Los efectos del Cordonazo de San Francisco, todavía andaban sueltos en Santiago de Querétaro, el siete de octubre; la tarde se derramaba sobre las casonas del Centro Histórico, con ese frío otoñal tan queretano. La cita musical estaba pactada para las 19 horas, en la casa de Fernando de Tapia, hoy Palacio Conín, convocada por el Patronato de las Fiestas de Querétaro, para la presentación de la Fiesta Musical; “Cien canciones queretanas”. Cancionero. Una edición que reúne cien obras de autores, compositores, oriundos, residentes o que le han cantado a Querétaro y sus habitantes. El cancionero tiene: notas, letras /textos de canciones, hologramas con partituras, videos. La participación de Miguel Muñoz Gutiérrez, músico, arreglista, productor, docente, funcionario del Patronato y coordinador de la edición, en la producción sonora -visual, es vital; el talento de intérpretes, músicos-ejecutantes, agrupaciones, ingenieros de sonido y, la memoria canora, le otorgan a “Cien canciones queretanas” realce, sentimiento popular.
Los cancioneros son colección de poemas o canciones. Estudiosos afirman que la Literatura Española inicia con canciones, y que las publicaciones de estas compilaciones, permiten ubicar en el siglo IX con sencillos cantos populares sus primeros pasos. Camino a la presentación, pensé en las canciones donde el otoño es tema o actor principal; en las canciones queretanas que cuentan la historia cantable de Querétaro y sus habitantes; sus esperanzas, sus anhelos, su intimidad, su vida social, sus leyendas, el pasado, el presente y el tiempo nuevo.
Al llegar al recinto- con problemas de acústica-, encontré a compositores, autores, cantores, ejecutantes, que conozco, respeto, estimo, y que, en el cancionero, -que esa tarde /noche salía a la voz pública-, se encontraba el resultado de su tarea estética de autores y compositores: sus canciones, como testimonio, reconocimiento, homenaje. El programa atractivo y bien logrado, contó con la espléndida conducción de Elizabeth González quien dio la señal de arranque del evento; la salutación por el Director de Patronato, a funcionarios y representantes oficiales, a los numerosos melómanos que asistieron al acto, fue el preámbulo que enmarcó la presentación de la obra y el inicio de la presencia en el escenario de cantores(as) Rondallas, Estudiantinas, de bien ganado prestigio, que compartieron con los asistentes algunos temas que son parte de la antología, recibiendo un efusivo y bien ganado aplauso; entre la interpretación de las canciones existieron paréntesis, con una pequeña explicación de los motivos que llevaron al Patronato en su actividad de difusor cultural, a publicar la Fiesta Musical o cancionero, por el coordinador de la edición y por el autor de las notas y compilación, destacando la participación de Cronistas Municipales que aportaron canciones para las “Cien canciones queretanas”. Octubre florecía en cantos, en un patio colonial, donde se desarrolló el viejo rito de expresión artística-popular queretana.
Rápido pasaron las horas, como siempre pasa con el tiempo, cundo se está cantando o escuchando canciones. Los mexicanos tenemos un refrán que dice: “de músicos, portas y locos, todos tenemos un poco”, el dicho siempre vigente, muestra a un pueblo sensible a la palabra, a la música, como escribe la poeta, Elsa Cross, a “La locura divina”, que con la noche de otoño se unía en la cantada. Me quedé con ganas de más canciones, comentó uno de los escuchas y no hubo minutos -el Palacio Conín tiene horario, para explicarle que lo importante y el motivo de la reunión fue la presentación, de “Cien canciones queretanas”; que existe la posibilidad en un futuro de compartir un espectáculo musical al que he titulado: Cancionero Queretano, que es un concierto popular de canciones y voces cantando a Querétaro y que ese día, escucharemos y cantaremos hasta que el cuerpo aguante; porque nos volverá a reunir el canto popular.
Llegó la hora del adiós, la jornada finalizaba dejando un buen sabor de boca y la reflexión de que el libro presentado es instrumento, que tiene la pretensión de ser la puerta de entrada para que otras instituciones y Etnomusicólogos abreven en el tema para enriquecerlo. Hace falta un cancionero, de cantos nativos, otro de la canción religiosa; uno más sobre los cantos de La Independencia; los del Triunfo de la República, de la Constitución; de los huapangos o sones arribeños, con sus tradicionales “topadas”; de la canción tradicional; de la citadina, serían eslabones para difundir la identidad musical de los queretanos, tan importante. Fue una velada de las que dejan huellas en mente y corazón, de esas que se quedan bien grabadas.
Era momento de caminar rumbo al centro neurálgico de la Capital, La Plaza de Armas, para continuar la charla sobre lo necesario que es la canción popular como vaso comunicante, como testimonio histórico, como expresión artística masiva o individual, producto del talento, oficio, ingenio. En la nocturna caminata, se regresó al tema de que: en Querétaro se canta cuando se nace- canciones de cuna- o cundo llega al final y se despide al difunto con las que le gustaban. En frente de la Casa de la Corregidora, hoy Palacio de Gobierno, melodiosas notas, surgían de los músicos que amenizaban los oídos de los parroquianos que disfrutaban de una noche del otoño y las canciones.
Por ultimo debo comentar que, en la sede del Patronato, existe una cantidad disponible, para que como manifestó el Director Jaime García Alcocer, en su intervención en la presentación, la idea de ponerlo a la venta, es tener fondos, para continuar la tarea de editar obras músico literarias que se canten como “Cien canciones queretanas”.