A lo largo de la semana no dejé de escuchar la pregunta. Tras la celebración de la Cumbre Trilateral entre los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá, en muchas reuniones la pregunta surgió, ¿le fue bien o le fue mal a AMLO? Versiones de todo tipo, desde críticas sobre la formalidad diplomática, hasta especulaciones sobre lo que no se vio en público, ocuparon redes sociales y los “chats” de Whasapp. Desde los que se enfocaron en la posible la “lectura de cartilla” dentro de “La Bestia” por parte de Biden a López Obrador, hasta los que “viralizaron” crónicas no autorizadas sobre los entretelones en Palacio Nacional.
En las últimas semanas, hemos visto cómo la polarización imperante se traduce, del lado de los opositores, en una necesidad enfermiza por criticar, señalar e incluso inventar escenarios negativos. Por el otro lado, de parte de quienes defienden a la administración, en una ola de propaganda desbordada y carente de autocrítica. Tras la Cumbre Trilateral, corrieron chorros de tinta donde el esmero por describir fallas de lo que podrían calificarse como aciertos. También predominaron las loas sin sentido ni rumbo. De ambos lados, la inmadurez que raya en el infantilismo. Miopía absoluta, se pierden de vista la noción de país, por enfocarse en el cortoplacismo y la actual administración.
En lo personal, considero que la Cumbre fue un éxito en cuanto a la visión que se tiene para México en el hemisferio. También hay que reconocer que, para AMLO, la reunión implicó un gran acierto a los ojos de la mayoría de los mexicanos.
Lo anterior es relevante pues, desde que se presentó la controversia por el tema energético con los Estados Unidos y Canadá, ha crecido la preocupación por lo muchos consideramos un error estratégico. Al anclarse en paradigmas antiguos, muchos de ellos totalmente obsoletos, el gobierno actual deja a un lado la gran oportunidad que hoy representa el fenómeno de relocalización territorial, mejor conocido como “nearshoring”. Este fenómeno que consiste en que muchas empresas transfieran parte de su producción a otros destinos cercanos, significa una oportunidad histórica para México. No obstante, se requiere electricidad a precios competitivos.
Aun cuando el diferendo en materia energética no se ha resuelto, las conclusiones presentadas tras el encuentro y difundidas por la propia Casa Blanca, dan muestra del lugar estratégico que ocupa nuestro país en el hemisferio. Nos sirve también para entender y difundir las implicaciones del actual diferendo, con el fin de incidir en que el gobierno corrija su posición.
En el ámbito económico, los tres países buscarán forjar cadenas de suministro regionales más sólidas, así como promover la inversión específica en industrias clave del futuro, como los semiconductores y las baterías de vehículos eléctricos”. También se incrementará el desarrollo educativo para la movilidad hemisférica bajo un nuevo Proyecto de Mobilidad Estudiantil en Norteamérica. Lo anterior se reforzará con los compromisos ambientales, donde México, EU y Canadá se comprometieron a cumplir con las metas establecidas en los Acuerdos de París para 2030; mudarse a combustibles más limpios, lo cual junto a la producción de vehículos de cero emisiones, el uso de hidrógeno como “fuente regional de energía limpia” ayudará a mitigar los estragos del cambio climático.
Es claro que, con otro perfil de gobierno, México podría aprovechar aún más la oportunidad que se ha abierto. No obstante, vale la pena valorar lo que la actual administración ha logrado. En su convicción por reivindicar a quienes fueron desfavorecidos a lo largo de las tres décadas pasadas, ha puesto a ojo de todos los mexicanos las desigualdades inaceptables que tenemos que corregir.
México tendrá un futuro brillante, si aprovecha la coyuntura internacional que se ha abierto, pero especialmente si logra corregir las enormes inequidades que prevalecen en nuestra sociedad. El momento actual ha sembrado la necesidad de un nuevo modelo de convivencia, que corrija las fisuras y desequilibrios de nuestro anterior proyecto nacional.
Por todo lo anterior, la Cumbre fue exitosa. Nos deja claro que el valor estratégico de México está por encima de sus pleitos internos. Nos brinda elementos para profundizar en la discusión y orientar decisiones. Esta administración terminará su mandato y le tocará a un nuevo gobernante -hombre o mujer- liderar la siguiente etapa del proceso. No obstante, será a la naciente #SociedadHorizontal a la que le toque guiar su destino.