Liliana Guadalupe Tapia Guillén
La salud mental es igual de importante que la salud física. Sin embargo, existen múltiples barreras por las que no siempre es atendida; las más importantes de ellas son: la poca información con que cuenta la población; el estigma social y personal; la dificultad de acudir a consultas médicas, psicológicas y psiquiátricas dentro del sistema público o privado, derivado de que la cantidad de especialistas en estas áreas es limitada y se encuentra fuera de proporción con las necesidades que existen en la población.
Los riesgos de perder la salud mental son igual de catastróficos que al perder la salud física. Es decir, se pierda una o la otra, la consecuencia final es la muerte; que, en el caso de las enfermedades psicológicas, se consuma a través del suicidio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al suicidó como: El acto de quitarse la vida deliberadamente, iniciado y realizado por la persona, en pleno conocimiento o con la expectativa de un resultado fatal. Algunas personas lo ven como una solución radical al sufrimiento psicológico intolerable. La persona al verse superada en sus recursos y capacidad de afrontamiento, no alcanza a ver otra salida, y por ello, decide acabar con su vida.
Algunos factores que confieren riesgo de suicidio son: 1) falta de cohesión social, caracterizada por cambios rápidos en la estructura social o en los valores y/o cambios económicos y de aislamiento social, los cuales se han incrementado en las familias tras el período de confinamiento por la pandemia de COVID-19; 2) factores individuales como: una historia familiar relacionada con enfermedades mentales o características patológicas de la personalidad, antecedente de adversidad en los primeros años de vida, desarrollo de algún tipo de enfermedad mental como la depresión, ansiedad, consumo de sustancias, trastorno por déficit de atención e hiperactividad; 3) factores ambientales tales como: medios de comunicación, acceso al medio para realizarlo y la dificultad para recibir atención en salud mental.
Por lo tanto, es fundamental identificar datos de alerta para actuar oportunamente. Una persona puede verbalizar el deseo de suicidio o, realizar comentarios negativos sobre sí mismo y su vida, su futuro o, propiamente, terminar con su vida. Cambios repentinos, o paulatinos en su conducta, estado de ánimo, aislamiento, conductas de riesgo, falta de interés en sus actividades, cambios en su rendimiento académico, deportivo o de sus actividades en general.
Para prevenirlo, es indispensable cuidar a nuestros niños y jóvenes, mantener una buena comunicación con nuestros hijos, no juzgar o criticar, establecer acuerdos y disciplina, observar cambios, conocer sus amistades, pasar tiempo de calidad en familia, prestar atención a sus inquietudes y solicitudes, negociar con ellos.
Ante situaciones de riesgo, es importante guardar la calma, pero actuar de inmediato, mantenerlos en observación, evitar que tengan acceso a objetos de riesgo y acudir con algún prestador de salud mental para ser evaluado, en casos necesarios utilizar los números de emergencia como 911.
La salud mental es derecho de todos.
Médico Psiquiatra de Niños, Adolescentes y Adultos.
Colegio Médico de Psiquiatría de Querétaro.