Coincidiendo con los 491 años de la fundación de Santiago de Querétaro, el Restaurante 1810 celebró este lunes su 32 aniversario de saciar los exigentes paladares de las y los queretanos y comensales internacionales que todos los días ocupan una de sus mesitas al pie de la Plaza de Armas para disfrutar de su insuperable variedad de pan dulce recién horneado, jugos frescos, café, huevitos al gusto o unas enchiladas queretanas de infarto. Si es más pegado a las 2 de la tarde, los imperdibles escamoles con mantequilla y guacamole, acompañados de un buen mezcal ó una cerveza obscura ¡uff!.
El 1810 se ha convertido en la redacción de los principales medios de Querétaro, punto de encuentro de la clase política y sede de las conferencias de prensa mañaneras. En la famosa Mesa 24, fundada por el decano de los fotógrafos Sergio Pfeiffer, todos los días Paco Peña, el Monero Carbajal, Héctor Sinecio y nuestro director General Sergio Arturo Venegas Alarcón desmenuzan la vida política de Querétaro y el mundo. Al fondo, en la mesita del árbol, Omar Araiza redacta alguna nota policiaca mientras comparte pan y café con Mauricio Villalón.
En medio del chirrido de las tazas y los cubiertos, la Gerente Pau de la Rosa se toma un respiro para platicar con Plaza de Armas sobre los desafíos que han enfrentado tras los dos años más duros de la pandemia y la escalada de precios en los insumos básicos que parece no tener fin.
Consciente de que los clientes se ganan uno a uno y se pierden de cien en cien, Pau de la Rosa acredita el éxito del 1810 a su equipo, mismo que se ha convertido en una sólida familia con el paso de los años “La clave para que un lugar funcione por tantos años y siempre lo hemos dicho, es su gente. Es la que hace todo. Contamos con un lugar privilegiado. Una oficina en el corazón de Plaza de Armas, pero sin el trabajo de la gente solo serían mesas y sillas. La clave es que todos nos llevamos bien y todos estamos sujetos a una capacitación constante”.
Entre un café y otro, Pau de la Rosa señala a Plaza de Armas que todo lo que se haga o deje de hacer por parte de su tropa, se verá reflejado en el plato que llega al comensal y en la experiencia misma. Y aunque el corazón del 1810 está en su cocina, es igual de importante el desempeño de los meseros, lavaplatos, personal de la barra y de intendencia “En el resultado siempre se nota. Si alguien falla, se siente. Con los errores aprendemos y siempre tratamos de innovar y estar al pendiente de nuestros clientes”.
En 14 años, a Pau de la Rosa le ha tocado vivir y ver de todo en las mesas del 1810 pero nada como lo que pasó en los 24 meses más duros de la pandemia en donde antepusieron la seguridad de su personal y las familias, cerraron por primera y única vez durante 60 días. Sobre ese periodo, recordó que la solidaridad de la clientela y la residencia de sus trabajadores, fueron la clave para salir bien librados. Y es que recordó que aún con el paro de labores, los dueños del restaurante hicieron malabares con los recursos que había para que su plantilla siguiera cobrando su sueldo. Aún así, fue duro para los trabajadores pues su entrada principal de dinero era las propinas “Armamos despensas para nuestros trabajadores, estuvimos al pendiente de nuestros chicos, vigilando que se cuidaran y gracias a Dios, no perdimos a nadie. Luego el regreso fue muy difícil. Extrañábamos el olor a café, estos ruidos que salen desde la cocina. Al regresar fue muy emotivo. Un proceso lento y de mucho apoyo entre nosotros”.
Pau de la Rosa, agradeció de forma especial a los clientes. Quienes nunca se alejaron del restaurante y aún en pandemia, una vez que activaron el servicio para llevar, se acercaban para dejar una buena propina al personal. Para el equipo del 1810 la higiene siempre ha sido una prioridad. Ello les ha llevado a ostentar el Distintivo H a la excelencia. Sin embargo, a raíz de la pandemia, reconoce Pau de la Rosa que han tenido que endurecer sus esquemas en todo el proceso.
Otra pandemia que enfrenta la administración del Restaurante 1810, es la escalada en los precios de los insumos básicos. Aún así, han preferido mellar las utilidades del restaurante que cobrarle a los consumidores la inflación “No queremos afectar a nuestros clientes. Muchos han subido 10 ó 20 pesos. Nosotros preferimos mellar las ganancias antes que afectar a la gente”.
Por ahora, en el 1810 comienza a ser palpable la recuperación en la actividad económica. Han accedido a todos los programas de capacitación que ha dispuesto la administración estatal para mantenerse a la vanguardia y con un servicio de excelencia.
Así, los 50 trabajadores que conforman la nómina del 1810 celebraron sus 32 años como mejor lo saben hacer; trabajando y brindando la mejor de las atenciones que los ha mantenido en el gusto de las y los queretanos por más de tres décadas siendo el primer restaurante en abrir sus puertas en nuestra Plaza de Armas ¡Felicidades!