- Es y ha sido la Agencia, la fuente de información
- Destaca Kuri a Mariano Palacios y Rogelio Vega
- Pablo César Jiménez, mejor deportista queretano
- Está perdido el celular de Alfredo González Rivas
Común.
Así ha sucedido en la mayoría de las detenciones de los llamados “objetivos prioritarios” del gobierno federal.
Inició con Ernesto Zedillo Ponce de León; se fortaleció con Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto y se ha mantenido con Andrés Manuel López Obrador.
La Agencia de Administración para el Control de Drogas (DEA) ha operado por décadas en México desde la embajada norteamericana en Paseo de la Reforma, pero también a través de sus consulados. Y lo sigue haciendo.
Y su equipo obtiene muchas veces información más precisa y confiable que la de los órganos de inteligencia civiles y militares de nuestro país.
Gracias a información de la DEA, han caído personajes como Joaquín Guzmán Loera (El Chapo) , Osiel Cárdenas Guillén (El Mata Amigos), los hermanos Héctor y Arturo Beltrán Leyva, el clan de los Arellano Félix y Edgar Valdez Villarreal (La Barbie), por mencionar algunos.
Por eso no es descabellado asegurar, como lo hizo la DEA, tras la detención de Rafael Caro Quintero, que miembros de su equipo participaron en el operativo.
“El increíble equipo de la DEA en México trabajó en colaboración con las autoridades mexicanas para arrestar a Rafael Caro Quintero”, dijo la directora de la agencia, Anne Milgram, en una carta dirigida a sus empleados.
“Durante más de 30 años, los hombres y mujeres de la DEA han trabajado de forma incansable para llevar a Caro Quintero ante la justicia. El arresto es resultado de años de sangre sudor y lágrima. Sin su trabajo, Caro Quintero no enfrentaría la justicia”, afirmó.
La comunicación interna de la funcionaria, revelada primero en Estados Unidos, causó molestia en el círculo presidencial y fue desmentida por el gobierno lopezobradorista, pero también -jejeje- por el embajador norteamericano, Ken Salazar.
Ayer mismo, López Obrador rechazó la participación de la Agencia en la captura de Caro Quintero.
Y es que pareciera que todo lo relacionado con la DEA, principalmente en temas sinaloenses, le causa prurito al mandatario mexicano.
Vale recordar cómo, el gobierno federal desmanteló un programa de cooperación con la DEA para la investigación contra el crimen organizado, la Unidad de Investigaciones Especiales (SIU, por sus siglas en inglés).
En diciembre de 2020, AMLO giró instrucciones para quitar a todo agente extranjero la inmunidad diplomática y obligar a los funcionarios locales a informar por escrito toda interacción con agentes de seguridad del exterior. 25 años de intercambio de información se fueron al bote de basura porque, según justificó en privado López Obrador, la DEA debió informar al gobernó de México y que detendrían al general Salvador Cienfuegos, acusado de lavado de dinero, nexos con el crimen organizado y conspiración internacional.
Ese fue el pretexto.
Por eso, este gobierno se apresuró en desmentir la participación de la Agencia en el operativo.
Pero desde Washington ahondaron en la información sobre la activa participación de la DEA en la cacería del llamado Narco de Narcos, acusado y juzgado por asesinar al agente norteamericano Enrique Camarena Salazar en 1985.
Cuenta el veterano corresponsal de Proceso en Washington, J. Jesús Esquivel que estaba escondido en la sierra de Sinaloa, en las montañas alrededor de Badiraguato. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos lo detectaron hace meses y finalmente, en el decimocuarto intento, la Marina mexicana arrestó a Rafael Caro Quintero.
Un funcionario de la DEA, le declaró que “hace algunas semanas se logró detectar y confirmar la ubicación y la zona de la sierra donde se escondía; en coordinación con la Marina de México se comenzaron a diseñar operativos muy específicos para que no se escapara o se filtrara la información”.
Desde hace meses, luego de que se confirmara la zona donde Caro Quintero tenía su guarida, agentes estadunidenses viajaban con frecuencia a México y se intensificaron las negociaciones con la Marina –no con el Ejército, institución de la que la DEA desconfía– para llevar a cabo el operativo de captura.
