Tal vez algún lector recuerde un suceso escandaloso ocurrido en el sexenio de Miguel de Madrid: la tortura y asesinato de Enrique “Kiki” Camarena, agente de la Dea (Administración para el Control de Drogas), en el que se vio involucrado uno de los más siniestros personajes de la narcopolítica mexicana: Manuel Bartlett Díaz, por entonces secretario de Gobernación, quien solía reunirse con los grandes capos del narcotráfico: Caro Quintero, Don Neto y otros, que también incluía al general Arevalo Gardoqui.
Pues bien, el caso se ha vuelto a abrir en la Corte de California, para desgracia de Manuel Bartlett, quien, según revelaciones de Anabel Hdez. Ordenó a Espino Bardin la ejecución del agente de la Dea. El ahora director de la CFE, ha sido diputado, senador e incluso precandidato de la presidencia cuya contienda perdió con Carlos Salinas de Gortari que lo compensó designándolo secretario de Educación, como si ese hampón algo supiera de esos menesteres. Y después Gobernador de Puebla.
Gracias a los cargos y encargos, el señor Bartlett ha gozado de la impunidad, no obstante, como es bien sabido, sus vínculos con el Cartel de Guadalajara del que recibió, en su calidad de protector del Narco, 400 millones de dólares, lo cual explica, en parte, que oscuro poblano haya amasado una descomunal fortuna.
Entendamos entonces que su nombramiento como director de la CFE no se haya debido tanto a la defensa “patriótica” del Petroleo, como el haber contribuido en cantidades millonarias a las campañas de López.
Arropado siempre por una u otra razón, pasará a la historia como autor, entre otras cosas, por la ‘caída del sistema’ que devino un fraude electoral del que fue víctima el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, amén de ser uno de los artífices del Narco-estado.
Entretanto, el señor Bartlett sigue navegando en las aguas podridas del populismo de López, amigo de Madero, del condecorado Díaz Canel, de Daniel Ortega y de cualquier tirano que por ahí aparezca para gritar ‘Juntos haremos historia’.