Teniendo como marco las charlas- conferencias: “La canción popular arte e identidad,” los pasados 13, 14 y 16 de diciembre en: La casa de la Cultura de la Universidad Autónoma de Sinaloa; El Centro de Estudios Sociales, Bacurimí; el Centro Cultural Centenario, del Instituto de Cultura Sinaloense, en la Capital del Estado de los Once Ríos, Culiacán, Sinaloa, presenté el “Cancionero:Cien canciones Queretanas”, antología que reúne obras músico literarias de autores, compositores, interpretes, ejecutantes; también de la voz popular con un prólogo sobre los que han cantado a Querétaro; a sus historias, sus leyendas, sus amores, sus desamores, su imaginación y a su cantora realidad. El volumen publicado por el Patronato de las Fiestas de Querétaro en octubre del 2022, que finaliza, es eslabón de una de las expresiones de mayor vigencia: La canción queretana.
En charlas formales e informales planteó: que México es un un país donde sus habitantes tienen diferentes condiciones genéticas, geográficas, étnicas, lingüísticas, climatológicas, etc.; señalo como ejemplo las diferencias entre los Mayos del Sur de Sonora y los Mayas de la Península de Yucatán; entre los ciudadanos fronterizos de Baja california y los de Chiapas; entre los del Atlántico y del Pacifico; entre los habitantes de las montañas y los citadinos, sin embargo, afirmo que tenemos un Signo de identidad cultural: El canto. Muchos mexicanos aprendimos a hablar con canciones de cuna, entonadas por las madres, abuelas, nanas; otra buena cantidad, dirán el adiós definitivo, con las canciones como algo suyo. Nuestro contacto e identificación con La Música Nuestra, inicia con obras sencillas de cuna: “Al rorro niño…” Pin pon es un muñeco…” son muestras de esta forma natural de comunicación de los primeros días; estos cantos no representan “éxitos”; su función como la de otras canciones de cuna, es ser cimiento de la memoria canora mexicana.
Sus raíces se encuentran en las culturas nativas; donde su cultivo fue profesión respetable en las organizaciones sociales precortesianas que, por ejemplificar en: La Danza del Venado o las Danzas otomíes, unieron el canto a la danza, en un proyecto estético sonoro, donde la voz es instrumento principal, en la dotación musical de huehuetl, teponaztlis, tamborcillos, flautas de barro, de carrizo, raspadores, sonajas de bule A lo largo y ancho, de lo que en este Tercer Milenio es México, el fenómeno de creación, expresión, comunicación de la canción, fue una constante que aún en el presente se manifiesta en los descendientes. de los pueblos nativos. La pluralidad de sus acentos musicales, estilos de cantar, es uno de los signos que identifican esta etapa musical fundamental en la identidad sonora mexicana.
La Conquista, tres siglos, 1521-1821, trajo consigo el mestizaje; La Colonización contó con un vaso comunicante en la música; ¡fue difícil que un castizo y un mexica, se entendieran por medio de lenguaje; lo lograron a través del canto! Los europeos nos trajeron canciones religiosas y profanas, las primeras sirvieron para convencer a los vencidos de su nueva condición; sus espacios de divulgación fueron los templos majestuosos, misiones humildes, donde frailes y religiosos compartieron su fe con los conquistados cantando: motetes, salmos, alabados, villancicos y otros géneros que se convirtieron en herramientas del dominio ideológico; Los soldados trajeron sus cantos profanos, para celebrar victorias, cantando y bailando bailar con motivo de festividades y . De esos tres siglos de la Colonia, quedan cantos que se quedaron para siempre, una muestra es La Bamba, son veracruzano que hasta hoy es sumamente popular en sus versiones con los grupos del Son jarocho tradicionales y su adaptación a otros géneros y ritmos como fue con Richie Valens y más recientemente con Los Lobos y otras versiones de agrupaciones y solista que le otorgan vigencia y permanencia. En la vertiente religiosa: los villancicos, canciones que en su principio no tienen que ver con la liturgia y que eran canciones de los pobladores de las Villas que, por medio de ellas, expresaban su acontecer, con el paso del tiempo emigraron hacia las ceremonias de culto siendo muy populares. Juana de Abaje, Sor Juana Inés de la Cruz, escribió villancicos durante su permanencia en el Convento de San Jerónimo.
La llegada de la población afromexicana, nos trajo nuevos ritmos, otras forman de vivir la música; bailes de mayor sensualidad, distintas maneras de cantar, se fusionaron con la música de la Amerindia y de la Nueva España, dándole diferente sentido. La tercera raíz en la canción mexicana es imprescindible; su presencia produjo un salto esencial en su producción, la emigración de pobladores del Caribe a nuestras tierras, permitió y permite una retroalimentación natural, otorgándole matices que la identifican como algo propio, que nos pertenece.
