Jack Sparrow no estaría de acuerdo, pero la perla más famosa del mundo es la conocida como “La peregrina”. Hallada en Panamá en 1579, la perla peregrina es una perla natural en forma de gota de 2,55 centímetros de largo y con un peso de 58,5 quilates.
Su nombre se debe precisamente a los avatares que jalonan su historia. En un primer momento fue entregada al entonces príncipe y luego rey Felipe II, que la regaló a su esposa María Tudor como regalo de boda. Con ella sobre el pecho la retrató el pintor Hans Eworth.
A la muerte del monarca la perla peregrina regresó a España, donde la lucirían diferentes reinas. Su siguiente parada fue Francia. La requisó José I Bonaparte, el hermano de Napoleón, que gobernó España durante la ocupación francesa. Tras la batalla de Arapiles, en 1812, se la llevó a su país.
De allí a Inglaterra, ya que los Bonaparte se la vendieron en 1837 al marqués escocés de Abercorn, cuya esposa portó la perla en la corte de la reina Victoria.
El rastro se pierde en Nueva York
En 1969, la Peregrina salió a subasta y el actor Richard Burton la compró por 37.000 dólares como regalo para la también estrella del celuloide Liz Taylor. La actriz incorporó la perla a un collar de rubíes y diamantes diseñado por la prestigiosa joyería Cartier de París y llegó a lucirla en la película “A Little Night Music”.
A la muerte de la diva, en 2011, el collar se vendió al mejor postor en la prestigiosa casa de subastas Christie´s en Nueva York. Alcanzó entonces un precio de 11,8 millones de dólares. Su comprador se mantiene en el anonimato, si bien la escritora uruguaya Carmen Posadas se muestra convencida de que se encuentra en los países árabes. La autora publicó en 2020 la novela “La leyenda de la peregrina”, basada en la peripecia de la legendaria perla.