Mitos y Mentadas
Los Muros
El muro de Donald Trump es de la edad de piedra, ideológica y prácticamente hablando. Los mexicanos tenemos sobrado derecho para protestar, no solo por cuestiones morales o éticas sino también prácticas.
Sin embargo, el muro que pretende levantar Trump no es el único que existiría en EU. En la actualidad existen todo tipo de muros: sociales, ideológicos, culturales, legales, electrónicos y también económicos. La variedad de estos, excede al que pretende levantar Trump y están presentes en infinidad de países, incluyendo a México.
La escritora y socióloga Maristella Svampa, dice que los muros ponen de manifiesto un modo de pensar las diferencias y las desigualdades sociales. “Ilustran una lógica de re-territorialización del poder. Crean enclaves, zonas de excepción, extraterritorialidad, mundos en sí mismos”, decía. “La lógica de los muros nos revela un mundo fragmentado, constituido por islas, por lo que resulta cada vez más difícil construir solidaridades sociales, políticas y culturales mayores”.
Un ejemplo de muro social presente en América Latina está en Perú. En Lima, sobre el cerro San Francisco, un muro de 10 kilómetros separa a los vecinos ricos del barrio las Casuarinas de los habitantes de Pamplona Alta, un lugar de casas pobres donde viven muchas de las cocineras y choferes que trabajan al otro lado de la muralla.
Ejemplos de muros electrónicos son los que China ha puesto al internet y el que Venezuela puso a CNN. De muros, entonces, tenemos para rato.
En México tenemos nuestros propios muros. El muro social que no permite crecer, por ejemplo, a las poblaciones indígenas lacandona de Chiapas y tarahumara de Chihuahua, discriminadas racial y culturalmente. En el muro cultural mexicano están escritas la proliferación de “ladys” y “mirreyes” o el uso del “naco” como calificativo peyorativo. Un ejemplo de muro legal es el que impide a cualquier mexicano naturalizado, dirigir instituciones públicas para las que está altamente capacitado, así haya llegado a un segundo de haber nacido y haya pasado toda su vida en México. Ejemplo: Banco de México (BANXICO). Tampoco podrá contender para ser diputado, senador o Gobernador, ni podrá ser Secretario de Estado, embajador o cónsul general. Y aunque no lo crean, en algunos estados, tampoco policía. La lista es larga.
Otro muro bien conocido en México, es el que afecta el crecimiento económico del país, desalentando inversiones. La Constitución prohíbe a un extranjero, persona o empresa, comprar un terreno en una franja a 100 kilómetros de cualquier frontera terrestre del país y a 50 de las playas. Si lo quiere, el extranjero solo podrá hacerlo a través de un fideicomiso y nunca será dueño pleno de las tierras. ¿Cuál es el sentido de ese muro? ¿Tememos que llegue un barco propiedad de un extranjero y nos invadan los piratas o ejércitos del siglo XXI? Suponer eso es tan retrógrada como el muro de Trump.
Los muros no son buenos, y todos sabemos que el de Trump será dañino social, cultural, política y económicamente para las relaciones entre México y Estados Unidos. Pero si estamos en desacuerdo con ese muro, debiéramos también nosotros acabar con los muros que poseemos dentro de nuestras fronteras. No es razonable la hipocresía de denunciar pajas en el ojo ajeno, cuando tenemos vigas evidentes también en el nuestro. Nuestros propios muros también deben ser desmoronados, mientras tratamos de evitar que Trump eleve el suyo.