En las Instituciones de Educación Superior (IES), la calidad académica no puede sostenerse sobre la base de la precariedad laboral de miles de trabajadores universitarios. El problema presupuestal que enfrentan muchas de las Universidades Públicas de nuestro país, impide ofrecer condiciones laborales dignas a sus trabajadoras y trabajadores académicos. Nuestras grandes instituciones públicas de educación superior, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) o la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), no están exentas a este tipo de problemáticas. Un estudio muy interesante publicado en 2021 por el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, nos da una idea de cómo se ha comportado el poder adquisitivo de profesoras y profesores de dicha institución en el periodo 2001-2021, y los resultados son dramáticos, “la Universidad está siendo subsidiada por el trabajo más que precario de las profesoras y profesores que, en la mayoría de las veces, reciben salarios que no alcanzan ni para comer y menos aún para pagar los equipos electrónicos y la conectividad a internet necesaria para que la educación no se detenga” (CAM Reporte especial 135). Así, el reporte concluye que el 74% de las y los docentes en la UNAM tienen un salario insuficiente para cubrir una necesidad básica, la alimentación. Este signo de precariedad en la vida y trabajo docente podemos analizarla de manera transversal y a nivel nacional.
Nuestra Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) no está exenta de esta problemática, el número de docentes por honorarios supera ya el de trabajadoras y trabajadores de base y eso nos indica que gran parte de las labores de docencia las llevan a cabo docentes de honorarios, los cuales perciben un salario por hora clase sin mayores prestaciones. En la UAQ, las trabajadoras y trabajadores de base suman un total de 1,233 frente a un aproximado 1,956 docentes por honorarios. Las y los docentes por honorarios en la UAQ son todo un universo lleno de matices y diferencias, desde quienes solo imparten una clase hasta quienes tienen carga completa frente a grupo, es decir, 40 horas de docencia frente a grupo a la semana. Sería interesante conocer cómo se da la dinámica salarial de las y los docentes por honorarios en la UAQ, para poder generar estrategias de atención a quienes cuentan con las condiciones salariales más desfavorecidas. Lo cierto es que la UAQ no puede seguir reproduciendo la precariedad laboral de la comunidad docente por honorarios, es una deuda de justicia social y laboral la que tenemos con ellas y ellos; si queremos una Universidad de excelencia tenemos que convertirnos en un espacio que no reproduzca condiciones precarias de trabajo, o al menos que las reduzca al mínimo.
Sabemos que la regularización y dignificación de las condiciones laborales de la comunidad docente por honorarios, no recae en la voluntad de quien está al frente de nuestra Universidad; es una problemática presupuestal que se necesita atender a la brevedad. De lo contrario, estaríamos cayendo en lo que muy certeramente ha concluido el reporte 135 del CAM, las y los docentes de asignatura, en nuestro caso de honorarios, son quienes subsidian a la Universidad, es decir, la precariedad laboral de la comunidad docente por honorarios es lo que permite que la Universidad siga funcionando.
Director UAQ Labor Center/Centro Laboral UAQ
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