El 21 de septiembre de 1821, seis días antes de la Consumación de la Independencia Nacional, en Silao, Guanajuato, el cantor y compositor Pepe Quevedo, creo el Corrido “La Pulga”, obra que se considera el primer Corrido Nacional. Género que si bien tiene antecedentes el Romance Español y en un sub-genero conocido como “Romances de Ciegos”- canciones que cantores invidentes cantaban en plazas y mercados públicos-; los estudiosos afirman que se les llama Corridos, porque sus cantores corrían de pueblo en pueblo cantando las historias que otras fuentes de información no contaban. Con el corrido nacen los cancioneros mexicanos, colección de canciones o poemas, que son testimonio histórico- artístico, de la labor canora de un individuo, una comunidad, un pueblo, un Estado o una nación. El corrido desde su nacimiento es motivo de controversias por sus temáticas, se les censura o se les aplaude, se bailan o se cantan por solitarios o multitudes, sin embargo, conserva su utilidad como puente de información popular. Cuatro épocas lo definen. La 1ª del inicio de la Independencia a la Reforma, adquiere su fisonomía como canto popular; la segunda con la participación, de figuras literarias: Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, Melchor Ocampo, Vicente Riva Palacio, por mencionar los más sobresalientes. que escribieron corridos. Riva Palacio creo “Adiós mama Carlota” Obra para despedir el 2º Imperio; Ignacio Ramírez: “Los cangrejos”; Ocampo “El chinaco”; los Hombres de la Reforma, entendieron la presencia en el pueblo del corrido y lo utilizaron para comunicarse con la masa y hacer suyos sus sentimientos y vivencias. La tercera es del ascenso de Porfirio Díaz el poder, hasta su derrocamiento; la cuarta es el movimiento Revolucionario, donde se convirtió en arma de lucha contra la opresión. Existe lo que conocemos como movimiento corridista contemporáneo, que inicia con la canción comercial dando origen a corridos artificiosos, imaginativos, laudatorios que lo mismo sirven para contar leyendas de personajes, o como estribillo en campañas políticas, a este periodo los críticos lo acusan de decadente del género musical, pero su presencia le otorga una incalculable vigencia.
Parte del siglo XIX y las primeras décadas del siguiente, tienen en el vals, el chotis, la mazurca, las polcas, el can can, y otros ritmos, expresiones que lo llenan de colorido. El siglo XX es impactado por el auge del Bolero, género de origen hispano, el compositor hispano, Sebastián Cerezo, a finales del siglo XVIII crea este elemento fundamental en el canto mexicano; un siglo después en Cuba, el cantor José Sánchez, dio vida a “Tristeza”, bolero que se considera el primer caribeño; debo hacer la acotación que el célebre “Bolero” de Marice Ravel- conocido como “Bolero de Ravel” se basa es la forma española y está alejado a la expresión cubana. En México existe diferentes versiones sobre el primero nacional, existe una, en la Península de Yucatán, que cuenta que una obra “Madrigal” creada a principios del siglo XX es el primer bolero mexicano, pero de acuerdo a la definición del diccionario de la RAE, Madrigal, significa; “composición musical para varias voces de contenido amoroso, generalmente de tono alegre, típica del renacimiento”. Ante la afirmación del primer bolero mexicano, comento que sería raro, no imposible que un danzón sea el origen del rock and rol, difícil, por eso acepto la versión de los musicólogos que señalan que a “Morenita Mía”, creada en 1921, por el violinista y compositor regiomontano Armando Villareal lo debemos considerar el arranque de esta expresión musical que identifica el canto mexicano. La UNESCO, declaró al mariachi como” Patrimonio Cultural de la Humanidad”, sin embargo, el Bolero mexicano es cantado en todo el mundo, basta señalar que los Beatles, grabaron “Bésame mucho” de Consuelo Velázquez, que se considera junto a “Yestarday” de las canciones más grabada en la historia. La presencia de Agustín Lara, Gonzalo Curiel, Pablo Beltrán, Gabriel Ruiz, María Alma, Rubén Fuentes, Luis Demetrio, Armando Manzanero, Vicente Garrido, Enrique Sánchez Alonso son algunos nombres de creadores le dan al bolero nacional su carácter internacional permanente.
El rock and roll; la salsa, la balada, el RAP, por mencionar algunos, capturaron el gusto masivo al final del Segundo Milenio y lo que navega del tercero, lapso donde las formas de comunicación-divulgación de la canción, tuvieron una metamorfosis singular con el estallido del Internet; las redes virtuales desarrollaron vertiginosas formas de comunicación musical que cambiaron las conductas de los creadores-interpretes-ejecutantes- consumidores, nuevos tiempos arribaron y continúan el camino de renovación del canto; lo que no ha cambiado, es su esencia, que se alimenta como el ayer de emociones, historias, sueños, esperanzas, derrotas, alegrías, sinsabores, soledades, amores y desamores. El sábado 17, regresé a casa con la frente en alto y la palabra cumplida; en el recuerdo quedaron grabadas las tres charlas-conferencias en tierras sinaloenses y la aceptación que encontró entre los asistentes “Cien Canciones queretanas”; en el Centro Cultural Centenario del ISIC, la participación musical, del cantor Efraín Montoya interpretando canciones del cancionero y los comentarios sobre la obra, del periodista cultural Ulises Cisneros y el autor Roger Lafarga dieron realce al evento. Otra jornada de trabajo de divulgación del canto popular queretano, quedaba anotada en el calendario del año 2022, que pronto cierra sus puertas, a mí me toca seguir el camino de: La canción popular como arte e identidad.