Con la emoción por los recuerdos y los aplausos como reconocimiento se hizo entrega de preseas a los más granado del presente de Querétaro y al valioso legado de los ausentes.
En solemne y sobre todo emotiva sesión solemne de cabildo, la capital queretana reunió en el recinto histórico del Teatro de la República a mujeres y hombres queretanos, quienes han aportado a la sociedad queretana un legado perpetuo.
Entre los distinguidos, queretanos que uno a uno recibieron la presea de un emocionado alcalde Luis Bernardo Nava, destacaron los colaboradores de Plaza de Armas Alejandro Angulo Carrera, quien fue reconocido por su amplia y valiente labor incansable a en defensa del medio ambiente con la presea “José Ignacio Ruiz Calado” y Cutberto Lauro Jiménez Jiménez la “Fray Isidro Félix Espinosa”, por su aporte a la difusión de la historia y a su tierra, Santa Rosa Jauregui.
Igualmente se destacó con la presea “Pedro El Mago Septién” al abogado y alpinista Pablo César Jiménez Pérez, primer queretano en conquistar la a cima del Everest y a quien Plaza de Armas siguió de cerca en su hazaña.
En esta ceremonia en qué la memoria se convirtió en gratitud y los pasos en imborrables huellas, destacó la presencia de María Diana Lorena Rubio Navarro, una de las 10 mejores docentes a nivel mundial y quien recibió la medalla José María Vertiz Delgado.
La maestra nos enseñó que no sólo es capaz de “aterrizar” las matemáticas, mostró con orgullo sus raíces que la llevaron a recordar en femenino el inicio de la famosa canción “Queretana soy señores”, en su discurso de agradecimiento en representación de sus nueve compañeros.
Las otras presas fueron para María Concepción García Cuéllar, Mamá Conchita, quien recibió la “Josefa Vergara”, por su labor en la casa Hogar San Pablo, en donde el amor, la dignidad dan calidad de vida a 96 niños.
Gabriel Horner García fue premiado con la presea “Germán Patiño Díaz” por su labor de difusión cultural en el Museo de la Ciudad y su gran aporte al cine y a la música en la ciudad.
Uriel Hernández Martínez obtuvo presea “Epigmenio González” por su labor de servicio, desde su época como Boy Scout hasta servir en los sismos de 1985, rescatar a gente atrapada y formar a 40 generaciones de paramédicos.
El trabajo y la defensa en busca de la igualdad y equidad de género fue reconocida y fuertemente ovacionada cuando la doctora Marta Patricia Aguilar Medina recibió la presea “Doña Josefa Ortiz” por su gran agenda feminista.
El Subteniente de sanidad Aldair Castro Sánchez recibió la presea “Damián Carmona” por su labor en pro de la salud en su trabajo en actividades de vacunación antes y durante la pandemia.
La Cordinación de identidad de la UAQ y su equipo multidisciplinario también fue reconocida por su labor de preservación de las raíces queretanas también fue reconocida.
Los ojos se perlaron y las gargantas se cerraron al homenajear a quienes partieron de este plano, pero dejaron huella imborrable y enseñanza profunda.
Andrés Garrido del Toral, fundador de Plaza de Armas, quien desde niño fuera diferente en busca de cumplir el sueño de ser cronista de su ciudad y de su estado.
Recordado por sus letras, sus libros y su canto, con la estudiantina de la UAQ interpretando desde lo alto “El Bachiller” y por su hija Concepción, desde el atril al recordar la mejor enseñanza de su padre, las letras como puente de unión entre la historia y el presente.
Al recordar a Don David Aníbal Vallarino Campbell se escucharon los aplausos y las sirenas por su encomiable labor al apagar incendios gracias al desinteresado impulso al Heroico Cuerpo de Bomberos.
El corazón se hizo chiquito cuando Sandra de Anda Muñoz recibió un sentido homenaje a través de su hijo, quien apuntando al cielo recibió el reconocimiento por ayudar a miles de niños en Amanc, Querétaro.
Finalmente María del Socorro Ontiveros Cabrera, el recuerdo para la querida Coco Ontiveros; columnista, fotógrafa, corredora, con quién se cerró con broche de oro en una tarde llena de recuerdos, imágenes y aplausos hacia los que se fueron, pero permanecen entre los que vivimos en esta ciudad que ayer cumplió 491 años.
“Querétaro, tierra bendita de hombres y mujeres ilustres”, cómo bien decía Coco Ontiveros.