Cada año que inicia representa, personal y socialmente, una oportunidad para iniciar un nuevo ciclo. Quienes son más optimistas se plantearán metas a cumplir a lo largo de doce meses que muy probablemente no se cumplirán, aunque esperemos que no sea así y se cumpla todo lo que se planteen. Los que somos un poco más realistas, no solo vemos un nuevo ciclo de oportunidades, sino también de retos; en este sentido, ¿qué nos espera de la agenda laboral de 2023?, y sobre todo, ¿cuáles serán los temas que estarán captando nuestra atención en el año que viene?.
Sin duda habrá varios temas importantes en la agenda laboral de 2023; el primero será la legitimación de los contratos colectivos de trabajo por parte de los sindicatos ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS); derivado de las obligaciones que surgen de la reforma laboral en México y del impulso de jure a la libertad sindical, el cual está enmarcado en el capítulo laboral del T-MEC. La fecha histórica para cumplir con este proceso vence el dos de mayo del año en curso. Como dato preliminar, sabemos que hasta el momento se han legitimado 11,221 contratos colectivos de trabajo, de un universo aproximado de 500,000 contratos. Se antoja muy difícil lograr el objetivo de legitimar los contratos que están pendientes y es prácticamente imposible, si no se simula, que se legitimen los contratos restantes al primero de mayo de 2023. Este dato permite dar cuenta de la brecha entre lo que se plantea en la Reforma Laboral y las complejidades que de facto emergen de los procesos de negociación colectiva, de participación y ejercicio de ciudadanía laboral de las y los trabajadores al interior de sus sindicatos.
Por otra parte, el acceso a un empleo digno, o decente como suele llamarle la Organización Internacional del trabajo (OIT), no sólo será un tema de la agenda laboral de 2023, es parte de la gran deuda que el Estado tiene con trabajadoras y trabajadores. Si bien las iniciativas gubernamentales que empujan cambios en las condiciones de trabajo han sido importantes y han permitido que la clase trabajadora acceda a mayores beneficios, por ejemplo: los aumentos al salario mínimo, a pesar que se disipen por el aumento en la inflación y la consiguiente pérdida del poder adquisitivo del salario de trabajadoras y trabajadores; el incremento de las vacaciones para empleadas y empleados formales con al menos un año de antigüedad, la cual pasa de 6 a 12 días al año hasta llegar a un máximo de 32 días para trabajadoras y trabajadores que cuenten con una antigüedad de 31-35 años. No obstante, los retos en materia laboral en México son mayúsculos y de primer orden de importancia en la agenda pública.
Finalmente, entre el optimismo y el realismo, lo urgente en la agenda laboral de 2023, es construir mejores condiciones laborales no solo para los trabajadores en activo, sino para toda la fuerza laboral que está por insertarse al mercado de trabajo. Es alarmante ver la calidad de salarios a los cuales acceden nuestras trabajadoras y trabajadores, y sobre todo, la realidad laboral que enfrentarán nuestras y nuestros jóvenes. Esta última será la generación que tristemente no comprará terrenos baratos como nuestros abuelos, así lo dice ese humor ácido de las redes sociales.
Director Labor Center/Centro Laboral UAQ
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