No se puede entender, respetar y amar lo que no se conoce; así de simple. Los problemas de calidad y abastecimiento de agua, de manejo de residuos, la contaminación del aire, del suelo, los alimentos con químicos, y demás problemáticas ambientales, se deben a que, de manera general; nos encontramos aislados ideológicamente de la naturaleza. Los seres humanos nos percibimos como entes paralelos o independientes a lo natural, como si no estuviéramos “construidos” o hechos con los mismos elementos.
Nuestra población, crece cada vez más y en la misma proporción, si no es que más acelerado; nuestros malos hábitos, y me refiero a los de uso y consumo, al apego de la tecnología y redes sociales, a la vinculación con el deseo más que con la necesidad, situación que está provocando que cada vez ignoremos más los efectos de nuestra naturaleza y nos desconectemos de nuestro medio ambiente.
Hoy los planes de esparcimiento y entretenimiento, al menos en la zona metropolitana, frecuentemente son relacionados con la tecnología, por no decir con una pantalla, y los planes relacionados con el mundo exterior han sido prácticamente remplazados.
Alguna vez escuché hablar sobre la “extinción de la experiencia”, y en esto aplica perfecto, a cómo hemos convertido nuestra vida en la ciudad y el cómo la virtualización de la vida cotidiana, nos ha hecho perder esa conexión profunda, con nuestros diferentes ecosistemas y especies.
Hoy quise filosofar y profundizar con este tema porque irónicamente esa desconexión con la naturaleza está provocando que las nuevas generaciones sufran ansiedad y estrés desde edades muy tempranas, por qué hoy su mundo está dentro de una pantalla y no fuera.
¿Y porque la importancia? es muy simple; conectarnos con la naturaleza es fundamental para nuestra salud, nuestro bienestar emocional y nuestra conciencia ambiental. Además, también puede fomentar la creatividad, la innovación y mejorar nuestra calidad de vida en general. Una de las mejores terapias y medicinas anti ansiolíticas sin duda es sentarse bajo la sombra de un árbol, escuchar el ruido del viento o simplemente contemplar un paisaje natural. Estas actividades pueden reducir la presión arterial, disminuir la frecuencia cardíaca y mejorar la función inmunológica.
Las áreas verdes y los espacios naturales son catalizadores esenciales para una vida sana y saludable, y no solo eso, sino que estudios han demostrado que la conexión con la naturaleza puede estimular la creatividad y la resolución de problemas, permitirnos desconectar de la tecnología y los estímulos constantes de la vida urbana, lo que puede ayudarnos a pensar con más claridad. En conclusión; estar en contacto con la naturaleza puede tener efectos positivos en la salud, reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional.
Es por ello, que hace aproximadamente un año, decidimos trabajar activamente en Reforestando Conciencias A.C. , para trabajar activamente a favor de una educación ambiental profunda capaz de generar otra cultura que logré regresarnos a lo natural y que de una vez por todas nos haga entender dependencia total que nosotros los seres humanos tenemos hacia nuestro medio ambiente y no al revés, y que “cuidarlo” será la única forma de que todas y todos estemos bien en todos los sentidos, principalmente nuestros hijos y futuras generaciones.