Tras la desdeñosa ausencia del presidente de México en la cumbre de las Américas celebrada este año en California, so pretexto de haber excluido a Cuba, Nicaragua y Venezuela, los mexicanos tomamos nota de con quienes estaba el de Macuspana… Nos dio la respuesta clara, señal de que la tiranía navega en popa a toda vela. Los cubanos gritan por la libertad, los venezolanos huyen a donde pueden, los opositores nicaragüenses son detenidos y presos. López y Daniel Ortega son amigos, compadres, por así decirlo.
El líder nicaragüense va en su quinto mandato. Once años de gobierno y gracias a una serie de “reformas constitucionales”. Es un represor despiadado que acusa a sus opositores de lavado de dinero, sin prueba alguna de acuerdo con Human Rights Watch. Seis millones de nicaragüenses viven por debajo de los niveles mínimos de ingreso. De hecho, Nicaragua es uno de los países más pobres del Continente. La población sufre desempleo, zozobra, miedo. El peso de las reformas al Seguro Social recae principalmente sobre pensionados y jubilados. ¡Vaya gobierno y se dice de izquierda! ¡Todo es podredumbre! Y por si fuera poco, Ortega ha declarado que su país es ‘una nación sin Dios’ y ha ordenado el cierre de las estaciones católicas y cristianas en general.
En un video que circula en redes sociales se puede observar a un negroide arrebatando a un sacerdote el cubrebocas mientras oficia e imágenes de Cristo y de la Virgen esparcidas fuera del templo como si basura fueran en aborrecible profanación.
La radicalización atea del cretino Danielito no tiene límites. Su presunto descreimiento lacera las creencias de un pueblo que, supongo, profesa alguna religión. ¿Qué hará esa multitud de creyentes? No lo sabemos. ¿Será el principio de una sublevación colectiva? Lo dirá el tiempo. De lo que estoy seguro es que Orteguita está jugando con fuego. El ateísmo no se decide por una declaración o un decreto, pues que semejante despropósito toca las fibras más íntimas de un pueblo.
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Así como en México, no hay izquierda ni nada que se parezca; en los “compadres” de López, menos. Sólo remedos, palabrería, mentiras. Gobiernos espurios. Prótesis ‘políticas’ como las dentaduras de algunos dirigentes que conocemos.