Daniel Valencia fue recordado por su vida, su obra y su legado el día de su cumpleaños, fecha en que convocó a amigos, compañeros, familiares y autoridades quienes realizaron un homenaje póstumo al arqueólogo, reconocido por su gran labor en el proyecto de investigación El Cerrito, el descubrimiento de la Pirámide y la instauración de un museo de sitio.
En una emotiva ceremonia, Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, recordó a su colaborador y amigo el día de su cumpleaños 64 y a escasas tres semanas de que Daniel Valencia perdiera la vida y que en su discurso recordara de cuando El Cerrito era sólo eso, un pedazo de tierra con un gran tesoro por descubrir hace casi treinta años.
“Daniel está cumpliendo 64 años y por eso lo recordamos y queremos, por sus enseñanzas, su obra escrita y plasmada en los monumentos arqueológicos que pudo estudiar, recuperar y poner a la disposición de la sociedad, como esta zona arqueológica de El Cerrito, esta pirámide, cuya recuperación radica en gran medida en el trabajo de Daniel Valencia”, destacó Diego Prieto, quien ubica en El Cerrito el camino de unión con el arqueólogo recientemente fallecido.
En el homenaje se recordó la trayectoria de Daniel Juan Valencia Cruz, quien estudiara arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, realizara una especialidad en Conservación de Arquitectura en tierra y obtuviera el grado de doctor en el Programa de Gestión del Patrimonio Histórico de la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla, España.
“Conocí Querétaro, mucho gracias a Daniel, quien empezó a interesarse por esta zona arqueológica, muy pequeña en su inicio, gracias a que Camacho Guzmán apartó ocho hectáreas, de El Cerrito, ya que muchos sabían que era un Cerrito, pero no una pirámide (…) Recuerdo que vimos al presidente municipal (Miguel Ángel Patiño) para decirle que íbamos a descubrir la pirámide, a lo que dijo que él sólo veía un cerrito y un montón de piedras”, piedras que poco a poco se fueron descubriendo.
Luego de unas “calitas” que se le mostraron al presidente municipal y en un par de meses mostranos una alfarda y un par de escalones de la cara sur, eran los primeros elementos, que efectivamente eran piedras, pero que conformaban todo un complejo arquitectónico.
Valencia ingresó a principios de los años 90 al Centro INAH Aguascalientes en donde, además de realizar actividades de arqueología histórica, desarrolló investigaciones sobre arte rupestre, pero fue en 1994, cuando se integró al Centro INAH Querétaro en donde colaboró en diversos proyectos de investigación, rescates y salvamentos arqueológicos hasta que quedó al frente del proyecto de investigación El Cerrito, mismo que encabezó durante 28 años con diversas líneas de trabajo dirigidas al conocimiento de las sociedades del pasado y la vinculación del sitio arqueológico con la sociedad actual.
Su obra de vida fue la Zona Arqueológica de El Cerrito. Su incansable labor de investigación dio como resultado el amplio conocimiento sobre el pasado tolteca de la región, mismo que puede apreciarse en el Museo de Sitio, el cual dijo Diego Prieto fue un trabajo que impulsó Daniel Valencia, pero que pudo lograrse mucho debido al alcalde Roberto Sosa Pichardo, a quien el director del INAH agradeció por dicho apoyo.
Al tomar la palabra Roberto Sosa Pichardo reconoció el trabajo de Daniel Valencia, con quien dijo entabló una relación de amistad y con quien buscaba impulsar a El Cerrito, su pirámide y su museo como un referente turístico con la zona arqueológica más emblemática de Querétaro.
“Lo conocí cuando Mauricio Kuri era el alcalde de Corregidora y ya siendo alcalde comenzó una historia de amistad con Daniel, quien seguirá presente en este sitio arqueológico, a quien le compartí mi sueño de que este lugar fuera un referente de turismo, que todos los mexicanos conocieran ese lugar, de que teníamos que limpiar las cuatro caras de la pirámide, él me decía con calma, pero es algo que seguiré buscando que se puede tener esta maravillosa pirámide limpia de sus cuatro caras”, recordó el alcalde Sosa Pichardo.
Este también fue un tema que INAH ha reconocido en Daniel Valencia, su preocupación por la Protección Legal y Técnica del sitio lo llevaron a realizar gestiones que culminaron con la obtención y protección del perímetro de la zona arqueológica y de la vegetación a sus alrededores, convirtiéndolo en un lugar que conjunta no solo la historia cultural, sino en un espacio para el conocimiento de la flora y la fauna originaria del lugar.