- El secuestro de Pablito Meré hace 50 años
- Xóchitl Gálvez, la mejor carta de oposición
- Suenan Nava, Murguía, Dorantes y Macías
- Paloma, de Morena, se apunta para Capital
El Historietario.
Hace medio siglo, en el verano de 1973, Querétaro se conmocionó con el secuestro del niño Pablo Meré Alcocer, de apenas cinco años de edad. La primicia de este reportero fue publicada a ocho columnas el domingo 5 de agosto en Noticias, a menos de cuatro meses de su fundación.
Era otra ciudad, provinciana y tranquila, en la que “soltaban el león a las 10 de la noche” y las radiodifusoras tocaban el Ave María al unirse las manecillas del reloj, dividiendo al día. Había poco más de 112 mil habitantes y 485 mil en todo el estado según el censo del 70. O sea, aún no nacían un millón 900 mil de los dos millones 368 mil pobladores actuales. Dicho de otro modo, el 80 por ciento de los queretanos de hoy.
¡Secuestrado! alertaba la cabeza principal con letras mayúsculas y rojas, en el número 119 del nuevo periódico. El más pequeño de los 14 hijos del mayor Antonio Meré Groth y doña Carmen Alcocer Montes había desaparecido la mañana del miércoles 1 luego de ir por unas galletas a la tiendita de la esquina de Reforma y Vergara, a media cuadra de la casa familiar, en el Centro Histórico, pero el hecho se mantuvo escrupulosamente en secreto por exigencia de los plagiarios.
Una voz femenina al teléfono: “No se preocupe usted por su hijo, don Antonio, él se encuentra bien”.
Así lo escribió el autor de esta columna en la noticia de primera plana, al revelar el secuestro encubierto en los extraños mensajes radiofónicos que se transmitían cada media hora: “Para evitar muertos en la carretera, por Casa Blanca se deben construir puentes para peatones. Ojalá nos comunicaran qué cantidad debemos aportar para su construcción”.
La familia quería saber cuánto costaba el rescate del menor.
Dos millones exigió Pablo González Loyola que se equivocó de niño. Buscaban al nieto de uno de los hombres más ricos. Pablito no pertenecía los Alcocer adinerados. Había unos 150 primos, hijos de los hermanos Alcocer Pozo. Él era uno, clase media. El militar y entonces diputado Antonio Mere Groth trabajaba para darle lo necesario a su numerosa prole y jamás podría reunir tal cantidad. “Ni vendiendo la casa. Llevábamos una vida austera”.
Querétaro sufrió con los Meré durante 24 días.
El único que no sufría era Pablito, como se le llama hasta la fecha a pesar de sus 55 años y de ser un activo político, abogado y consejero académico. En su secuestro, casi de vacaciones en algún lugar de Michoacán, jugaba con otros niños, le daban bien de comer y hasta montaba a caballo.
La sociedad, angustiada, quería saber.
Noticias informaba diariamente en su primera plana.
“Pablito olvidó sus lentes”. “Es miope. Debe estar doliéndole la cabeza”. “Su pececito se murió de tristeza”. Y una foto de Sergio Pfeiffer, la principal, mostraba la pecera vacía. Al día siguiente llegaron 50 peces enviados por las familias queretanas.
En las escuelas se organizaban jornadas de oración. “Paulina Rivera, hermana de Armando Rivera, me ha contado que la llevaban a rezar por la recuperación de Pablito. Igual a muchos otros”.
Rezaba por él Querétaro, la ciudad que cambió a partir de ese momento.
-Marcó a muchas familias queretanas y los hábitos. Los padres cuidaban más a sus hijos. Les decían: te pueden secuestrar como a Pablito. Las puertas de las casas, antes abiertas, se cerraron. La ciudad conventual se volvió desconfiada.
Los reporteros de esa época hacíamos guardias frente a la casa y después en la esquina de Vergara. “Váyanse, por favor” pedía el mayor Meré, temiendo que nuestra presencia impidiera la devolución del niño. Más tarde el periódico rentó el cuarto exterior de la posada de enfrente. Desde ahí se vigilaría todo. Veríamos quién entra y quién sale. Ahí, precisamente frente a la casa de Meré.
Casi un mes de tensión. El secuestrador envió dos pruebas de vida: una cinta con su voz a los papás y una fotografías al periódico en las que se le veía con un caballo, a campo abierto. Las negociaciones estaban en marcha. Abonos de 20 mil pesos se habrían pagado. Mucho menos de lo exigido. Hasta que 24 días después y con la mediación de la Iglesia, el niño fue entregado a un sacerdote que lo devolvió al doctor Francisco Alcocer Pozo y a su esposa Bertha. Era el final feliz de una historia que conmovió a Querétaro, en aquél verano de 1973.Pablito fue llevado de inmediato a la casa familiar, en donde lo esperaban sus padres, hermanos y, claro, los periodistas.
Ahí habló con Manuel Guevara Castro (qepd) y este reportero.
¿Te trataron mal, te torturaron? le pregunté.
-No. Me daban Chocomilk.
