Cuando en diciembre del año 2019 Genaro García Luna perdió la protección del gobierno de Estados Unidos y se inició el proceso cuya etapa de juicio formal ha comenzado hace unos días, algunos vimos cómo se abría una gloriosa ventana en el discurso de Andrés Manuel López Obrador: a partir de hoy -dijimos—, el presidente tendrá un arma oratoria irrebatible de enorme potencia.
Y esa potencia se basa en una sola frase invencible: los conservadores, usurpadores, a quienes siempre denuncié, pusieron la seguridad pública del país en manos de un acusado de pactar con el narcotráfico.
La contundencia de la segunda parte de ese relato, automáticamente –en el discurso y su percepción–, hace innecesaria la confirmación de lo primero, se da por bueno, porque el tema queda impregnado por un hecho rotundo una verdad redonda como la palabra Roma, habría dicho Owen: Genaro García Luna lleva tres años en la cárcel.
Y siempre se podrá decir, su encarcelamiento no es producto del rencor ni la venganza política. Lo acusaron y detuvieron en la jaula, sus propios promotores quienes lo habían colmado de honores y prebendas migratorias, quizá porque dejó de ser útil. O quizá por haberlos traicionado.
Y el Tío Sam sabe cobrarse los agravios y nunca vamos a saber cuáles fueron. También resulta complejo suponer un pacto entre presidentes, ni siquiera por la cercanía de nuestro jefe de Estado con Donald Trump.
Por eso aquel 19 de diciembre del 2019, debe haber sido un día de inmensa felicidad para Andrés Manuel.
Hoy retomo su dicho mañanero de entonces:
“Entiendo que piensen que estamos nosotros actuando en este caso porque no nos conocen o no quieren reconocer que tenemos autoridad moral y lo cierto es que es una derrota a un régimen autoritario, corrupto, es un elemento de prueba de que ese modelo fracasó porque todavía hay quienes insisten que esa era la opción…
“…Ahora sí que, ¿qué garantía para los ciudadanos, si no hay una frontera entre autoridad y delincuencia?, si la autoridad está al servicio de la delincuencia, pues no hay ninguna posibilidad de garantizar la paz y la tranquilidad…”
Sin embargo, ese recurso, tan útil cuando se habla del tema, comienza a usarse para todo. Hasta la gripe.
Una cosa es usar la corrupción de García Luna para verter el odio a Felipe Calderón (el usurpador), y otra culparlos de males ajenos a su actuación.Y en ese campo extravagante ha caído el presidente. Al menos en esa fantasía cayó ayer, porque ahora se mezcla al procesado hasta con el INE y la detenida reforma electoral. Veamos:
“… Me decían que iban a hacer una marcha, que… No… exageran, sólo que usen esa marcha, pero para defender a García Luna porque en una de esas ese es el propósito. Pero ¿qué le van a defender al INE, si ganaron, si ‘el INE no se toca’?
“A lo mejor Claudio y los machuchones están pensando en eso, en hacer una marcha para defender a García Luna y sacar ahora como excusa de que el INE no se toca. Ya chole.
“Mejor que se quiten ya por completo la máscara y digan: ‘Sí, García Luna es inocente, ya, y lo tenemos que defender porque es de nosotros’
“Fue el secretario de Seguridad Pública con Calderón. ¿Y quién apoyó a Calderón en el fraude? Pues los mismos, los abajo firmantes, son los mismos, y hay constancia.
“Y si hubo fraude o no hubo fraude, bueno, lo aceptó Fox. ¿Qué más pruebas? (…)
“…Y ahora los que votaron por Calderón y los que votaron por Fox… ¿Qué culpa tengo yo? O sea, ¿por qué no asumen que se equivocaron, que los engañaron?, ¿y por qué en vez de reclamarles a ellos se lanzan contra mí?
“Ahora sí que como diría el mismo clásico, ‘¿y yo por qué?’
De veras, ahora si me doy…