Inspirado por quien sabe cuál de sus economistas, el presidente de la República, Don Andrés Manuel López Obrador, ha inventado un índice de bienestar en el cual se mezclan productos cuya fabricación se logra a partir de elementos muy distintos entre ellos, pero quien sabe a quién pueda convencer –y de qué– con esos enredos discursivos Más allá del fárrago y el berenjenal.
Hace unos días quiso exponer su idea y se emborucó todito, de tal manera como para insistir, en su conferencia de ayer (después de la avalancha de burlas en las redes sociales), con otro batiburrillo de peores dimensiones. No sé si alguien entienda estol, pero mi ralo tejido neuronal no lo consigue.
Veamos:
“…ya me acordé de las tres cosas: es gasolina, dice, un dólar, dólar por peso, 20 pesos por dólar aproximado, la gasolina 21, 20 pesos por dólar, y 20 pesos tortilla, el kilo, las tres, mantener ahí los equilibrios, pero ahora el peso está abajo de 20. Entonces, tiene que bajar la tortilla y tiene que bajar la gasolina…”
Si el kilo de tortilla vale hoy un dólar, eso nos remonta a los tiempos aciagos de Felipe Calderón cuando el célebre “tortillazo” del inicio de su administración, nos ponía el alimento en niveles de 9 y 10 pesos, lo cual era un escándalo y movía a los ejércitos de la izquierda a gritar cómo el campo no aguantaba más, en medio de la cursilería mayor: sin maíz no hay país…
Recupero un estudio sobre aquellos tiempos, elaborado por Olivia Acuña:
“… Al iniciar enero de 2007, a escasos 35 días del nuevo gobierno de derecha, los precios de la tortilla se dispararon “sorpresivamente” de los seis pesos en que se vendía en noviembre del 2006 a niveles de 9-10 pesos por kilogramo en el Distrito Federal, y se reportó que en algunas entidades de la República llegó a 15 pesos. Esto representó un desmedido incremento de 67% en un solo mes para el caso de la Ciudad de México y de 150% en el interior
“…Este golpe severo a la economía popular colocó a nuestro país en una situación de inseguridad alimentaria sin precedentes en las últimas cinco décadas. El llamado “tortillazo” de Calderón causó un descontento generalizado en el país…
“…El “tortillazo” de Calderón se ubicó rápidamente como un tema mediático de primeras planas y, de hecho, se transformó en un problema político nacional de primera magnitud durante todo enero.
“Ante el indebido aumento a los precios de la tortilla, el nuevo gobierno federal y sus voceros argumentaron que sólo se trataba de “una burbuja de precios que rápidamente se acabaría”, que era un problema “inflado por los medios” y que “tenía causas externas, fuera del control gubernamental…
“…Para los primeros diez días de enero, la crisis de la tortilla seguía siendo, junto con el narcotráfico, tema central de la agenda política nacional.
“De acuerdo con encuestas periodísticas y gubernamentales, la popularidad de Calderón había caído hasta en 20% y la mayor parte de los ciudadanos percibía que la responsabilidad del alza de los precios de las tortillas era del presidente y de su equipo, no responsabilidad de factores externos o de los especuladores…”
El once de enero de aquel año (07), el dólar se cotizaba en once pesos con tres centavos. Un kilo de tortillas costaba 9 pesos, en promedio. Y en los supermercados, seis pesos.
Es decir, costaba como hoy, un dólar, pero le costó a Calderón bajar cerca de 20 puntos en su índice de popularidad, en dos semanas.
Hoy la tortilla vale un dólar. El presidente lo exhibe, lo pregona, lo presume y su popularidad sigue hacia arriba.
¿Por qué? Por el control de la agenda y los medios. Por el dominio mañanero de todos los espacios de la comunicación.