Para Pablito esos 24 días fueron como vacaciones. Tendría conciencia de los hechos mucho tiempo después. Era tema en las fiestas y en la escuela. “El secuestrado, el robado, el plagiado. ¡Pablito!” Él eludía el tema. Lo molestaban los compañeritos, lo peleaban. Él decía que el secuestrado había sido su hermano Jorge, quien complacido inventaba mil historias.
¿Y el secuestrador?
Lo capturaron al año siguiente y condenaron a 14 de prisión, de los que cumplió 10 “por buena conducta”. Pablo González Loyola pretendió envolver su acción en la bandera de las causas sociales de un supuesto Partido de los pobres de la Sierra. Hace 10 años, en agosto de 2013, el hoy abogado Pablo Meré Alcocer habló a PLAZA DE ARMAS y rechazó ese argumento.
“Es una cosa que no tiene coordinación. No puede considerarse que por un movimiento social se delinca. Mi papá nunca hizo denuncia formal. Fue el pacto. Se siguió de oficio. Exigió que me entregaran vivo y se comprometió a no hacerles daño. Lo cumplió y mi madre, María del Carmen Alcocer Montes me hizo rezar, de los cinco a los 20 años, un padre nuestro cada día, perdonándolos”.
El secuestró los dañó para siempre. Afectó la salud de doña Carmen que tomó tranquilizantes hasta el final de su vida. “A mi madre le daba mucho miedo cuando me iba a la escuela Miguel Hidalgo, por Santa Rosa de Viterbo, de que me fueran a hacer algo. Con el tiempo lo fuimos superando, pero marcó mi vida y la de mi familia”. El hecho ha trascendido a la siguiente generación. A su hijo Pablo Meré le preguntan que si su papá es el secuestrado. Y con los demás hijos, igual, Yanik, Pablo, Mariana Monserrat y Alfredo José.
Desde su experiencia jurídica y conocimiento del derecho, juzga que la legislación penal está bien en materia de secuestro, pero él nunca ha tomado ni tomará la defensa de un secuestrador. “Me lo pidió una señora. Le dije que por mí ahí se quedaran. Un secuestro marcó mi vida y me voy a ir con eso”. También cambió a aquél Querétaro provinciano y conventual, que no está exento -aunque en menor medida- de la ola de violencia e inseguridad que azota al país de los abrazos.
En 2022 se abrieron 13 carpetas de investigación por secuestro en el estado, dos menos que en el 2021, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, pero aquél que estaba en proceso hace 50 años marcó a Querétaro.
Y está en las hemerotecas.
-BLANCAS Y NEGRAS-
La Señora X.
El lunes publicamos una entrevista exclusiva con Xóchitl Gálvez, la carta más competitiva del Frente Amplio por México. Ganarle a Morena es complicado, pero no imposible, nos dijo, luego de una gira en la que causó más revuelo que las corcholatas del presidente López Obrador que no midió las consecuencias de sus ataques en contra de la niña que vendía tamales y gelatinas.
La senadora hidalguense, de acuerdo con una encuesta de El Financiero (desacreditada ayer por el presidente en La Mañanera) está a ocho puntos de Claudia Sheinbaum y a diez de Marcelo Ebrard, que aparece como puntero. Los de la 4-T tienen casi seis años en campaña. Ella seis semanas. Y lo que falta.
En lo federal y local, que vendrán hasta después de la nominación presidencial de septiembre, hay señales de desesperación entre los partidarios de los aspirantes al Senado y la alcaldía capitalina. Que si Nava, Dorantes, Sosa, Vega, Murguía, Macías, etc. Y les sorprende que el gobernador Mauricio Kuri deje correr a dos o tres para cada cargo, cuando Morena trae como diez.
Este observador advierte que el PAN tiene a Murguía, Nava y Dorantes para la senaduría. Sí, ya sé que Lupita es la mejor carta para la alcaldía, pero si encabeza mujer la fórmula díganme quién. ¿Birlain o Rocha? Y para la alcaldía capitalina, otra vez, la secretaria de Gobierno Lupita (indudablemente) o Felifer. Y, no ignoremos, la reaparición de Marcela Torres que estaba retirada y anda cerquitita de Xóchitl.
Por el lado de Morena, ayer levantó la mano para el Municipio de Querétaro la ex diputada local Paloma Arce Islas en entrevista para nuestra seria Contrafuego 2023. La representante de Semarntat ha sido mencionada para el Senado pero ella desea competir por la capital. También la quieren Arturo Maximiliano García, Celia Maya y hasta un ex dirigente estatal de triste memoria. Y para el Senado Gilberto, Santiago y la propia Celia o, en esa alianza tripartita, Ricardo Astudillo, del Verde.
Pronto sabremos.
-LA FRASE DE LA SEMANA-
Contrafuego 2023.
Cuando alguien me quiere fregar entonces sí me vuelvo una mujer entrona y cabrona: Xóchitl Gálvez, en entrevista con PLAZA DE ARMAAS, Lunes 7 de Agosto de 2023.
Crecerá.
-JUGADA FINAL-
El cambio.
Alos autores de los nuevos libros de texto que no saben que no saben nada, un neosocrático ¡JAQUE MATE!.