Calle Cadena No. 8. Salón de Recepciones, Ciudad de México 1902.
Las brillantes espadas que cuelgan en la armería del salón dan el reflejo de la luz tenue de la tarde que se vence ante el incesante viento fresco de los lúgubres tintineos que dan el paso a la merienda, la llegada del caluroso verano ha dejado claro que las remodelaciones constantes de la casona de habitación particular del presidente José de la Cruz Porfirio Díaz Mori han sido la mejor decisión en años de estar conviviendo. Uno de los cinco patios será ahora rediseñado en estilo clásico, fuertes pilastras de cantera blanca con remates de alegoría de la patria resuenan en el dintel, las circulares ventanas construyen el esplendor del nicho para acelerar la iluminación del comedor principal.
Hombres de canto y bulto pasean por toda la casona, varios de ellos no hablan siquiera el castellano traídos de Tlaxcala la mayoría de ellos tiene estrictamente prohibido dirigir la palabra o siquiera mirar a quienes habitan la casa, saben que el gran Tata Díaz pernocta allí, pero solo eso, creen es un adinerado comerciante -artesanales manos dan vida a las alegorías de la patria con sonado cincel y arremeterte martillo. Los invitados han llegado y se les desplaza hacia la armería -lugar preferido del presidente Díaz- quien les recibe con brillantes copas de cristal belga con finos y dorados destellos, así como vinos de la zona de Calafia que compiten con los mejores franceses, un salmón en salsa de almendras y finas yerbas, así como piquetes de jamón de cera y finas nueces.
El presidente Díaz luce su gala de general y los hermanos González de Cosío acuden en fracs para la cena -pajarera blanca con tocados finos y pechera del mismo tono en negro intenso de trajes con botas de fino charol y polainas- los tres están prestos para lograr comenzar a tomar medidas extremas en lo referente al comercio y las exportaciones.
-Para estos años el crédito mercantil está en acenso olvidando un poco lo agrícola, el cobre, plomo y el hierro está en un auge sin precedentes son el 90% de toda la producción nacional; a pesar que existe libertad de obtención del carbón en los estados de Coahuila y Chihuahua estamos importando por la demanda de los Estados Unidos, a lo que hemos requisitado crédito -explicaba el secretario de Gobernación Manuel González de Cosío.
-Continúa Manuel – le manda el presidente.
-Pasamos de diez mil barriles de petróleo extraído a dieciocho mil para este año y la explotación de piedras preciosas ha aumentado un 4.3 % anual.
Tomó el presidente la botella de vino con finos tonos a madera y cerezas, sirvió las copas fuera de lo usual – emocionado incluso se le sentía-.
-Son muy buenos números señor Manuel, incluso veo un desarrollo que nos ha costado noches de desvelos y días de preocupación.
-No ha sido sencillo señor presidente.
-¡Eso es de notarse! Si todo fuera tan sencillo como lo hace ver el secretario Manuel Corral.
-¡Es un pendejo señor presidente ese tal Corral!
Díaz volteó la vista hacia el gobernador de Querétaro Francisco González de Cosío.
-No lo de por muerto gobernador ¡Nadie sabe de dónde salta la liebre! Además, los de Sonora tienen muchas bragas para ser considerados pendejos.
-¡Los del centro somos quienes mantenemos al país entero señor presidente!
-Eso puede cambiar si no ponemos atención a las fronteras.
Alzaron las copas para brindar.
-¡La cena está servida señor Presidente! – alzó la voz el primer lacayo de la casa.
El riguroso acomodo de las copas y los platos en todo momento han dejado asombrados a los hermanos González de Cosío en ocasión de asistir a las cenas otorgadas por el señor presidente, no es sencillo obtener una distinción así, solo quienes dan resultados son acreedores a dichas mieles de esplendor vinícola y suculentos manjares, en sí se rumora que presidencia está a la altura de cualquier mandatario del mundo, el capitalismo llevado a cabo por Díaz ha sido la mejor medicina para apaciguar los escándalos anteriores del convulsionado tiempo decimonónico.
-¡Señores no se distraigan con la comida! Vamos, tendrán rato para digerir, ahora quiero explicarles cual es una idea que me ronda la cabeza y que estoy seguro ustedes serán artífices de lo que voy a solicitar a sus amables personas.
