Ahora todo mundo habla del calor profuso que estamos padeciendo, y explicaciones van y vienen, datos que se publican y pronósticos que se brindan, lo cierto es que estamos sufriendo de más calor que en otros años, que nos llevan a gastar más energía por los ventiladores y aires acondicionados, tanto en casa como en los vehículos, e incluso, presenciamos una escases de hielo en las tiendas de conveniencia, y un mayor gasto de agua. Sin duda son varias las consecuencias por las elevadas temperaturas, ya sin mencionar el estrés hídrico que están sufriendo las plantas y árboles.
Efectivamente, el calor o las altas temperaturas también afectan nuestra salud, como lo es el insomnio, generando un estado negativo generalizado, aturdimiento, irritabilidad, confusión, cambios de humor y alteración de la conciencia. La exposición al calor también puede causar edema, sincope, calambres, agotamiento por calor y el golpe de calor que puede llevar a la muerte. Y éste último, es un trastorno que requiere atención médica de emergencia porque puede generar un daño permanente en órganos vitales.
Ahora esta trabajando a todo lo que da el hipotálamo pues este órgano es el centro regulador de la temperatura y actúa como termostato: el hipotálamo anterior rige la pérdida de calor a través de la vasodilatación de la piel y sudoración cuando se eleve la temperatura del organismo. La pérdida de calor depende de la circulación sanguínea, y en la cabeza y en el cuello no hay más vasos sanguíneos que en cualquier otra parte del cuerpo. Por tanto, las partes corporales más activas serán las más irrigadas y, en consecuencia, las más calientes.
Pero se dice en la literatura médica que, si no nos hidratamos, a los 41ºC de temperatura ambiental, las células del ser humano comienzan a morir. Si la temperatura sigue aumentando comenzaría la deshidratación hasta los 55 grados, que es la temperatura máxima que el ser humano puede soportar. A los 60°C sobreviviríamos solo diez minutos.
Pero déjenme decirles que el 6 de julio de 1966 el termómetro alcanzó 58.8 grados en San Luis Río Colorado, localidad ubicada en la región noreste del estado de Sinaloa, estableciendo así el récord de la temperatura más alta de la que se tiene registro, por lo tanto, aún no se llega a romper esta marca del año 1966. Y para aquellos que se preguntan ¿qué es peor, el frío o el calor? Les ofrezco este dato, “las muertes atribuibles al frío son mucho mayores, de hasta 10 veces más que el calor: Los resultados mundiales muestran que el 7,17% de las muertes observadas en Europa se atribuyen a temperaturas no óptimas, siendo el frío más dañino que el calor en un factor de diez, y con grandes diferencias regionales”.
Y si reniega del lugar donde vive, déjenme decirles que sin duda alguna, la ciudad más fría en México es La Rosilla en Durango ubicada el noroeste del estado de Durango, en la Sierra Madre Occidental a casi 3,000 metros de altura, por si desea cambiar de ciudad.
Pero si desea saber cuál es la ciudad más calurosa de México, de acuerdo a los datos estadísticos históricos, la ciudad más calurosa de México es San Luis Rio Colorado, localizada en Sonora, lugar que puede alcanzar hasta los 52.2 grados centígrados, y tras esta ciudad, se encuentra Mexicali, en Baja California Norte, donde se reporta temperaturas abrasadoras de hasta 52 grados centígrados, así es que evite ir a estas ciudades.
Y para aquellos ansiosos de saber cuándo terminara la onda de calor, le ofrezco lo siguiente: La canícula es el periodo en el que se elevan las temperaturas y que puede extenderse por largos periodos en el verano. La Onda de Calor en México se extenderá hasta el 18 de julio y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó que habrá zonas del país en las que el termómetro alcanzará los 45°C.
Por otra parte, la semana pasada se llevó a cabo el 5° Congreso Internacional de Criminología, Criminalística y Derecho en la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, organizado por la Universidad INFA, en el cual se enfatizó, por los expertos que concurrieron de varios países (Brasil, Canadá, Colombia y México) que la tendencia generalizada para combatir la violencia, es la prevención, más que la corrección o el castigo carcelario, y para ello, se recomendó, promover la participación ciudadana, el fortalecimiento de la comunidad y la educación en los valores desde la familia y la escuela.
Este foro internacional fue testigo, de que hoy en día, la práctica criminalística es crucial para resolver los casos criminales, por lo que se necesitan más profesionistas en este campo y así erradicar la discrecionalidad y subjetividad de los juzgadores, pero también para cerrar los cientos o miles de casos abiertos y con ello, abundar en la justicia.
Por mi parte, participe con el tema de criminalística ambiental, hoy muy necesario pues los casos, sean administrativos o penales, requieren de una intervención profesional que se base en la técnica y la ciencia para determinar y dar respuesta a: ¿quién es el responsable?, ¿cómo sucedió?, ¿cuándo se cometió?, ¿dónde se cometió? y ¿por qué se cometió?, a fin de establecer los nexos causales del hecho ilícito y la persona responsable.
Es así como los incendios de Canadá se están investigando para determinar si hubo negligencia, intencionalidad o sólo se trató de un mero accidente. Lo mismo ocurre con las inundaciones o cualesquier otro ilícito ambiental.
En los próximos años veremos con más claridad la pertinencia de contar con profesionales en criminalística, como un medio para ampliar el ejercicio de la justica ambiental, que está conectada con varios derechos humanos y no sólo el ambiental.
El ejercicio de la criminalística ambiental genera certidumbre, imparcialidad, objetividad y el acceso a la justicia. Y máxime hoy en día, que todo mundo opina, aunque no tengan bases sólidas, por ello, su pertinencia. Los juzgadores de los tribunales y los funcionarios administrativos deben acompañarse de opiniones expertas para resolver los casos, con rigor objetivo y, no cometer el frecuente error de inculpar a inocentes o exonerar a los culpables.
Es tiempo de formar y acompañarse de peritos ambientales, que seguramente escribirán la nueva historia de combate a la impunidad, la lucha por la conservación del medio ambiente y el proceso de evolución natural. No es suficiente saber de ecología, ahora se precisa de metodologías, conocimiento técnico e investigación científica. El perito ambiental es un profesional acreditado en este campo y no sólo un profesional en biología, ingeniería forestal o ambiental. Por ello, sería relevante contar con un registro de peritos ambientales en el estado.