El Cristalazo
Los hechos y la percepción
En muchos casos este país vive en la divergencia entre la realidad y su percepción. Si fuéramos más allá también podríamos agregar la utilización de los hechos reales, para fines de politiquería, golpe electoral o posicionamiento político. Y ese manipuleo genera nuevas realidades, alejadas algunas del sentido común y otras, como si fuera poco, del apego a la ley. |
El caso más visible es la presencia de las fuerzas armadas en las calles y labores civiles, derivada primero de un capricho para respaldar con la fuerza la escasa legitimidad electoral del presidente Felipe Calderón, cuyo ralo margen de victoria en las urnas lo empujó al despliegue de una guerra muy cotosa sin plan ni estrategia, contra la delincuencia organizada en todos sus campos, y de antemano perdida contra los narcotraficantes y los intereses del gobierno de Estados Unidos en esta materia, como ahora vemos con todo y su pesada continuación.
Por eso ahora tiene relevancia, mientras el tiempo se desperdicia en bizantinismos sobre una Ley de Seguridad Nacional, el papel de la Marina Armada en labores no solo de contención del delito, sino de administración e inspección de los puertos nacionales y barcos extranjeros.
Muy importante la reciente publicación de Crónica sobre esta materia, en una amplia entrevista realizada por Manuel Espino Bucio al almirante José Luis Arellano, Director General de Capitanías de Puerto y Asuntos Marítimos, en la cual se anuncia cómo “a partir de junio la Marina reforzará la inspección de los buques extranjeros”, para lograr un 20 por ciento de inspección federal; o sea, quintuplicar las revisiones de buques operando en condiciones deficientes, con navegación deficiente o insegura y con serio riesgo para la seguridad y el medio marino.
“El control de la Marina en los puertos mexicanos -en las nuevas condiciones-, se hará efectiva el 17 de junio y equivaldrá a que la dependencia castrense controle administrativa y operativamente las 103 capitanías en proceso de traspaso desde la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). La dependencia ha asumido este control en 4 de cada 10 capitanías de puerto.
“Arellano Ruiz recuerda que el Acuerdo Latinoamericano de Viña del Mar, firmado en 1992, establece que los países miembro deben revisar en seis meses por lo menos el 20 por ciento de los barcos; sin embargo, México llega apenas al 4. Esa es la situación en la que Marina recibe los puertos.
“El acuerdo busca evitar que buques en mal estado sigan operando (y poniendo en riesgo a buques y puertos) al no ser detectados por la autoridad portuaria de algún país. En el mundo globalizado, se indica en el documento internacional, el incremento de la antigüedad de las flotas mercantes, el mantenimiento insuficiente y el déficit creciente de tripulaciones experimentadas hace indispensable que las autoridades de cada país cumplan con las cuotas de inspecciones pactadas.
“El tratado obliga a los estados adheridos a inspeccionar ese porcentaje de los buques extranjeros que nos visitan, ex profeso. Nuestra meta es cumplirlo, por lo que vamos a potenciar el área de inspección de las capitanías de puerto. Sin duda vamos a hacer crecer el porcentaje y esperemos sobre todo rebasarlo y no estar en que sólo cumpliremos con el 20; no, tendremos que hacer más esfuerzo”, sostiene el vicealmirante en relación al compromiso de México”.
Si a esa circunstancia le sumamos el control portuario fuera de los recintos propiamente dichos y su presencia en las ciudades como Lázaro Cárdenas o Veracruz, deberíamos ir abandonando la idea de regresar a los militares de tajo a sus encierros castrense, pues más allá de la necesaria sustitución impuesta por la negligencia policiaca y la complicidad o abulia de los gobiernos estatales, las fuerzas armadas han probado una eficiencia ajena al mundo civil.
Y esta circunstancia se debe analizar en términos similares a como hicieron ayer en la TV, Mario delgado, senador de Morena y Roberto Gil, panista:
“(RF).- Roberto Gil señaló que “hay un uso intensísimo de las Fuerzas Armadas, porque los estados no han hecho su trabajo en la formación de policías, lo que queremos es romper con ese incentivo perverso, siempre es más fácil, más barato y más rápido usar a las Fuerzas Armadas que formar buenos policías”.
“…Explicó que la Ley de Seguridad Interior trata de “definir en qué circunstancias la federación entra a ayudar a una entidad federativa, a reconstruir sus instituciones y ese auxilio debe tener dos razones fundamentalmente, darle espacio y tiempo al orden local, para formar sus propias instituciones y hacerse cargo de su responsabilidad, por supuesto que no es sensato, razonable ni responsable, decretar de un día para otro que las Fuerzas Armadas se regresen a los cuarteles, lo ha dicho hasta la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pero lo que sí tenemos que hacer es decir claramente en qué circunstancias y bajo qué compromisos las entidades federativas van a concluir a la respuesta de fortalecer sus instituciones, lo que no están haciendo ahora”.
“Por su parte, Mario Delgado señaló que se debe hace un plan para formar policías confiables, sin embargo, apuntó que “a la gente lo que le preocupa es su seguridad, qué tan legal o no sea la presencia del Ejército en las calles a la gente no le interesa, la gente quiera ya sentirse segura, no amenazada y que se respeten sus derechos humanos”.
Pues eso dice Mario, la seguridad sea legal o ilegal. ¿Ay!, Dios.