Los restos del Papa emérito Benedicto XVI, quien murió a los 95 años, ya reposan en la cripta de la Basílica de San Pedro del Vaticano, tras un entierro que culminó los últimos cinco días de exequias por su muerte.
Los restos del emérito reposarán en la que hasta 2011 fue tumba de Juan Pablo II y, como manda la tradición, lo hacen en un féretro triple: uno en madera de ciprés, introducido en uno segundo de zinc y sellado y revestido todo en uno tercero en olmo barnizado.
El cuerpo de Benedicto XVI fue expuesto en una capilla ardiente en la basílica vaticana por la que pasaron casi 200 mil files y sus restos fueron introducidos en la tarde del miércoles en la primera caja, revestida en su interior de terciopelo carmesí.
En el interior del ataúd también han sido colocadas las monedas acuñadas durante su pontificado, el pergamino con una breve relación de los 8 ocho años de su pontificado y los palios que lució como arzobispo de Munich y Roma.
Ya en la cámara subterránea, fue sellado en el metálico y después cerrado en un tercero en madera de olmo, con una cruz, su escudo papal y una placa en metal que indicaba la identidad del cuerpo que contiene: “Corpus Benedicti XVI P.M” (Cuerpo Benedicto XVI Pontífice Máximo, en latín).