Ayer, el ex obispo de Querétaro y arzobispo de Durango, Faustino Armendáriz Jiménez fue atacado por un hombre armado con dos cuchillos, en la sacristía de la Catedral Basílica Menor, al término de la misa de las 12:00 horas, sin que resultara herido.
El sujeto, informó en conferencia de prensa Faustino, ingresó a la sacristía, lo sorprendió por la espalda e intentó herirlo.
Me preguntó si yo era Faustino, pensé que era una broma, le dije que sí y fue cuando intentó apuñalarme, narró Armendáriz.
“Estaba fuera de sí (el atacante). Lamento mucho este incidente grave porque fue un intento de asesinato. No lo logró, (pero) asusta. Da tristeza, porque cuando no le haces daño a alguien… tuvimos que levantar la denuncia porque es un intento de asesinato”, dijo.
Durante la charla, expresó que nunca había visto a su agresor, quien seguramente tiene problemas con la iglesia y por eso le agredió.
Según Faustino, el hombre ya se había aproximado mientras se encontraba dando misa. Una religiosa le comentó que “vio al hombre levantarse pero al estar entre la multitud tal vez no se animó a agredirme en ese momento”.
“El hombre de estatura alta, espero el momento a que se terminara la misa para ingresar a la Sacristía y ya adentro sentí que me forcejearon pensando que era una broma, pero al preguntarme si yo era el Arzobispo y contestarle a la orden señor, de inmediato me lanzó el cuchillazo que ingreso por mi lado izquierdo rompiéndome únicamente la ropa”, comentó.
“En ese mismo momento que fue detenido y que me agredía verbalmente, le clame mi perdón y le dije que Dios lo bendijera”, expresó el pastor de los católicos.
Al momento del atentado, el arzobispo de Durango fue ayudado por otros religiosos y fieles que sometieron a la persona de la tercera edad. Tras ser detenido, el hombre continuó insultando al Arzobispo mientras este clamó por su perdón y le deseó que dios lo bendijera.
Durante la charla con los medios de comunicación, ya con más tranquilidad, el arzobispo, recordó que ya una vez había sido agredido vía telefónica cuando estuvo en la Diócesis de Tamaulipas por defender a los migrantes y ahora en Durango, “es la primera ocasión que soy sujeto de una agresión”.
Don Faustino se tomó unos minutos para beber agua y comer un pan y continuó con su agenda de trabajo.