La farsa, en teatro, es una obra que se utilizó de relleno en el teatro griego para complementar el programa en el que se presentaban las grandes tragedias helénicas; deriva de la palabra latina farcire que precisamente quiere decir rellenar, pero en el lenguaje coloquial cotidiano se entiende como las actitudes que toman algunas personas para engañar o confundir y distraer del problema real.
En México, su utilización ha rebasado los foros teatrales y desafortunadamente ha sentado sus reales en la práctica política y de manera destacada en las conferencias de prensa matutinas del titular del poder ejecutivo.
Es una farsa el presentar como renacionalización de la industria eléctrica la compra de trece plantas generadoras de energía a una compañía española y una mentira absoluta decir que ahora la CFE producirá más del 50% de la electricidad del país y que con ello se garantiza que no subirá el precio al consumidor.
Y es una farsa porque, pese al desembolso de 6 mil millones de dólares, financiados a través de FONADIN (fondo del gobierno) las plantas no pasan a ser propiedad de la nación ni de CFE pues fueron adquiridas por un fondo privado, México Infraestructure Partners, (medida instrumentada para no abultar la deuda directa gubernamental), serán operadas por la empresa del Estado, que tiene costos de operación más altos que la iniciativa privada y lo peor para la cacareada soberanía energética es que, doce de las trece plantas trabajan con gas, que es mayoritariamente importado de los EUA, por lo que seguimos dependiendo del exterior. No hay nacionalización, no se recupera soberanía, se incrementa la deuda y los costos seguirán aumentando, pero el comediante fársico habrá cosechado aplausos.
Otra farsa descomunal es la presentada para simular que con la investigación del incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez, donde murieron 39 migrantes, no habrá impunidad y se castigará a los culpables.
No es culpable el que prendió fuego a unas colchonetas, sino el que ordena y ejecuta una política represiva y policial sobre migrantes, víctimas de extorsión y violencia tanto por las fuerzas del orden como de la delincuencia. No es culpable el que tenía las llaves y no abrió, sino el que ordenó que no abrieran; no es culpable la empresa de seguridad contratada para el resguardo de instalaciones y retenidos, sino el que firmó el contrato por asignación directa, con una empresa notoriamente incapaz de prestar los servicios y sí es culpable por omisión y descuido el titular del Instituto Nacional de Migración, que a juzgar por la protección que recibe no será destituido ni encarcelado hasta que un juez lo encuentre culpable de lo que todo el mundo fue testigo.
A los amigos justicia y gracia dicen que dijo Benito Juárez, y a los enemigos justicia a secas como se vio con Rosario Robles, presa tres años por los mismos delitos por los que ahora no se quiere inculpar al amigo y compañero de lucha.
Igual apotegma se aplica en el caso de la siguiente gran farsa que escenifican con la pretendida investigación sobre la gran estafa de SEGALMEX.
La Auditoría Superior de la Federación encontró desvíos por más de 16 mil millones de pesos pero, en la farsa del castigo se festeja que se han girado 22 órdenes de aprehensión y que se ha detenido a 9 personas involucradas porque no habrá impunidad, solo que estos imputados y presos están acusados de firmar un convenio por 142.4 millones de pesos para la compra de 7.8 toneladas de azúcar que no fueron entregadas en su totalidad.
¿Y los restantes más de 15 mil millones dónde están? Se dice que existen averiguaciones en curso sin embargo no se explica lo que ha denunciado valientemente Raymundo Riva Palacio en su columna de El Financiero del 23 de marzo: “los agentes estadounidenses del FBI que participa en la investigación de la conexión Puerto Rico comentó que el desfalco en Segalmex no obedecería a un pésimo manejo administrativo, sino a una operación secreta de México con Venezuela.”(sic) Acusaciones graves de lavado de dinero derivado de operaciones por más de 3 mil millones de dólares en el programa Ayuda Humanitaria Petróleo por alimentos operado con SEGALMEX según se desprende de documentos expuestos por Guacamaya Leaks y señalados en la misma columna periodística.
La farsa de la justicia en marcha contra funcionarios menores por desvíos insignificantes ante la magnitud del desfalco y silencio pese a las denuncias públicas de operaciones turbias con personajes destacados del gobierno de Venezuela.
Suenan címbalos y fanfarrias por la aprehensión de 9 funcionarios menores mientras que al director del organismo que habría de garantizar la soberanía alimentaria le cobijan en un puesto menor y no obstante su experiencia administrativa le llaman cándido, director engañado por vivales, como si fuera un improvisado más, como esos que han incorporado a la administración pública sin preparación ni conocimientos, pero muy leales al proyecto.
Así, farsa tras farsa, se desarrolla la comedia política presidencial que se ha dado en llamar gobierno para la cuarta transformación. Gatopardismo puro y cortinas de humo para cubrir la que ya es una gran estela de corrupción y pésimas decisiones de gobierno.