Difícil sustraerse al tema de los jóvenes universitarios que han elevado su reclamo, al grado de paralizar las actividades académicas de la llamada Máxima Casa de Estudios, la Universidad Autónoma de Querétaro. Su ¡ya basta! ha trascendido la frontera provinciana y el silencio de recato de las víctimas y seguramente desembocará en reformas de fondo, serias, trascendentales en el trato entre alumnos, maestros, empleados administrativos y trabajadores de la universidad.
Allá por la décadas de los 60’s y 70’s, a un viejo maestro en la carrera de derecho se le escuchaba decir frecuentemente con su característica voz enronquecida, a sus alumnas algo así: “A ti te puse diez niña, porque eres muy bonita, tu te vas a casar pronto, no vas a necesitar trabajar y a ti, niña te puse cinco, porque eres fea y vas a necesitar estudiar mucho…” Parece ser que el comportamiento de ese maestro nunca mereció ni siquiera una crítica, menos una sanción en ese que era el “templo del saber”, al contrario se le festejaba su gracejada. Cincuenta años después, chicas y chicos se organizan, y éste ya es un mérito, para exigir respeto, vivir su vida de estudiantes en un espacio libre de agresión, sin miedo. Es evidente que el cambio en las formas, así como decir: las estudiantes y los estudiantes, los maestros y las maestras y alargar textos y discursos tratando de diferenciarlos para no tocarles con el pétalo de un “los” generalizado, ha sido irrelevante, no sirve de nada cuando en el fondo sigue habiendo acoso en variadas presentaciones, desde el más patético, molesto y peligroso, el sexual, hasta el académico mediante el que algunos maestros han tronchado, así sin piedad, el amor propio, las expectativas y el esfuerzo de algunos estudiantes, simplemente porque les cayeron gordos o no secundaron sus bromas o insinuaciones.
En ésta y cualquier universidad hay de todo; quienes infringen las reglas de convivencia son hombres y mujeres, adultos y jóvenes, exitosos y fracasados, profesionistas y estudiantes, con poder o sin él, es decir, la universitaria es una comunidad en la que convergen lo bueno, lo malo y lo feo de la sociedad, peeero, con la diferencia de que ésta tiene filtros para detectar a los indeseables, empezando por la denuncia contra ellos, y éste es el gran paso que marca la diferencia de la universidad de hace medio siglo, la denuncia, hoy que se habla, hoy que se han quitado el miedo de hablar y exponerse a exhibirse y a ser revictimizadas, porque así de miserable suele ser el comportamiento humano, hoy se requiere un esquema de atención inmediata y eficaz, más aún cuando las cifras están demostrando que en México, tres de las cinco principales causas de muerte entre la población de 14 a 29 años son las agresiones (homicidios), accidentes y suicidios, o sea, que la violencia juvenil es una realidad creciente.
Irrompible está demostrando ser ésta de la que se dice es generación de cristal, se quejan pero actúan, levantan la voz y se organizan y se desvelan y se llevan la sabana de su cama para pintar consignas, y los padres de algunas les llevan su torta y jugo para que aguanten, y escriben y borran y discuten que deben de pedir, de exigir, estas jovencitas y muchachos que apenas han dejado la adolescencia, no tienen nada de frágiles y es deseable que con esa entereza continúen hasta lograr sus objetivos, que con todo y ser legítimos, pueden empañarse y hasta invalidarse si dan cabida, aprovechando el anonimato, a la difamación, la revancha o la venganza. La naturaleza humana da para todo Al tiempo.