Mientras del lacayo reciben los volovanes cubiertos de queso y rellenos de atún que toma cada uno de ellos con las lustrosas tenazas de plata.
-Miren señores -mientras se repunta los canos bigotes después de un sorbo del tinto aromático- le he estado echando mente a estos menesteres, sí por un lado tenemos un auge en varios de los sectores, que he de decir que lo agrícola no me tiene satisfecho, en especial las condiciones de los pobres campesinos, pero será menester de otra reunión -sacó su lápiz y esgrimió unos garabatos en un papel- pero lo que nos interesa es mantener con firmeza una alianza entre gremios, hablé con los mineros y están en condiciones de apoyarme, lo mismo los carboneros e industriales, pero me temo que ante cualquier cambio decidan mejor hacerse a un lado.
-¿Qué en específico desea señor presidente? – preguntaba el secretario de gobierno.
-Vi en Estados Unidos unas Chambers of Comerce ¡O no sé cómo chingados se diga! Pero ahí reúnen a todos quienes comercializan cualquier cosa, desde vinos y comida ¡Hasta materiales de producción!
-¡Eso es una excelente idea! Pero ¿Cómo haremos para reunir a buena voluntad a estos sectores? Llevamos años de rebatingas y diretes entre los comerciantes por las condiciones que no se alinean bien a las jornadas de trabajo, hay quienes explotan a sus trabajadores con jornadas de más de veinte horas.
-Por este motivo invité a tu hermano Francisco.
-¡Dígame señor presidente!-saltó el joven mandatario.
-Mira cabrón quiero que me cuentes de aquella feria Internacional que hicieron en Querétaro, hace qué ¡Unos veinte años!
-Fue una muy buena idea señor presidente, se organizaron y dieron una buena presentación a los interesados, solo que no nos fue posible que fincaran sus lares en empresas.
-Cuéntame bien que empresas hay por allá en tu estado.
-Como sabe señor presidente nuestra vocación es agrícola, por eso me interesa lo que hizo el favor de anotar para ver si hubiera algo que yo pudiera hacer cuente conmigo; mire tenemos de lo que más destilerías de ron y aguardiente, tabacaleras, dulcerías y buena ganadería, hay muy poco ganado Holstein traído de Inglaterra, pero el pie no quiere darse o no hay estímulos para tal. Todos los movimientos los lleva a cabo Don Desiderio Reséndiz un comerciante empático y que se lleva muy bien con todos los gremios, el trae un proyecto de una hidroeléctrica.
-A ver Francisco tal vez no soy claro ¡Quiero una Cámara de Comercio en Querétaro! Ya sé que la mala fama de don Cayetano Rubio y sus empresas que explotan a los trabajadores ahuyenta las inversiones.
.Fue un gran desarrollador de la ciudad señor presidente.
-¡Si pero a que costo! Pobreza extrema, explotación, muertes en sus fábricas, ya hemos investigado eso con gobernación misma. Mira, quiero que te reúnas con Limantour para darle forma, de otra manera no podremos avanzar en el camino hacia las cámaras.
-¿Qué le parece señor presidente que en diciembre de este año le tenga respuesta de lo que me solicita? Sirve que nos visita y le tendremos preparada toda una comitiva señor. Yo hablaré con Don Desiderio y traeremos buenas nuevas en esto de constituir una Cámara.
-Todo mi apoyo para este señor Don Desiderio y si tuviera con la hidroeléctrica trámites a llevar ¡Cuente con ellos liberados! Así de esplendido soy.
-Sí señor.
Tomó su lápiz y garabateó su cuadernillo, asentó con la copa y dio un suculento trago al vino.
-¡Pues nos veremos en diciembre señor! Dicho sea.
Querétaro Ciudad, 11 de enero de 1903, casa del comerciante Don Desiderio Reséndiz.
José Dolores González de Cosío -hermano de Manuel y Francisco- se reunió con el comerciante Desiderio Reséndiz -padre de uno de los médicos más prominentes del país, comerciante asiduo como introductor de productos a la ciudad – para cimentar una idea que les tenía trabajando a todos: La construcción de la Hidroeléctrica “Las Rosas” en Ezequiel Montes y que tendría la posibilidad de aumentar no solo el flujo de electricidad en la ciudad, sino beneficiar al máximo con introducir la tan de moda electricidad a los comerciantes.
