EL CRISTALAZO
MONTIEL YA NO CONTAMINA
Cuando Enrique Peña Nieto saltó del gabinete de Arturo Montiel a la legislatura del estado de México, la cual coordinaría, para después recibir la candidatura al gobierno mexiquense, la estrella de aquel gobernador comenzó no sólo a declinar sino a estallar con el estrépito de un desastre.
Las acusaciones de corrupción le caían encima, junto con la crisis política de la cancelación del proyecto aeroportuario de Texcoco
(retomado ahora desde la presidencia de la República por el propio Peña), uno de los más graves errores del gobierno federal. Montiel ya había puesto avioncitos hasta en las placas de los automóviles del estado. Don Arturo se volvió un apestado.
Durante toda la campaña de Enrique Peña, y en contra de la costumbre de unidad manifiesta de los priistas mexiquenses quienes forman un bloque indivisible (al menos en apariencia), Arturo Montiel no acudió a una sola ceremonia, a ningún mitin, a ninguna concentración. No se le vio.
Era parte de un pacto. Su presencia contaminaría la imagen del entonces llama do “Golden boy”, en quien muchos veían al Kennedy de su generación. Es más, ya de gobernador, cuando la imagen electoral era una etapa superada, Montiel tampoco estaba presente, ni siquiera era mencionado en la lista de los benefactores del estado. Como si hubiera desaparecido.
Para lograr una poca de visibilidad, cuando ya el gobierno peñista iba avanzado, Montiel editó una biografía oficial suya, en la cual explica su pasado con Peña y su familia, escrito por su entonces esposa, Norma Meraz. Así regresó a la escena pública, discretamente, sin demasiado ruido.
Hasta ayer cuando con chaleco rojo, uniformado en la militancia del Partido Revolucionario Institucional, apareció en la toma de protesta de Alfredo del Mazo Maza, el candidato al gobierno, cuyo destino no parece tan dorado ni tan luminoso como era el de Enrique Peña hace ya algunos años.
“Montiel sigue siendo una persona cercana al afecto del candidato –me dijo en aquellos años un amigo de Peña–, pero no le conviene a nadie su imagen a la mitad de la campaña”.
Pero eso ahora parece no importarle a nadie. Como si el paso de los años hubiera purificado a Montiel.
Ayer, en una ceremonia masiva de alta concurrencia, en la cual estaban varios secretarios de estado (Narro, Meade, Ruiz Esparza, et al), apareció Arturo Montiel. Avejentado pero al parecer saludable, sonriente en ocasiones, serio en otras, pero dispuesto a aportar su experiencia en el duro empeño de hacer gobernador a Del Mazo, como a su padre, como a su abuelo.
Obviamente es otra estrategia, pero nadie sabe si es la correcta o no. ¿Cuánto puede aportar Montiel a la campaña de Del Mazo? Por ahora no se sabe, pero es cosa de cálculo.
Como también lo es la otra estrategia, la de atacar directamente desde la presidencia del Partido, a las candidatas de Acción Nacional y de la Revolución Democrática, Josefina Vásquez Mota y Delfina Gómez, llamándolas títeres.
Veamos este comunicado del PRI, emitido unas horas después del mitin mencionado:
“El líder nacional del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa Reza, afirmó que el PRI no postula delfines que esperan a que su entrenador les diga por dónde nadar, ni personas extrañas en su supuesta tierra. Marionetas y mexiquenses de temporada, son una falta de respeto para la historia del Estado de México, subrayó.
“Luego de tomar protesta a Alfredo del Mazo Maza como candidato a gobernador de la entidad, puntualizó que esta responsabilidad no es un juego a control remoto o un teatro guiñol, y tampoco es pasatiempo para improvisadas o marionetas controladas por mesiánicas aves de rapiña”.
Obviamente el ave de rapiña más notable, de acuerdo con el discurso del PRI, vendría siendo Andrés Manuel. Pero sigamos:
“En la sesión del Consejo Político Estatal del PRI mexiquense, que se realizó en la Plaza de la Unidad de la sede partidista de Toluca, participaron 15 mil priistas y estuvieron presentes integrantes del CEN, así como los gobernadores del Estado de México, Eruviel Ávila; Campeche, Alejandro Moreno; Chiapas, Manuel Velasco; Colima, Ignacio Peralta; Guerrero, Héctor Astudillo; Hidalgo, Omar Fayad; Jalisco, Aristóteles Sandoval; Oaxaca, Alejandro Murat; Sonora, Claudia Pavlovich; y Yucatán, Rolando Zapata.
“En el PRI postulamos a candidatas y candidatos que pueden hacer campaña por sí mismos, que no necesitan que alguien hable por ellos en sus promocionales…
“…Al abundar sobre la aspirante panista, Ochoa Reza sostuvo que un día amanece norteña y se postula por la circunscripción que incluye al estado de Chihuahua; al momento siguiente en su trayectoria política amanece poblana y se postula por la circunscripción a la que pertenece Puebla, y de pronto, al otro día amanece mexiquense y se le antoja gobernar el Estado de México”.
En fin, patadas debajo de la mesa, debajo del templete, pero también sobre el piso, a plena luz, en un pleito a cuchilladas por controlar el estado más grande del país, al menos en materia electoral y de presupuesto.
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