A casi un año de haber iniciado la nueva administración gubernamental de nuestra entidad, gobernador y presidentes municipales rendirán informes de avances logrados y con ello ilustrarán a quienes vemos estancamiento y un largo, muy largo año de propedéutico, de aprendizaje, prueba y error, pero sobre todo de incertidumbre y descrédito, así que creerles o no creerles será el dilema.
Los presidentes municipales que se reeligieron, si, ellos solos, porque en general usaron recursos materiales y humanos a su cargo para su beneficio, apenas dieron el salto y en lugar de aprovechar la segunda, tercera y hasta cuarta oportunidad para enmendar sus propios errores, rápidamente empezaron a auto posicionarse cómo merecedores de nuevos cargos públicos, senadores o diputados federales, recurriendo al desgastado esquema publicitario de salir en la foto de todo lo “lindo”: cortan listones e inauguran, se sacan de la manga programas “patito”, organizan festivales culturales, gastronómicos, ecuestres, conferencias, pura parafernalia para estar en primerísimo lugar, algunos, siempre de la mano a su cónyuge. En algunos municipios del interior, la población ya quiere que se vayan porque no resuelven sus problemas de dotación de agua, transporte público que alivie su marginación, empleo para evitar la emigración, a lo que se suma, la corredera de empleados municipales que hicieron para colocar a sus recomendados llevados hasta ahí desde la capital, sin experiencia, sin afán de servicio pero con sueldos de embajada y dejando a los trabajadores locales en la calle, si ahí dónde están hace meses reclamando sus derechos.
Y mientras los presidentes municipales se esmeran en reconocer un día sí y otro también el trabajo del gobernador Kuri, lo dejan solo en las embarcadas que le dan, como sucedió en la masacre virtual del estadio La Corregidora, en donde la autoridad municipal, las de protección civil y policiacas correspondientes, no dijeron ni pío, y el gobernador tuvo que salir jurando justicia, que hoy se refleja en que tirios y troyanos ya ven el fútbol desde la tele en su casa. Y así sucesivamente, que si fue la ley garrote contra comunicadores, el no sabía que los diputados la iban a aprobar, que si fue concesionar el agua, el no sabía que ya había muchos concesionados y juró no permitir daño a los queretanos que ya empiezan a padecer los estragos del acaparamiento del agua, y así se le ha ido, en amagar con todo el peso de la ley y manifestar como cualquier humano enojo y coraje, como en el caso de la trabe que se cayó a pocas horas de haberla pisado, y otra vez, enfrentándolo el solo, pobrecillo, ya hasta parece cualquier ciudadano enojado por las pésimas obras de quinta, transitando por las céntricas calles recién adoquinadas, que después de meses de malhechuras, apenas terminadas ya se están hundiendo y rompiendo los adoquines, o las que tienen a la ciudad en la más deplorable de las condiciones. Y éste es punto y aparte porque ya varias asociaciones de colonos están preparando demandar al municipio porque los constructores por ellos contratados simplemente no sirven. Abren calles a lo loco, sin estrategia alguna que prevenga el no incomunicar a sus habitantes y ahí las dejan, intransitables, cerradas, boicoteadas por la ineficiencia, con fugas de agua que siguen vigentes después de un año de terminada la obra, con drenajes explotando suciedad como pasó en la avenida de parques industriales durante el aguacero pasado, con la población sumando daños económicos en sus casas, autos, en gastos para subsanar la imposibilidad de llegar a tiempo. Al gobernador Kuri es al único que se le ve abochornarse y a veces hasta enfermo. Existe la percepción de que es un hombre agradable y bueno, incansable tomándose selfies, pero estas virtudes son aceptables para presidir una fundación humanista no para gobernar. Para hacerlo se requiere tener credibilidad, confianza de la gente, liderazgo entre sus colaboradores, incluyendo presidentes municipales, y a Kuri, ni la gente le cree ni sus subalternos le apoyan. Ahí está el mega problema del transporte público de la capital y zonas conurbadas, las obras en tiempo de lluvias, la inseguridad. Así pues y para ganarse la confianza de la gente el ha tenido que descolgarse del candil en donde lo instalan quienes le ven como futuro presidente de la República, y tocar temas domésticos como el compromiso de que ningún árbol será talado, aventurándose con un programa pueblerino denominado Qrotectores, en el que, quien quiera proteger un árbol se inscribe, le pone nombre y lo vigila y hete ahí, que por dónde uno pase se encuentran árboles tusados o en el suelo. En fin, ojalá ya sea el examen de admisión porque el desgaste es evidente y Al tiempo.