El Papa Francisco, en sus primeros comentarios públicos tras la muerte de su predecesor el sábado, calificó a Benedicto como un hombre noble y amable que fue un regalo para la Iglesia y el mundo.
Francisco habló en la homilía de las Vísperas de Acción de Gracias de Año Nuevo planeadas previamente en la Basílica de San Pedro.
“Es con emoción que recordamos su persona, tan noble, tan amable. Y sentimos en nuestro corazón tanta gratitud, gratitud a Dios por haberlo regalado a la Iglesia y al mundo”, dijo Francisco.
Benedicto, de 95 años, murió el sábado por la mañana en el Vaticano después de que su salud se deteriorara repentinamente durante la Navidad. Fue Papa entre 2005 y 2013, cuando se convirtió en el primer Papa en 600 años en renunciar en lugar de gobernar de por vida.
La bondad también como una virtud cívica
Por ello, esta tarde el Papa volvió a proponer la bondad también como virtud cívica, pensando en particular en nuestra diócesis de Roma. La bondad es un factor importante de la cultura del diálogo, y el diálogo es indispensable si queremos vivir en paz, como hermanos, que no siempre se llevan bien -es normal- pero que, sin embargo, hablan entre sí, se escuchan e intentan comprenderse y encontrarse.
“Basta pensar “qué sería del mundo sin el diálogo paciente de tantas personas generosas que han mantenido unidas a familias y comunidades”. El diálogo persistente y valiente no aparece en los titulares como los enfrentamientos y los conflictos, y sin embargo ayuda discretamente al mundo a vivir mejor” (ibíd., 198). La bondad forma parte del diálogo. No es sólo una cuestión de “etiqueta”; no es una cuestión de “etiqueta”, de formas galantes… No, no es esto a lo que nos referimos al hablar de cortesía. En cambio, es una virtud que hay que recuperar y ejercitar cada día, para ir contracorriente y humanizar nuestras sociedades”.
Ante el individualismo es posible elegir la bondad
De hecho, el Papa Francisco señaló que, los daños del individualismo consumista están a la vista de todos. Y el daño más grave es que los demás, las personas que nos rodean, se perciben como obstáculos para nuestra tranquilidad, para nuestra comodidad. Otros nos “incomodan”, nos molestan, nos quitan tiempo y recursos para hacer lo que nos gusta.
“Las sociedades individualistas y consumistas tienden a ser agresivas, porque los demás son competidores con los que hay que competir (cf. ibíd., 222). Y, sin embargo, dentro de estas mismas sociedades nuestras, e incluso en las situaciones más difíciles, hay personas que demuestran que ‘todavía es posible elegir la bondad’ y así, con su estilo de vida, se convierten en estrellas en medio de la oscuridad”.
La bondad una actitud benévola
Y citando a San Pablo, en la Carta a los Gálatas, el Francisco dijo que este texto habla de los frutos del Espíritu Santo, y entre ellos menciona uno con la palabra griega chrestotes (cf. 5,22). Esto es lo que podemos entender por “bondad”:
“Una actitud benévola, que apoya y reconforta a los demás evitando toda dureza y aspereza. Modo de tratar al prójimo, cuidando de no herir con palabras o gestos; procurando aligerar las cargas de los demás, animar, consolar, confortar; sin humillar, mortificar o despreciar nunca”.
Un antídoto contra algunas patologías de nuestras sociedades
La bondad, también indicó el Papa Francisco es un antídoto contra la crueldad, que desgraciadamente puede introducirse como un veneno en el corazón e intoxicar las relaciones; contra la ansiedad distraída y el frenesí que nos hacen centrarnos en nosotros mismos y cerrarnos a los demás (cf. ibíd., 224).
“Estas ‘enfermedades’ de nuestra vida cotidiana nos vuelven agresivos e incapaces de pedir ‘permiso’, o ‘perdón’, o simplemente decir ‘gracias’. Y así, cuando en la calle, o en una tienda, o en una oficina nos encontramos con una persona amable, nos asombramos, nos parece un pequeño milagro, porque desgraciadamente la amabilidad ya no es muy común. Pero, gracias a Dios, todavía hay personas amables, que saben dejar de lado sus propias preocupaciones para prestar atención a los demás, regalar una sonrisa, una palabra de ánimo, escuchar a alguien que necesita confiar, desahogarse”.
Tratemos de aprender el ‘método’ de Dios
Finalmente, el Sumo Pontífice dijo que, viendo el icono de la Virgen Madre, dejémonos asombrar por la elección de Dios, que podría haber aparecido en el mundo de mil maneras mostrando su poder, y en cambio quiso ser concebido con plena libertad en el seno de María, quiso ser formado durante nueve meses como cualquier niño, y finalmente nacer de ella, nacer como mujer.
“No pasemos deprisa, detengámonos a contemplar y meditar, pues aquí está una parte esencial del misterio de la salvación. Y tratemos de aprender el ‘método’ de Dios, su respeto infinito, su ‘bondad’ por así decirlo, porque en la maternidad divina de la Virgen está el camino hacia un mundo más humano”.