Memo Ochoa agigantó su figura. En su quinta Copa del Mundo se convirtió en “San Memo” al atajar un penal a uno de los mejores delanteros del mundo, el polaco Robert Lewandoswki.
La sorpresiva derrota de Argentina contra Arabia Saudita fue una inyección de optimismo en plena madrugada para los asistentes que acudieron con playeras verdes, blancas y rojas a apoyar y gritarle a la pantalla gigante su afición y esperanza por la victoria tricolor.
Alrededor de las 10 de la mañana unas 500 personas llegaron a la explanada sur del Estadio Corregidora para ver el primer juego de México en Qatar 2022 y entonar con entusiasmo el Himno Nacional.
De los aficionados cuestionados, nadie esperaba un empate a cero goles, compartían un optimismo porque México saldría con la victoria, una sensación que en un principio estuvo cerca de cumplirse, pero con la llegada del penal a favor de los polacos, el empate no resultó tan malo para la escuadra mexicana.
“Gana México 2-0 con goles de Lozano”; “México gana 1-0 y el gol lo mete Henry Martin”, “Será triunfo de México, no sé por cuanto, pero ganan”, “3-1 para México, con goles de Alexis, Lozano y Herrera”, eran algunos de los pronósticos previos al arranque del encuentro.
Al minuto 4 el ímpetu de los delanteros mexicanos sirvió para que Hirving “Chucky” Lozano robara un balón a la salida de Polonia y sirviera a Alexis Vega quien no alcanzó a conectar adecuadamente la pelota, en lo que fue un buen arranque que ilusionaba a quienes presenciaban el encuentro.
Esos primeros 15 minutos tuvieron con el grito contenido en la garganta a las familias queretanas que desde El Refugio, Corregidora, Centro Histórico y otros puntos de la ciudad acudieron en una fría mañana de noviembre a ver de manera gratuita el debut mundialista.
El dominio de la Selección Mexicana y el entusiasmo de los espectadores fue disminuyendo ante lo trabado y por momentos somnífero partido en Qatar.
Al medio tiempo los asistentes aprovecharon para preguntar por las playeras que costaban 150, 170 pesos y los clones entre los 200 y 300 pesos, si la playera verde era de manga blanca.
Las botanas y el sol llegaron para la segunda parte, pero no los goles. Aun con los 11 remates de México y haber tenido el balón por un 61 por ciento del tiempo, la jugada más clara de gol fue para el conjunto europeo, mediante el penal provocado por Héctor Moreno, tras la pérdida de balón de Edson Álvarez.
El VAR confirmó lo evidente y el balón llegó al manchón de los 11 pasos. Lewandowski tomó el balón y aunque la historia jugaba en contra de la fama de Ochoa como atajador de penales, su prestigio de agigantarse en Copas del Mundo llegó de nuevo para convertirse una vez más en el héroe, tal y como lo hizo contra Brasil en el Mundial del 2014.
Al minuto 57 los gritos de “¡Ochoa!” “¡Ochoa!”, se corearon entre los asistentes a la explanada del Corregidora y el portero mexicano pasó a la historia al ser el segundo guardameta en detener un penal en Copas del Mundo; el primero fue Óscar Bonfiglio en 1930.
Ya con el sol cayendo a plomo sobre la zona sur del Corregidora el partido llegó a su fin con una sensación indefinida, la de un empate que pudo ser victoria para México, pero que también estuvo a once pasos de convertirse en una dolorosa derrota.
“Fue mejor de lo que pensaba, luego de como venían jugando, pudieron aprovechar más el primer tiempo, pero ya en el segundo con el penal creo que ni es tan malo el empate”, comentó el señor Héctor Espinosa, quien junto a sus hijos presenció el partido y se dijo listo para volver el sábado a las 13:00 para ver el partido contra Argentina.
Al final de nuevo los pronósticos alimentados por la esperanza de que no jugaron mal y que la Selección Mexicana suele crecerse ante rivales importantes.
“Sí se le puede ganar a Argentina”; “Si los árabes pudieron, nosotros también”, “Mínimo empatan y se la juegan todo contra Arabia en el último partido”, concluyeron los aficionados que llegaron al Estadio Corregidora, que este martes volvió a tener aficionados a un partido de futbol, aunque sea desde afuera, con una “pantallota” que hizo ver gigante a Memo Ochoa.