Ricardo Mauricio Camacho Ramírez
El pasado 4 de marzo se celebró el Día Mundial contra la Obesidad. Esta enfermedad, que desde hace 20 años incrementa de manera continua a nivel global, ha provocado directa o indirectamente hasta el 12.8% de las muertes que se tienen registradas.
México es el segundo país en obesidad a nivel mundial y, el primero en obesidad infantil. En la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) realizada en México en 2018 se reportó que el 39.1% de los adultos tienen sobrepeso y el 36.1% obesidad, es decir, que en suma el 75.2% de los mexicanos viven con esta enfermedad. De manera evidente, el problema comienza desde la infancia, ya que el 35.6% de los niños de 5 a 11 años padecen sobrepeso.
En octubre de 2020 se realizó la modificación de la Ley General de Salud en materia de etiquetado frontal de los alimentos, promoviendo la identificación de productos con alto contenido de calorías, azúcares, sodio, grasas saturadas y grasas trans, para el mejor reconocimiento de la población. Sin embargo, no se ha demostrado una disminución significativa del consumo de estos productos en encuestas posteriores.
Pero, ¿cuál es la razón de la falta de apego a estas nuevas recomendaciones? La causa parece estar dirigida al origen cultural de nuestra sociedad, pues se ha identificado que los niños en etapa preescolar acostumbran consumir al menos uno de estos productos con una frecuencia mínima de tres veces por semana, tanto en zonas rurales como urbanas. Además, “el ambiente obesogénico” (un ambiente familiar que propicia la obesidad dentro de casa) permanece como el principal factor de riesgo para padecer obesidad.
Desgraciadamente, la brecha cultural continúa siendo significativa en todo el país, lo cual dificulta el reconocimiento, abordaje y manejo del paciente obeso, impactando a largo plazo en su salud y calidad de vida.
¿Cuál podría ser la solución? Considero importante implementar medidas estrictas sobre la venta de estos productos a los menores de 12 años. Así como también, promover el manejo integral del paciente con obesidad y sobrepeso con un enfoque multidisciplinario de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana; mediante un equipo que incluya nutriólogos, psicólogos, fisioterapeutas y médicos capacitados para el manejo del paciente con sobrepeso y obesidad. De igual manera, atendiendo a la salud mental como un pilar fundamental para el correcto manejo de estos pacientes.
Es crucial favorecer la educación en nutrición desde la infancia, capacitando a los padres de familia y al personal docente de las escuelas, con el fin de ayudar a generar en el infante hábitos saludables que lo conduzcan a una alimentación adecuada, además de evitar el sedentarismo y, promover un estilo de vida saludable para la sociedad.
Clinica de Obesidad y Metabolismo Hospital H + Querétaro