Por qué si en Querétaro está penalizado con cárcel, la usura y extorsión, no se castiga a los agiotistas, varios de ellos extranjeros, sino que hasta se les permite difundir ampliamente sus ofertas, que en cosa de días, se vuelven asunto de víctimas y delincuentes y cuando esto sucede, la autoridad les beneficia con la impunidad de regresarlos a su país.
Desde siempre, para casi cualquier persona, el dinero que tiene es insuficiente, unos lo administran bien para estirarlo aunque sea en medio de las carencias, para otros, la única opción es correr el riesgo de pedir créditos o préstamos. Los bancarios, aunque costosos, están autorizados y regulados por el sistema financiero; en su ámbito recaen los créditos otorgados a través de tiendas departamentales, cadenas de tiendas de víveres por mayoreo o artículos de ferretería, y así es como sucede lo nunca imaginado hace veinte o treinta años, deber lo mismo que sala y cama, almohadas, calcetines, saleros, clavos, brochas, hasta jitomates, jamón, café, pañales, papel sanitario o el jabón para trastes. Este tipo de crédito tienen un límite, el primero y más doloroso castigo es no poder seguir endeudándose, la negación de créditos en cualquier otro lugar, aunque sea en los taquitos sudados.
En otro tipo de tiendas más populares y existentes en todo el país, también se otorgan créditos para llevarse “ipso facto”, desde teléfonos celulares y aparatos como tele, plancha, licuadora, hasta lo indispensable como tenis, zapatos, calzones o sandalias pata de gallo. Aquí la cobranza adquiere un grado de exquisitez que se aprecia desde el rugir de la motocicleta, en que llega el cobrador, quien después de la ceremonia de quitarse el casco y secarse el sudor, procede a querer tirar la puerta del endeudado, quien generalmente se niega a salir, mandando al niño a decir que no está y a recoger el papel que amenaza con embargo.
El nivel de cobranza se acorrienta según el prestamista. Hay quienes jineteando ilegalmente el dinero encuentran mayor ganancia que en cualquier tipo de inversión, sólo deben de disponer para lograrlo, además de pesos y centavos, de un aficionado a extorsionador que envía a casa del deudor a un tipo con cara de matón como chofer del vehículo, una señora ya “cascada” cuya experiencia en uso de palabrotas sea probada, un niño que llorará en caso de que haya cachetadas y la cobradora oficial, mujer madura de pelo “aguerejado” que somete al deudor, aunque sea de mil pesos, amenazándolo y tomándole video con el celular desde que abre la puerta.
De las llamadas financieras que prestan dinero express reteniendo para sí facturas de autos y si no paga el deudor también retiene para sí el auto, ignoro si trabajan con permisos gubernamentales, lo cierto es que ahí suelen caer, obviamente los que pueden prescindir de un auto, que por supuesto sea fino, no cualquier carcacha.
Y a ésta cauda incompleta de prestamistas y deudores alentados por las carencias en que sumió a muchos la pandemia, últimamente han tomado la plaza, delincuentes cuyo señuelo es prestar poco, desde quinientos a dos mil pesos, no fijarse si el solicitante está en buró de crédito, cómo para qué, si casi es seguro que si está, ofrecer baja tasa de interés desde el diez por ciento, cuando en realidad aplicarán hasta el 40% de intereses diarios o semanales, pagarlos hasta en tres meses, otorgarlos en menos de 24 horas, no sin antes haber obtenido del incauto deudor, todo tipo de datos personales, de tarjetas de crédito, números de teléfonos, correos electrónicos y referencias de personas que les conozcan, hasta diez llegan a pedir, porque de ellos se valdrán para cobrarles cuando no puedan pagar y sin deberla tendrán que soportar toda clase de insultos y molestias para que les hagan el trabajo sucio de cobrar al deudor mientras ellos lo extorsionan exhibiéndole en redes sociales y dañando su imagen y sus relaciones familiares irremediablemente. Las palabras: policía cibernética, vigilancia, justicia, castigo, protección, quedan en nada igual que las acciones de las autoridades ante ésta forma de delincuencia llamada “gota a gota”, de la que dijo a un diario de circulación nacional el Presidente de CONDUSEF “Se debe dejar en claro que no es un tema de instituciones financieras o de despachos de cobranza, es algo que está relacionado con esquemas de delincuencia. Es préstamo y extorsión, es un esquema de fraude y de criminales, y ha crecido de forma digital, son fraudes, piden datos personales y las personas los dan, y los ocupan para suplantar la identidad o amenazar y extorsionar, es un tema de policías y ladrones”. En Querétaro sí hay leyes pero falta quien las ejecute para proteger a los ciudadanos. Al tiempo.