Jonathan Heath, subgobernador de Banco de México (Banxico), detalló en redes sociales que existe una mínima posibilidad de que el peso mexicano tenga una depreciación frente al dólar un 20 por ciento, tal y como lo aseguró esta semana un informe de Moody’s Analytics.
“Hemos tenido salidas de capital de portafolio significativas en los últimos tres años, sin afectación al tipo de cambio, lo que ha reducido la tenencia de extranjeros y reduce nuestra vulnerabilidad en el futuro, lo que minimiza la posibilidad del escenario “Coutiño” (en referencia al informe del director para América Latina en Moody’s Analytics, Alfredo Coutiño)”, dijo.
Heath también detalló que México tiene una gran cantidad de transacciones de nuestra moneda que no se registran en la balanza de pagos, como operaciones de coberturas, opciones, derivados, futuros, etc., que le dan mucha profundidad al mercado cambiario del peso.
Explicó que habría que agregar varios puntos, como el hecho de que las exportaciones dependen en buena parte de nuestras importaciones, “de tal manera si exportamos menos (o mas), importamos menos (o menos), por lo que se medio evita incurrir en un déficit enorme”.
Moody’s Analytics advirtió el jueves pasado de una depreciación “inminente” del peso mexicano de 20 por ciento frente al dólar, a pesar de que la moneda del país ha sido de una de las más resistentes al fortalecimiento de la estadounidense.
En un reporte, proyectó una “corrección depreciatoria significativa en los próximos meses” con base en un modelo que replica las condiciones monetarias y financieras de las últimas dos crisis globales, la de 2009 y 2020.
“El apretamiento monetario en marcha en los Estados Unidos podría detonar una corrección cambiaria como la que sucedió durante el ciclo anterior de alza de tasas por parte de la Reserva Federal y que inició a finales de 2015. Bajo esta condición, la depreciación del peso mexicano se ve inminente”, consideró.
La advertencia llega mientras la moneda de México ha resistido al fenómeno del “súper dólar”, que este año ha llevado a mínimos históricos al euro y la libra esterlina, además de monedas latinoamericanas como los pesos de Argentina, Chile y Colombia.