Don Desiderio es un hombre de fuerza, dedicado al comercio desde niño, cano y de mirada fuerte -mal hablado- conciliador y demasiado experto en la compra y venta, con ese carácter convenció a varias familias de comerciantes como los Sabino Sánchez – talabarteros- Armaud y Martel -Dueños de la Ciudad de México un expendio de productos que solo se encontraban en la capital-La ferretería Alemana – de los Plagermann; los Desdier dueños de la Cantina Francesa en la calle 5 de mayo No. 5 y de Manuelita Gómez “Hotel Hidalgo” ubicado también en la calle 5 de mayo, para que juntos realizaran una sociedad y lograr juntar capital para realizar la obra de la Hidroeléctrica, a fin de sonados intentos ¡A nadie le interesó!
Así que junto a José Dolores decidieron buscar nuevos interesados, pero la mayoría de los invitados como los Loyola, Sabino Sánchez y González Aguilar interesados en dicha obra necesitaban certeza de los montos y de quienes se harían cargo del negocio. La casa del comerciante está perfectamente delimitada, se vislumbra por completo la zona de descarga de los productos -vinos, cebadas, refrescos, medicinas…etc- y la parte de habitación.
-Pásale mi Dolores, disculpa el desorden, pero ya sabes como es esto, cajas por un lado y facturas por el otro… ¡Carmelita! Tráeme por favor las cuentas del día de ayer y los pagos a proveedores.
-Sí Don Desiderio -le contestó su almacenista que se miraba con primaveras acumuladas y el testigo fiel de sus desgracias en falda larga y suéter negro.
-Si deseas amigo puedo venir en otra ocasión – exclamó Don José Dolores.
-No amigo como crees, vente de este lado y ahí nadie nos molesta.
Caminaron entre archivos y cajas de productos, llegaron a una oficina del expendio y se sentaron en un fino mueble de caoba y cristales, dos sillones de fina piel negra dan un resalte al aromático elixir de pinturas amarillentas por el sol.
-¡Siéntate hermano dime!
-Mira Desiderio yo sé que no te llevas bien con la política del presidente Porfirio Díaz.
-¡Ya vas a empezar cabrón! Aquí solo hablamos de Don Benito Juárez, todo lo demás no me interesa ¡Seguro te mandó tu hermano! No seas cabrón… ¡Te dije que no me metieras en problemas!
-No son problemas amigo -ya nervioso- mira es que tenemos un encargo y me dijeron mis hermanos que solo tu nos podías ayudar y de paso, si logramos hacer bien las cosas, tu hidroeléctrica y tu negocio se irían para arriba.
-¿Cómo? Si le ayudo a tus hermanos ¿Me darán la posibilidad de construir la hidroeléctrica? No juegues conmigo amigo, sabes que llevo el tiempo y el total de mis pensamientos en esa obra ¡Me costará miles de pesos! Pero el beneficio a toda la ciudad será grande y a los comerciantes nos caerá de maravilla contar con esta obra.
José Dolores le aventó uno de los fólderes que traía a la pequeña mesa.
-Son los inversionistas ya apalabrados y con las facturas de los primeros pagos ya liquidados para la “Compañía Hidroeléctrica Queretana S.A.”
-¡Que alegría amigo!… ¡Carmelita! Tráenos por favor dos copas y una buena botella de brandy …tómala de una de las cajas -Don Desiderio se quedó pensando y esbozó una pregunta- ¿A cambio de qué amigo?
-De que nos hagas el favor de reunir a todos los comerciantes para fundar una Cámara de Comercio como las de Estados Unidos, sabemos que te llevas muy bien y que continuamente se reúnen.
-Pero cabrón eso sería estar de acuerdo con tu hermano Francisco y sabes que entre los dos no están las cosas bien.
– ¡Es el precio amigo! Si haces la Cámara habrá hidroeléctrica, si no ¡Olvídate de ella!
Don Desiderio se quedó pensando haciendo que le sirvieran su trago, meditando hacia las cuentas y el precio de un favor, la enemistad con Francisco González de Cosío gobernador y uno de los preferidos del general Porfirio Díaz es añeja, se casó con quien Desiderio consideraba su musa.
Continuará…