Cuando se cumple un año de la invasión rusa de Ucrania, los expertos coinciden en que la guerra ya tiene ganadores y perdedores: “pase lo que pase, Rusia se ha convertido en un paria” y China le está tomando la medida a Occidente beneficiándose de la falta de atención de Estados Unidos a otros escenarios mundiales.
Así, la guerra ya ha servido para poner de manifiesto las fortalezas y debilidades de unos y otros, impulsar la actuación conjunta de la UE y poner fin al “espejismo” de unas relaciones internacionales basadas en la globalización, las normas y leyes.
Ganadores y perdedores
El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas Alberto Priego lo tiene claro: el gran perdedor de esta guerra, aparte de Ucrania, que pone los muertos y la destrucción, es Rusia, que “pase lo que pase, se convierte en un Estado paria”.
También pierde el “modelo hiperglobalizado y desregularizado” que ya había sido tocado de muerte por el coronavirus y ahora recibe la puntilla al ponerse de manifiesto la necesidad europea de invertir seriamente en Defensa, algo que solo pueden hacer los Estados, asegura.
Ganan las organizaciones de Defensa conjunta, como la OTAN; gana la UE que se ha “federalizado” y recibe un impulso importante a su proceso de integración y además recupera el vínculo transatlántico.
Ganan las energías renovables, “no tanto por limpias, sino porque evitan la dependencia de terceros” y gana Estados Unidos que recupera su realidad e identidad y “sale de la esquizofrenia entre el populismo de Trump y el pacifismo de Obama”, argumenta Priego.
Y gana Ucrania, que va a terminar esta guerra con el mayor y mejor equipado Ejército de Europa, lo que va a facilitar su acceso a la UE por el mismo pragmatismo que llevó a los aliados a incorporar a Alemania al escenario internacional tras la II Guerra Mundial, dice.
La guerra ha acercado a Ucrania a la UE
También la investigadora principal del Real Instituto Elcano y profesora de Relaciones Internacionales Carlota García Encina cree que, en última instancia, la guerra ha facilitado la entrada de Ucrania en la UE, una posibilidad que antes no era ni deseada, ni muy factible.
La guerra ha inclinado a favor de la UE a la sociedad ucraniana, que antes estaba muy dividida entre pro-rusos y pro-europeos, explica
Y el enorme apoyo europeo y estadounidense ha hecho necesario que el presidente Volodímir Zelenski esté “supervisando personal y cuidadosamente” el uso y destino que se da a la ingente cantidad de dinero que le llega.
García Encina coincide con Priego en que la guerra también ha puesto de manifiesto las importantes deficiencias del armamento y munición de los países europeos y la necesidad de impulsar la modernización y fabricación del suyo propio, sin dependencias de fuera.
Por contra, la investigadora de Elcano no cree que esta guerra beneficie a Estados Unidos más allá de reforzar los lazos trasatlánticos, ya que en última instancia le obliga a desviar su atención y recursos del escenario que de verdad le preocupa: el Indo-Pacífico y su competencia con China, lo que supone una “distorsión de sus objetivos e intereses a largo plazo”.
China, la gran beneficiada
Para el profesor y coordinador de grado de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia, Frédéric Mertens de Wilmars, también está fuera de toda duda que China es uno de los grandes beneficiados de la guerra en Ucrania.
En su opinión, China aspira a convertirse en una gran potencia política y “está valiéndose de Rusia” para cambiar los parámetros de la geopolítica mundial, del “poder blando” que se había casi impuesto en el escenario mundial al “poder duro” de la imposición por la vía política y militar.
Por ahora, “China está mirando desde un balcón a ver qué pasa cuando se reta y ataca al mundo occidental; está testando a la potencia contraria y aprovechando que Estados Unidos está dedicada a Ucrania para tomar ventaja en otros escenarios”, plantea.
También gana, en cierta medida la UE para quien la guerra, si bien se ha puesto de manifiesto que “los europeos no somos nada, nada, nada en capacidades militares”, también ha marcado el camino hacia una mayor integración y coordinación de su política Exterior y de Defensa, y la necesidad de una mayor independencia comercial y energética, considera.
Juntos por la Vida: Ucrania quiere la paz pero teme un ataque a gran escala
La Fundación Juntos por la Vida fue la primera ONG de España que llegó a Ucrania tras comenzar la invasión rusa y continúa, un año después, en un país cuyos habitantes quieren que “termine la guerra y llegue la paz” pero viven “con miedo” a que se produzca un ataque a gran escala durante la semana en la que se cumple el primer aniversario de su inicio, el 24 de febrero de 2022.
“Cuando empezó la invasión no podíamos imaginar que el conflicto se fuera a alargar tanto”, coinciden en declaraciones a EFE el ucraniano Mykola Honcharenko, voluntario de la Fundación valenciana, y Clara Arnal, presidenta de la entidad, que explica que cuando los primeros refugiados llegaron a España “pensaban que la invasión solo iba a durar unas semanas, pero ya ha pasado un año”.
Intervención desde la guerra del Donbás
Recuerda que la Fundación interviene en Ucrania desde 2014, con la guerra del Donbás, y aunque desde entonces han visto cómo la manipulación de los medios de comunicación y la propaganda “ha tenido mucho que ver con el patriotismo por parte de la población ucraniana pero también ha sembrado temor”, nadie esperaba que el 24 de febrero de 2022 se produjera la invasión rusa ni que el conflicto se fuera a alargar tanto.
“Tanto en Ucrania o en Rusia o Bielorrusia los aniversarios tienen una gran fuerza y significado, lo que ha hecho que se incremente el temor a que se produzca un gran ataque”, explica para añadir que le han comentado que las calles de Kiev, en la que ya hay mucha menos gente, “estarán vacías” este viernes.
Arnal subraya la labor de las 900 familias voluntarias ucranianas y, en Ucrania, la de alrededor de 400 voluntarios, entre ellos Mykola Honcharenko, un joven soltero de 30 años que colabora con la organización desde la base en Stryi facilitando ayuda humanitaria a pequeños pueblos que han sido prácticamente destruidos por la guerra.
Aumento de los niveles de estrés
Clara Arnal explica que en los refugiados ucranianos en España han aumentado los niveles de estrés, pero también en Ucrania, donde parece que se ha “normalizado la situación” y se han acostumbrado a caminar bajo el ruido de las sirenas, retirarse a casa con el toque de queda y a las calles oscuras por la falta de electricidad.
“La mayoría de ucranianos dicen que desean la victoria pero también hay quienes están más desesperanzados y opinan que no tiene sentido la guerra, ni tanta destrucción ni tantos millones de vidas rotas”, afirma la presidenta de la Fundación, que añade: “Bajo mi punto de vista es así, ninguna guerra tiene sentido”.
También critica que en la Comunitat Valenciana no se ha puesto en marcha las ayudas de 400 euros prometidas a los refugiados, que no pueden mantenerse económicamente al no encontrar un trabajo y cuyas familias de acogida no pueden hacer frente a esa carga económica.