“Antes de ésta, que finalmente concluyó con su detención, la Marina de México tuvo otras 13 oportunidades de capturar a Quintero y no lo hizo; esto ocurrió a lo largo de un periodo de unas cuatro semanas”, explicó a la revista Proceso el alto funcionario de la DEA.
Y el colmo:
Por medio de informantes, miembros de diferentes cárteles del narcotráfico que operan en la región del Triángulo Dorado –en la Sierra Madre Occidental y la cual comparten Durango, Sinaloa y Chihuahua–, la DEA fue cerrando el círculo de pistas que llevaron a Caro Quintero.
“Pagamos mucho dinero a personas que nos iban dando información. Los datos no los compartimos hasta que pudimos corroborarlos por medio de otros métodos de inteligencia, de que se trataba de Caro Quintero. Así fue el operativo”, revela el alto funcionario de la DEA.
“Caro Quintero, además de viejo, también está enfermo. En los últimos dos años se convirtió en un problema para los narcos que lo protegían. Lo respetan por ser uno de ellos y uno de gran calaña, pero la vida es así; aflojaron su seguridad”.
Lo traicionaron. Lo sabían vulnerable y enfermo. Un lastre para el grupo criminal que le disputa el control del corredor Sinaloa-Sonora y parte del Triángulo Dorado a los sucesores de El Chapo Guzmán.
Pero en Estados Unidos saben que no deben cantar victoria. Caro Quintero no será extraditado a ese país. O no mientras concluya su condena por la que fue juzgado: Le faltan 12 años. Además de nuevas imputaciones. Sabe la DEA, además, que el narcotraficante cuenta con información sensible respecto a los políticos que permitieron el crecimiento del cártel de Guadalajara que en menos de una década se convirtió en el grupo criminal más poderoso de México.
Esos mismos políticos que habrían, al menos, tolerado la tortura y muerte de Camarena Salazar y, en una de esas, hasta del periodista Manuel Buendía, por dos casos emblemáticos: El Rancho El Búfalo y el caso Irán-Contras.
Pero de eso, ni hablar.
-OÍDO EN EL 1810-
Anda tendido.
Al diputado federal Felifer Macías se le están quemando las habas por ser candidato del PAN a la presidencia municipal de Querétaro. Ayer subió una foto jalando algo con un diablito en el tianguis dominical del mercado de La Cruz. Va a todas.
¿Quién lo aconseja?
-¡PREEEPAREN!-
Trotamundos.
Pablo César Jiménez Pérez es, sin ninguna duda, el deportista estatal más destacado de este y muchos años más, al convertirse en el primer queretano en alcanzar la cúspide del planeta: el Everest, a donde lo acompañó virtualmente el periódico PLAZA DE ARMAS.
De ahí que con toda justicia se le haya elegido para recibir la presea Pedro El Mago Septién que le entregará el Municipio de Querétaro el próximo lunes.
Pablo César, abogado de cuarta generación y empresario, es -se reconoce- un hombre nacido para la aventura. Ha escalado las más altas cumbres del mundo y recorrido los lugares más peligrosos (bueno, no tanto como Santa Rosa Jáuregui) y anda buscando nuevos desafíos.
Su bisabuelo, don Antonio Pérez Alcocer, el primer filósofo queretano, estaría orgulloso de él.
Doy fe.
-¡AAAPUNTEN!-
Botepronto.
Mauricio Kuri confirmó lo que sus muy cercanos ya sabían: Rogelio Vega Vázquez Mellado es su mejor amigo y el ex gobernador Mariano Palacios Alcocer su político favorito. También sabían que la figura más poderosa en su vida fue don Yamil, el papá siempre presente y, claro, el eje central la familia.De ello habló en la segunda parte de la entrevista con en el periódico PLAZA DE ARMAS. Y lo del tema de la delincuencia organizada, es una llamada de atención para la instancia correspondiente.Cuéntenselo a quien más confianza le tengan.
Y aléjense.
-¡FUEGO!-
¿Asesina solitaria?
A la “Fanny” la ubicaron en el Hotel El Marqués de Juárez y Universidad porque encendió el celular del abogado Alfredo González Rivas y la detuvieron de inmediato, pero ahora resulta que no aparece el aparato, ni la pistola, ni el dinero, ni la tarjeta de crédito utilizada posteriormente en Zapopan.
¡Porca miseria!