En los últimos años, el número de personas migrantes a nivel internacional ha registrado aumentos históricos y un cambio significativo en la conformación de su demografía.
Durante décadas, quienes integraron en su mayoría el flujo migratorio fueron hombres, pero actualmente el análisis de éste en todas sus dimensiones (origen, tránsito, destino y retorno) busca hacer visibles a las mujeres, que representan el 48.1 por ciento de los 281 millones de migrantes.
El fenómeno de movilidad humana se encuentra en constante cambio. Para nuestro país y el hemisferio occidental, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en su reciente perfil migratorio México 2022 lo califica como “más complejo y de rápida evolución”, con mayor diversidad de nacionalidades y en su composición demográfica en tránsito por territorio nacional.
La migración irregular en México en 2022 presentó el mayor número de eventos de personas en situación migratoria irregular jamás registrado en su historia (444,439). En cuanto a las mujeres migrantes en situación irregular, el aumento fue del 34.1 por ciento de eventos, en comparación con el año 2021.
Y con base en los datos de la publicación Migración y Movilidad Internacional de Mujeres en México, de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas, de la Secretaría de Gobernación, en los últimos dos años los trámites migratorios realizados por parte de mujeres extranjeras para conseguir en nuestro país sus tarjetas de visitantes por razones humanitarias incrementó en un 48.4 por ciento.
Asimismo, el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI) detalla que entre el 35 y el 40 por ciento de las personas migrantes que solicitan refugio en el país por razones humanitarias son mujeres. En cuanto a los eventos de devolución de mexicanas desde Estados Unidos, las autoridades reportan un incremento del 95.6 por ciento en relación con el año 2021.
Es decir, la presencia de mujeres migrantes en México como país expulsor, de tránsito, destino y retorno es una realidad innegable. La feminización de la migración, si bien comparte ciertas características con el fenómeno de los hombres, el impacto, los retos, obstáculos y experiencias que enfrentan las mujeres y las niñas durante el trayecto se diferencian por una cuestión de género que determina las vivencias en la travesía o su inserción socioeconómica en el país de destino. Ellas sufren una multidiscriminación: por ser mujeres, migrantes, por su origen étnico, edad, nacionalidad u orientación sexual, factores que las hacen más vulnerables a ser víctimas de actos de violencia, inseguridad, tráfico y trata de personas, y que la mayoría de las veces son las razones que las llevan a huir de sus países.
En el contexto geopolítico actual, el número de mujeres que migrarán seguirá en aumento, y por ello coincido con ONU Mujeres, que reclama la necesidad de que las marcos regulatorios y políticas migratorias se integren bajo una perspectiva de género “sensible a los impactos únicos de la migración en las mujeres y las niñas”, y que las visibilicen como un grupo en sí mismo heterogéneo.