La frase inicial de esta columna guarda una muy cercana relación con la política de seguridad.
Obviamente viene de la tauromaquia y se refiere a los toreros ventajistas, quienes se arriman al toro con espectacularidad, cuando ya ha pasado la cabeza; es decir, cuando ya no hay peligro, cuando no hay mérito.
–Los toros –me decía Conchita Cintrón–, no pegan cornadas con las orejas. Por eso estos (lo decía con desprecio), se arriman a cabeza pasada.
Y de esa manera, actúan los integrantes del Gabinete de Seguridad del señor presidente, quien –por culpa de sus colaboradores–, termina cargando los muertos. Sin mérito y con un cierto grado de exhibición de sus incapacidades,
La actual política de (in) seguridad, tiene todo: dinero, armas, soldados, respaldo constitucional, permanencia castrense en las calles, impunidad, abrazos, todo; menos inteligencia.
Y digo inteligencia como sinónimo de información previa. Porque después de las masacres, ¡ah!, cómo demuestran la voluminosa biblioteca de sus saberes. Lo saben todo, pero a toro pasado. Estos son algunos ejemplos. Provienen de la secretaria de Seguridad, Rosa Icela (pobre, más allá de las maneras no da pie con bola) y del señor General Sandoval, secretario de la Defensa.
“…Al mediodía de ayer (domingo 31), hora local, la situación quedó controlada cuando elementos del Ejército Mexicano, de la Guardia Nacional y policía estatal ingresaron al centro y retomaron el control de la situación. Ayer mismo fueron detenidas cinco personas, posteriormente, que participaron presuntamente en la evasión… (RI)”.
Vamos a ver: ¿la situación controlada es la misma de antes del asalto y la fuga? Entonces no recuperaron el control porque nunca lo tuvieron. Tenían el descontrol de un penal en manos de los delincuentes cuya conducta ahora les causa sorpresa. Y lo peor, ningún muerto revive con estas explicaciones post factum,
Dice el señor general secretario de la Defensa Nacional, el señor general Crescencio Sandoval:
“Aquí tenemos en el interior del penal y en el exterior, resultado de las acciones que hacen las autoridades federales y estatales. Del interior se evaden, como ya mencionó la secretaria, 25 personas privadas de la libertad….
“…Se asegura también un aditamento lanzagranadas calibre 40, 10 armas largas en el interior del penal, 17 en el exterior. Total, 27.
“Cuatro armas cortas en el interior, cinco en el exterior, nueve en total; 82 cartuchos de diferentes calibres, ocho chalecos tácticos al exterior del penal, al interior también un millón 702 mil 174 pesos asegurados.
“Aquí importante mencionar que dentro del recorrido que se hace para el control del Cereso se encuentran 10 celdas, por llamarlas de alguna manera, VIP, bien arregladas, con televisión, con condiciones diferentes a las que tienen las celdas normales, y ahí es donde se asegura en una caja fuerte este recurso (dinero), parte del recurso.
“También cuatro vehículos asegurados al exterior del penal y 84 celulares en el interior…”
Después el señor general hace un recuento, gramo por gramo de la droga ahí encontrada. ¿Y?
Y nada. Llover sobre lo mojado, como si eso fuera novedad en alguna cárcel mexicana.
“¿Cuáles acciones se desarrollaron por parte del personal de la Guardia Nacional, el personal del Ejército, apoyando a las fuerzas estatales hacia el exterior del penal?
“Pues se despliegan 90 elementos de la Guardia Nacional, 120 del Ejército, para la localización de los reos fugados… Se apoyó la búsqueda o se continúa apoyando la búsqueda en todo lo que es el estado con 400 elementos del Ejército y 300 de la Guardia, la policía estatal y municipal aproximadamente con 150 elementos cada uno.”
Ochocientos cincuenta elementos buscan a los evadidos.
Muy bien, pero ¿nada de esto se sabía? ¿No fue posible evitarlo en lugar de hacer un diagnóstico post mortem?
Pues no. Lo prolijo de los informes tras los hechos, sólo prueba la incapacidad para prevenirlos. Reactivos, y mal.