Una se hace feminista cuando a la sombra de las teóricas clásicas comprende conceptos básicos del pensamiento feminista, bien dijo la Maestra Victoria Sau el feminismo es un movimiento teoríco, social y político, de ahí el que nuestro actuar como feministas implique teoría-práctica y práctica-teoría.
Ahora bien, llama mi atención que en la cuarta ola del feminismo de repente hemos notado en la escena local y nacional un brote espontáneo de feministas, hay quien sin más aplaude dicho fenómeno. A lo mejor deberíamos hacer lo mismo pero no, no cuando aquellas “feministas” lo son porque “está de moda la causa”, ello daña más al movimiento que la indiferencia por el mismo.
Aquí en Querétaro algunas mujeres de los partidos políticos se han asumido como feministas, promueven espacios con ponentes que abordan diversas temáticas e incluso han intentado convocar para salir a las calles, eso sí con su respectivo registro como en los partidos, ya saben con la finalidad de tener base de datos de todas para luego pedirles el voto o hacerles llegar la publicidad del partido en turno.
Cualquier persona diría que no ve problema, que entre más mejor, el problema radica en que llegaron al feminismo para sacar raja política, vieron la oportunidad y entonces se hicieron feministas, pero cuando les preguntas si están a favor del aborto, de las pintas, de las acciones directas ahí vuelven a repetir el discurso machista y patriarcal de los machos del poder, no son las formas dicen, hay otras maneras comentan, todo ello es un feminismo falso, de forma pero no de fondo.
Y no es que se les esté aplicando aquí el feministómetro a las compañeras, es que las cosas tienen que decirse de forma clara, una se hace feminista estando de lado de las mujeres siempre no sólo cuando nos conviene, una se forja feminista ahí en la lucha de calle, poniendo el cuerpo y la cara por las otras, por las que no pueden, por las que no saben, por las que no saben hablar, sí, pero de la mano del componente teórico que nos da la capacidad de comprender la realidad que vivimos, las causas de la violencia a la que nos enfrentamos las mujeres y nos brinda instrumentos para defender nuestra postura siempre a favor del movimiento.
La cuarta ola del feminismo no debe ser sinónimo de una ola del oportunismo, las ancestras trabajaron demasiado para conquistar los derechos fundamentales de los que hoy gozamos y que seguimos defendiendo en las aulas, las calles, los juzgados, en todas partes y todos los días. Cuestionemos, siempre, a nosotras, a las otras, dejemos de romantizar la sororidad y de confundir que en el nombre de ella debemos permitir que algunas se aprovechen de la lucha legítima, pura, noble y de amor que hemos construido desde nuestra deconstrucción.
La inmensa mayoría de las feministas han llegado aquí después de levantarse de su propio dolor, porque todas tenemos una historia de abuso o de violencia que contar, el movimiento feminista ha sido nuestro lugar seguro para sanar, a muchas nos regresó la vida, nos hizo justicia, nos devolvió la fe y la esperanza, cuidemoslo, sigamos resistiendo porque el mundo si tiene cura.