En el impulso megalómano cuyo aliento agita y hace batir las alas vanidosas de todos los políticos, no se sabe si su más grande aspiración sea la estatua, el libro de texto escolar, la enciclopedia histórica o el inmarcesible título de nacionalizador nacionalista benefactor de la nación; padre de la patria, recuperador de todas las dignidades y todos los valores de la tierra mexicana, ya sea con el litio, e indudablemente el gas, el petróleo, los oscuros yacimientos submarinos, los fondos cavernosos del uranio y –cómo dejarlo de lado–, la energía eléctrica, la luz, la sinécdoque revolucionaria en cuya persecución se lanzan todos para alcanzar un sitio en el Olimpo de las divinidades nacionales, ahí sentaditos todos muy serios junto a Don Benito quien recuperó la patria misma; don Lázaro quien atrajo los veneros del petróleo y expropió las compañías imperialistas abusivas y expoliadoras; el gran “mangotas” López Mateos, quien mexicanizó la luz y no sólo las turbinas y rotores industriales para producir electricidad como Westinghouse, Tesla o Edison; no, la luz como exclusividad, y desde entonces todos quieren hallar el nicho donde se escondan los posibles bienes nacionales expropiables, nacionalizables o mexicanizables y poder así competir por una silla, un sillín , una butaca o de perdida una hamaca en el panteón celestial de la heroicidad histórica y si López Mateos nos dijo:
“Méxicohasostenidotradicionalmentelatesisdequelosrecursosnaturalesylasfuentesdeenergíabásicas,handeestaralserviciodelacolectividadydelaelevacióndelosnivelesdevidadelpueblomexicano”, otro López, Portillo este, nos regaló otra nacionalización, la de los servicios bancarios, los edificios de los especuladores y los agiotistas cuya codicia nos había saqueado, pero para garantizar una imposible repetición ; no nos volverán a saquear, los echó y nos dijo así con inspirado acento:
“PorcausasdeutilidadpúblicaseexpropianafavordelaNaciónlasinstalacionesedificiosmobiliarioequipoactivoscajasbóvedas,sucursalesagenciasoficinasinversionesaccionesoparticipacionesquetengaenotrasempresasvaloresdesupropiedadderechosytodoslosdemásmuebleseinmueblesencuantoseannecesariosajuiciodelaSecretaríadeHaciendayCréditoPúblicopropiedaddelasInstitucionesde CréditoPrivadasalasqueseleshayaotorgadoconcesiónparalaprestacióndelserviciopúblicodebancaycrédito…”, pero la cosa no para ahí porque en esa carrera contra el tiempo, para transcender al tiempo, pues eso y nada más es el ansia de utilizar hasta el último segundo del mandato, otro López, ahora Obrador, se tira al ruedo de las recuperaciones nacionalistas y si ya en el año pasado nos había redimido del imperialismo petrolero con la adquisición de la mitad de una refinería en Texas por 650 millones de pesos, en una incesante marcha en pos de la autosuficiencia, la cual no debe confundirse con la autosatisfacción, pues esta es feo vicio solitario; no, la meta es no comprar más gasolinas y para eso son las Dos Bocas, pero en materia eléctrica, ya es tiempo de ponerle un basta a los colonizadores, conquistadores de antaño, a los gachupas a quienes con un severo tengan para que aprendan, el señor presidente les sorraja un carterazo y los echa del país mediante el pago de 120 mil millones de pesos y úchale, úchale, sáquense de aquí, porque esta no es más tierra de dominio, ni nos van a cambiar pedacería vidriosa por el oro de nuestros penachos aunque ya ni quetzales ni tocados tengamos, vaya usted a creer; pero ni somos el Huey Tlatoani ni tampoco otro güey para dejar en estas tierras el espacio para sus abusos y ahí vemos al señor Ignacio Sánchez Galán, mandamás de Iberdrola, entrar al palacio Nacional muy orondo y salir de él, orondo y con un cheque de seis mil millones de dólares, porque aquí ya hemos entendido estas reglas y con ellas no podemos operar y si te vi no te conozco y al mal tiempo buena cara y venga la foto juntos, con sonrisas y todo ello, porque a fin de cuentas lo Cortés no quita lo Cuauhtémoc, y vénganos a tu reino; señor, ya nos iremos a otros rumbos y en otras parte seremos bienvenidos mientras el fondo Mexico Infrastructure Partners, cuyo nombre tzotzil revela el nacionalismo absoluto del capital privado, hace viables los pagos a través de Fonadin, patatán, patatín… y sóplenle fuerte al clarín, la marcha del paladín, patatán, patatín…