Producto del reacomodo mundial, ahora América Latina se ha vuelto atractiva para las inversiones en fusiones y adquisiciones de empresas, y esta noticia para algunos es digno de celebrar no sólo porque atrae inversión extranjera, sino también porque para estas personas significa un reconocimiento a lo bien que se ha hecho en varios países de Latinoamérica.
Pero vayamos con calma, la firma de consultoría KPMG señala que los países de América Latina eran considerados de alto riesgo, pero ahora por el contexto internacional eso ha cambiado. Y los sectores de mayor interés son nada menos que: 1) Tecnología, 2) Servicios financieros; 3) Energía, 4) Agricultura y 5) Manufactura. Y dentro de los tres países más atractivos se encuentran: 1 México, 2 Brasil y 3 Costa Rica. Entonces lo que promete el futuro próximo es que la manufactura y las maquilas ya no serán para México una alternativa de inversión extranjera, sino ahora, hay que pensar en la tecnología y por tanto, en su especializado recurso humano que va a requerir. Pero no menos cierto es que el 3er sector en importancia es la energía (América Latina tiene la matriz energética más limpia del mundo, con una participación de las fuentes renovables del 25%. Esto se debe principalmente a la elevada participación de la hidroelectricidad y de biocombustibles en varios países de América del Sur), y aquí la pregunta es ¿será por sus recursos minerales (para las baterías) o por su ventaja comparativa de irradiación solar (para generar electricidad) o por sus recursos hídricos para la hidroelectricidad (América Latina es una de las regiones con mayor potencial hidroeléctrico del mundo, pero solo ha desarrollado un 23% de su capacidad)? Pero hay otra interrogante más, ¿por qué la agricultura es el 4° sector en importancia? Acaso es por que hay una enorme degradación de los suelos a nivel mundial (Más del 75 por ciento de la superficie terrestre del planeta está considerablemente degradada, lo que perjudica el bienestar de 3.200 millones de personas, según National Geographic, 2018) y por ello, se requieren de nuevas tierras (en países sin conflicto bélico, sin grandes impactos climáticos como sequías y sin tanta degradación) para producir más alimentos (La FAO ha declarado que existe un gran problema de producción de alimentos a nivel mundial).
A pesar de todos los riesgos que existen para invertir en América Latina, hoy esta región se convierte en una alternativa, o yo diría mejor, que se trata de una conveniencia para los inversionistas (Muchos países ricos descentralizan sus impactos medioambientales importando grandes cantidades de alimentos, recursos y productos de otros países. , Por ejemplo, la Unión Europea importa entre el 30 y el 40 por ciento de su comida. Y si a eso agregamos el costo: Según la FAO -2011- la degradación de la tierra tiene un costo estimado de USD$40 mil millones en todo el mundo, sin considerar el aumento de los costos ocultos del uso de fertilizantes, la pérdida de la biodiversidad y la pérdida de paisajes únicos), pues, los costos son menores, hay mano de obra calificada y barata, ventajas naturales (minerales, agua y tierras), menores impuestos, menor responsabilidad para compensar las externalidades negativas ambientales y otras cuestiones más.
Y según el banco Santander, China está buscando países latinoamericanos para invertir en baterías y autopartes dentro del sector energético.
Entonces, se trata de una alternativa o ¿es lo que les queda para invertir?, y si se trata de la segunda opción, por ende, nos trasladarían los costos económicos-sociales y sobre todo ambientales.
Si bien las fusiones y adquisiciones en América Latina serán en el futuro inmediato la inversión extranjera directa que contribuirá a su crecimiento económico, también no es menos cierto que implicará impactos ambientales negativos, por lo cual, hay que tener en cuenta que dicha inversión debe sin duda alguna, cumplir con las disposiciones ambientales y por supuesto con las compensaciones que deberán realizar ante las externalidades negativas ambientales que se producirán.
En particular, sobre el sector energético, es importante subrayar que dichas inversiones, pueden contribuir más en beneficio del país y sino no se enfocan solamente a la extracción de minerales o la producción de partes, por el contrario, su inversión debe canalizarse hacia aquellas actividades que permitan avanzar en la transición energética, en producir más energía limpia y lograr un incremento considerable en la eficiencia energética, al mismo tiempo que su operación se alinee a las metas para reducir o mitigar las emisiones de carbono.
El tema de la energía hoy en día es prioritario, y por ello, se deben trazar criterios para la inversión, pues suele suceder que en aras de ondear una bandera (de la energía) se cometen barbaridades, como en el caso de Brasil en la Amazonía, donde devastaron extensas zonas de selva para producir biodiesel.
Según la página de Bloomberg, “América Latina está lista para convertirse en un punto brillante entre los mercados emergentes en los próximos años, a medida que las altas tasas de interés impulsen los flujos de inversión extranjera”.
Y no perder de vista que las inversiones adquieren esta tonalidad debido a que es el único bloque “invertible” entre los países en desarrollo, ya que las naciones de Europa central y oriental luchan con las consecuencias económicas de la invasión rusa de Ucrania y la prima de riesgo poco atractiva en China y otros mercados asiáticos.
En el caso de México hay que tomar en cuenta lo que señala Ramses Pech, Asesor de Energía de Grupo Caraiva y Asociados, especializado en la evaluación y participación de proyectos de energía y arquitectura, quien en entrevista para El Financiero | Televisión permitió conocer una de principales paradojas del Nearshoring al comentar que en la medida que las empresas se reubiquen en México debido a dicho fenómeno, la demanda de electricidad aumentará significativamente, sin embargo, la falta de inversión en líneas de transmisión amenaza con obstaculizar esta tendencia y causar serios problemas operativos para las empresas que decidan hacerlo, fundamentado lo anterior en el hecho de que “Ni el Gobierno Federal, ni la CFE [Comisión Federal de Electricidad] han destinado los recursos suficientes para aumentar la capacidad en líneas de transmisión para que las empresas que se instalen en el norte no tengan problemas en sus operaciones […] El potencial del Nearshoring podría verse truncado si no invierten en infraestructura porque en 3 o 4 años las empresas que lleguen a México van a empezar a tener problemas de confiabilidad eléctrica, lo que podría obligarlas a detener su cadena de producción y dejarles pérdidas millonarias”. Y aunque recientemente en las agendas de negocios y anuncios de inversión, destaca entre estos últimos la captación de IED del Estado de Chihuahua por $US 13.5 Millones de Dólares de la empresa estadounidense Regal Rexnord, quien es fabricante líder de motores eléctricos, controles de movimiento eléctrico, generación de energía y productos de transmisión de energía que operan en los mercados de todo el mundo en los segmentos de sistemas comerciales e industriales, soluciones climáticas y soluciones de transmisión de potencia,
Fusiones y adquisiciones si, pero con responsabilidad ambiental, para evitar generar pasivos ambientales que les costará a la larga, a los mexicanos y latinoamericanos.