Federico Arreola
No pocos se lanzaron (oootra vez) en contra del presidente de México porque en mensajes de redes sociales —y hoy jueves en la mañanera—, Andrés Manuel López Obrador felicitó a los jugadores del TRI por su participación en el Mundial de Qatar. AMLO agradeció a los futbolistas mexicanos por habernos dado alegrías y esperanza, un reconocimiento que si bien choca contra toda la ola de comentarios enfurecidos y rabiosos de expertos y aficionados, me parece se trata de una forma sensata de entender al deporte.
¡Qué cosas tiene el caprichoso futbol a veces! Alemania quedó fuera de la siguiente fase con una derrota, un empate y una victoria, mismo registro que México. Pero España, con resultados similares, ¡¡¡avanzó!!!
Claro está, España no se enfrentó al mejor jugador del mundo, Lionel Messi, México sí. España no enfrentó al delantero del año 2021 y Balón de Oro, Robert Lewandowski, México sí. España no tuvo lesionado y a punto de no jugar a su mejor 9, México sí en la figura de Raúl Jiménez (Raúl Ji-MEMES dirían ahora). México no encaró a ningún flan, su último juego en el cual consiguió su única victoria, la obtuvo borrando de la cancha a un equipo árabe que ni más ni menos había vencido a Argentina con todo y Messi. España se cansó de comer flanecito costarricense y anotó 7 veces, para propinarle una escandalosa goleada al inicio del torneo. Ya hubiéramos querido un rival así de débil para devorarlo a cucharadas.
Lo cierto es que hay que entender la naturaleza del deporte y, sobre todo, del deporte de alto rendimiento. Mañana termina la primera fase del Mundial y hay decepciones mayúsculas: Bélgica se desvaneció con todo y sus figuras en las ligas inglesa e italiana; Alemania simplemente suma dos mundiales sin avanzar de la primera ronda, teniendo una de las ligas de futbol de más prestigio; Uruguay y Suiza se pueden convertir en las siguientes desgracias. Por cierto, Italia, Chile, Colombia y Paraguay ni siquiera calificaron.
Así son las cosas en todos los deportes sumamente competitivos. Primož Rogli, el fantástico ciclista esloveno, favorito este año para coronarse en la Vuelta España y en el Tour de Francia, tuvo la desventura de fracturarse en ambos títulos, y es que el deporte de alta competencia es tremendamente exigente.
Aquí en México queremos que nuestros futbolistas arrasen en los torneos internacionales, pero no nos detenemos a analizar con sensatez lo mal que está la educación física en México en las escuelas primarias y secundarias —si es que la hay—. Por favor, tomemos en cuenta la alimentación que debe tener un deportista de alto rendimiento; contemplemos lo complicado que es para el futbolista mexicano destacar en ciertas posiciones que generalmente son destinadas a extranjeros de regular nivel, pero que suelen ser preferidos sobre los mexicanos en nuestra liga nacional.
Por eso el tuit del canciller Marcelo Ebrard en el sentido de que la Selección Mexicana no nos representa, la verdad es ridículo; no les reconoce nada a los seleccionados. El secretario de Relaciones Exteriores no entiende de competiciones, es normal, nunca ha competido —todos sus logros en la política han sido regalos que ha recibido—. Hoy que sí compite por la candidatura presidencial de Morena nomás no pinta en las preferencias y cada vez se rezaga más frente a Claudia Sheinbaum.
Alguna vez, antes de cierto juego, le preguntaron a Pancho González, dueño de Milenio que ¿quién iba a ganar, a quién le iba?, a lo que Pancho respondió: pues no sé, para saber eso van a jugar.
Así que en este Mundial los apostadores están más confundidos que un gringo en plaza de toros. El nivel competitivo se ha incrementado, cualquier torneo internacional así lo registra, además los imponderables —como las lesiones y el tipo de rivales de menor o mayor calidad— siempre serán factores para un resultado. Por eso, de plano, dejémonos de chingaderas y reconozcamos el esfuerzo de los muchachos, no es fácil competir, el esfuerzo ahí queda.
Sin duda, en el futbol hay que replantear mucho, sobran cosas que deben mejorar, pero no hay que regatear la entrega de nuestros futbolistas y su afán por superar a los rivales. AMLO ha acertado al felicitarlos dos veces, felicitémosles nosotros también: compitieron, lo hicieron bien, dieron todo lo que tenían y si no siguen adelante en Qatar 2022 se debe nada más a circunstancias del propio deporte.