaban en lo bidimensional, en el dibujo, la pintura y el grabado. Se ha enriquecido bastante el aspecto multidisciplinario de mi trabajo y entonces estoy generando la escultura, es un mundo muy enriquecido con los sonidos, lo visual, la construcción bidimensional y tridimensional, que conviven y construyen un mundo de interés conceptual que tiene que ver con la sombra, la parte oscura de la personalidad e intereses espirituales ancestrales y familia”.
Ha obtenido 9 premios nacionales y 4 internacionales, entre los que destacan: premio Estatal de Cultura, Querétaro 2020. Primer lugar en The Latin Innovation Award, pintura, Inglaterra, 2001. Primer lugar en las ediciones V y IX Bienal Nacional Diego Rivera, sección dibujo, México 1999 y 2001 y premio especial XVII Edición del Premio Firenze, Italia, 1991.
Ha recibido reconocimientos y preseas en lo artístico y académico: medalla Gabino Barreda al Mérito Universitario, UNAM; presea German Patiño, Municipio de Querétaro; beca residencia en el extranjero, Colombia. Beca residencia de producción, Centro Banff, Canadá. Beca Jóvenes Creadores, México. Beca de estudios otorgada por el gobierno de Estados Unidos, entre otros.
Ha realizado más de 96 exposiciones individuales y participado en 240 colectivas a nivel nacional e internacional: Argentina, España, Estados Unidos, Estonia, Francia, Japón, Italia, México, Noruega, Canadá, Colombia, China, Corea, Ecuador, Polonia, Puerto Rico, Ucrania, Tailandia y Taiwán.
REDES:
Página web: www.rubenmaya.com
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Facebook: Ruben Maya moreno