El pasado 13 de junio, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) dio inicio a una serie de movilizaciones en contra de las políticas económicas neoliberales del presidente de la República, Guillermo Lasso. Tales protestas no fueron un hecho espontáneo o súbito, sino que tuvieron antecedentes recientes, a partir de la segunda mitad de la década de los noventa del siglo pasado, con el impulso de estas mismas políticas por parte de expresidentes del país.
Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez, antiguos mandatarios de Ecuador, promovieron medidas como la eliminación del subsidio al gas doméstico, el cobro de atención en hospitales públicos, el alza en el precio de los combustibles, el rescate de bancos privados y la dolarización de la economía, entre otras. Desde entonces, la CONAIE junto con otros sectores de la población no sólo combatió esas acciones de política económica, sino que desempeñó, por medio de sus movilizaciones y protestas, un papel relevante en la destitución de los tres mandatarios.
En octubre de 2019, si bien el expresidente Lenín Moreno no fue destituido, sí enfrentó también importantes manifestaciones de la ciudadanía, de estudiantes y de la CONAIE, por sus medidas ultraliberales para reducir el déficit fiscal y el endeudamiento. Entre éstas destacaron el retiro de un día de salario y la mitad de las vacaciones a quienes laboran en empresas públicas, la eliminación de subsidios a los combustibles y el incremento del IVA.
Las protestas que tuvieron lugar recientemente por parte de la CONAIE y otros sectores de la sociedad se originaron fundamentalmente por el incremento al precio mensual de los combustibles.
El ánimo de diálogo y de negociación han estado presentes, tanto de parte del Gobierno encabezado por el presidente Lasso como de parte de la CONAIE y su dirigente Leonidas Iza. Desde mayo de 2021, mes en que aquél asumió la primera magistratura del Ecuador, se realizaron cuatro acercamientos entre ambas partes para buscar atender las demandas indígenas.
Diez han sido los requerimientos principales de la CONAIE; entre ellas, disminución y congelamiento del costo de los combustibles; moratoria de un año mínimo de las deudas de más de 4 millones de familias y su renegociación con reducción de tasas de interés; precios justos para los productos del campo y la no precarización laboral.
El 27 de junio pasado la CONAIE había aceptado, una vez más, dialogar con el Gobierno del presidente Lasso. Sin embargo, el 28 de junio el mandatario anunciaba que se retiraba de la mesa de diálogo con Leonidas Iza hasta que no existieran las condiciones necesarias, luego de que tuviera lugar un ataque a un convoy que custodiaba combustible, hechos en los que falleció un integrante de las Fuerzas Armadas del Ecuador.
Para el 29 de junio y después de dos estados de excepción derogados desde el inicio de las protestas el 13 de junio pasado, el presidente Lasso decretó un tercero en las provincias de Azuay, Imbabura, Sucumbíos y Orellana, en donde afirmó que se concentraba la mayoría de actos violentos. También aceptó volver al diálogo con la CONAIE, con la mediación de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
A raíz de este nuevo acercamiento, el 30 de junio ambas partes acordaron poner fin a las protestas que se venían realizando en el país. Asimismo, el Gobierno redujo cinco centavos más el precio del galón de gasolina y de diésel para dejarlos en 2.40 y 1.75 dólares, respectivamente. En total, se trata de una disminución de 15 centavos de dólar a cada uno de esos insumos, tomando en cuenta la reducción de 10 centavos de dólar que había hecho el mandatario el 26 de junio pasado.
El Gobierno también se comprometió a derogar el estado de excepción, prohibir las concesiones de nuevas licencias para la explotación minera en reservas naturales, áreas intangibles y arqueológicas, zonas de fuentes hídricas y territorios indígenas. Asimismo, anunció la consulta previa e informada sobre esos temas, además de la instalación de mesas de seguimiento de estos acuerdos.
La vuelta a las conversaciones y los acuerdos de ellas derivados devuelven la confianza y la credibilidad a ambas partes. Sin embargo, la política neoliberal permanece, en esencia, en el país andino, lo cual, con el tiempo, podría generar nuevas inconformidades.
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