Con una obra que transita entre lo figurativo y lo abstracto, Osiel Guerrero aborda temas tan complejos como la memoria y su pérdida en atrapantes pinturas que buscan plasmar lo intangible en tangible.
Osiel siempre ha sentido el llamado por las artes, como él mismo confiesa al recordar que desde niño le gustaba dibujar. Su aventura experimentó un momento clave en su época universitaria en la UAQ, donde estudiaba Diseño Gráfico, pero al llevar tronco común con Bellas Artes, se enamoró.
A pesar de que “profesionalmente” -por llamarlo así- lleva apenas unos cuatro años desarrollándose como artista, muestra en su trazo una técnica depurada que lo coloca como uno de los jóvenes creadores del estado a seguir con una obra atrapante capaz de superar las fronteras y llegar a cualquier rincón del planeta.
Plaza de Armas (PDA): ¿Cómo defines tu trabajo? De repente veo que recurres al figurativismo, metes algunos elementos abstractos, usas la mancha.
Osiel Guerrero (OG): Eso sería una muy buena definición, la verdad siempre me encuentro tratando de transgredir esa línea entre lo figurativo y lo abstracto. El figurativo me gusta por cómo puedes ligarlo con ciertas memorias o cosas que ves y entenderlo muy fácilmente, pero lo transgredo con elementos abstractos, esto hace que lo figurativo le dé cierto sentido a lo abstracto y lo abstracto le dé cierto sentido a lo figurativo. Me gusta siempre jugar con esa línea muy difusa entre esos dos lenguajes. Ese sería la definición de mi trabajo, una línea entre lo figurativo y lo abstracto. Ambos lenguajes me encantan, pero no haría uno solo.
PDA: ¿Qué temas te gusta abordar en tus obras?
OG: Hay varios, últimamente he estado trabajando mucho con el tema de la memoria y la pérdida de la memoria, pero también jugando con otros elementos plásticos. Por ejemplo, no sé si ves un rostro y no está completo e intentas recordad a alguien, de que piensas “sí tengo esa imagen, pero no logro recordarla y me cuesta, no puedo ver a esa persona”, intenso jugar con eso y la plástica. Con la pintura y el dibujo intento mostrarlo y hacerlo tangible, visible, ese sentimiento de olvido. Ya de ahí se desprenden varios temas , como la identidad, el autoconcepto.
Me gustan también mucho los temas psicológicos, como la sombra psíquica y todo eso lo intento convertir en algo muy mío, en un lenguaje personal, que al final cuando acabo el cuadro digo “ese lo hice yo, pero no era mi intención hacerlo”. También me entiendo a partir de lo que hago; es una autoexploración.
PDA: ¿Para quién pintas?
OG: Para mí, intento entenderme, al final mi trabajo es una búsqueda de mí y todo lo que se desprenda.
PDA: ¿Dirías que es una suerte de catarsis?
OG: Sí, yo por ejemplo no trabajo con bocetos, entonces comienzo trabajando con una idea muy general y la trabajo, intento resolver el cuadro como un rompecabezas. Hay elementos que quito, pongo, voy construyéndolo como si fuera un edificio. Ya cuando lo termino, yo no tengo idea que iba a terminar así, entonces lo veo y empiezo a notar cosas que no las hubiera visto, si no las hubiera hecho, entonces mi trabajo sí es una catarsis, es entenderme a través de hacerlo.
Retratos en la pandemia
PDA: Tuviste un proyecto muy interesante, de cuando estábamos en la mera pandemia “dura”, en donde creaste varios retratos a tu estilo.
OG: Fue muy loco. Todo empezó con un retrato que le hice a mi novia, recién iba comenzando la pandemia, llevaba un mes recién del encierro total. Yo al no tener un trabajo en una oficina , el ir y regresar, era estar todo el día en mi casa y ver qué producía.
Tenía un bastidor y le hice el retrato, ya cuando lo terminé lo subí a mis redes y a la gente le gustó, fue cuando dije “voy a armar este proyecto” que comenzó así bien “random”. Me comenzaron a pedir bastante, al final de la serie, que por cierto sigo haciendo, van más de 80.
Me sirvió mucho, había días de encierro total en donde llegaba hacer tres o cuatro, me ayudó mucho a entender el color de otra forma, yo antes no lo utilizaba tanto y ahorita en mi obra se nota el resultado de esa experimentación. La serie, si es que se le puede llamar así, es la más grande que he hecho.
PDA: Podríamos llamarlo como un punto de inflexión en tu carrera.
OG: Sí, por el lado de la plástica y por el lado de lo económico. Antes de eso, pues el mercado en Querétaro es muy complicado, es difícil vender obra y difícilmente vives de venderla al 100 por ciento. Y pues con esta serie , que la verdad eran baratos y accesibles para cualquier persona, pues me comienzan a pedir y pedir y eso me dio una libertad económica para yo hacer lo que quisiera hacer. Sí fue un punto de decir que ya no era un artista amateur y ya soy un profesional pues vivo de lo que estoy haciendo. Sí fue un antes y un después.
Obviamente que a la gente le está gustando, pues te impulsa, eso te hace que le sigas dando por ese lado, me dio el camino para seguir produciendo y además me dio cierta disciplina como en cualquier trabajo. Yo lo veo así de que me doy horarios de que de tal a tal hora trabajo, a tal hora como, eso me ha ayudado. A veces es bien sencillo clavarte pintando hasta las cinco de la mañana, pero no es sano, al siguiente día no pintas bien, te lastimas la vista, y pues todo lo fui aprendiendo en estos años de trabajo formal, me ha ayudando muchísimo.
PDA: ¿Osiel, algo que te gustaría agregar o nos puedes adelantar qué se viene para ti?
OG: Estoy trabajando en una serie nueva que se va a exponer en la Galería Libertad en febrero y estoy comenzando a trabajar en la escultura, que sí es más pesado pero le traigo muchas ganas. Y bueno, sí me gustaría exponer fuera de México, pienso que fuera del país, hay mucho que decir de México, se está haciendo arte contemporáneo muy bueno, mi objetivo es ver hacia afuera.
PDA: Gracias, Osiel.
OG: A ti, Mario.