Columna invitada
PRESIDENTES Y PRESIDENCIAS
Después de la independencia, durante casi 40 años, sólo Guadalupe Victoria terminó su periodo presidencial: Todos los demás subían y bajaban, volvían a subir y volvían a bajar. Su Alteza Serenísima, Antonio López de Santa Anna, ocupó la presidencia once veces.
Luego vinieron el Benemérito Benito Juárez y don Porfirio, quienes encarnaron las presidencias autoritarias y totalitarias, sobre todo Díaz.
A don Benito nadie pudo quitarlo de la presidencia y solamente la muerte, que a nadie perdona, lo bajó de la silla.
A don Porfirio tuvieron que bajarlo de la silla con los 30-30 de Francisco I. Madero, de Francisco Villa y de Pascual Orozco.
Llegó después la utopía ingenua de Madero, elegido prácticamente por unanimidad y aclamación: Pero Victoriano Huerta lo destronó.
Vino luego la comedia de Pedro Lascuráin, quien se sentó en la silla presidencial por menos de una hora para que Huerta la ocupara con una caricatura de legalidad.
A Huerta lo bajaron los rifles de Emiliano Zapata, las hordas carrancistas y obregonistas y los cañones de Villa y Felipe Ángeles.
A Carranza, primer jefe y luego presidente electo, lo bajaron también a balazos los forajidos de Herrero, lambiscones de Obregón, quién, para darse también apariencias de legitimidad, puso interinamente a su paisano Adolfo de la Huerta, mientras el “Manco de Celaya” se afilaba la mano que le quedaba.
Después Álvaro liquidó a Adolfo para que subiera Plutarco… Ya para terminar la presidencia de Elías Calles, Obregón se reeligió, después de liquidar a sus posibles oponentes; pero León Toral se encargó de que la silla presidencial quedara vacía.
Llegaron luego los presidentes peleles: Portes Gil, Ortiz Rubio el “Nopalito” y Abelardo Rodríguez: En realidad la presidencia de esos tres presidentes no la ocupaba el presidente, sino Calles “el Jefe Máximo de la Revolución”, que vivía frente a Chapultepec.
Por eso, alguien grafiteó las paredes del castillo: “Aquí vive el presidente…
el que manda vive enfrente”… Si don Pascual Ortiz Rubio fue presidente pelele, mucho más lo fue Abelardo.
Ya que la frase grafiteada dirigida a Ortiz Rubio se puede aplicar con mucha mayor razón a Abelardo Rodríguez.
Con Lázaro Cárdenas, quien desterró a Calles, se creó un presidencialismo muy peculiar que con sus matices imperó desde Ávila Camacho hasta De la Madrid.
Lázaro Cárdenas subordinó a los antojos presidenciales el joven partido oficial y transformó al PNR en el PRM, al que dio fuerza de aplanadora con la creación de la CTM y las bases campesinas, halagadas con la reforma agraria, creó la CNOP para aglutinar a la burocracia y a infinidad de grupos pequeños.
Si bien Calles fundó el partido oficial, Cárdenas fue el que le dio la fuerza, organización y cohesión que lo mantuvo en el poder por muchos años.