- Colisión de derechos en la Avenida 5 de Febrero
- Peligra la Fiesta Brava en México y Querétaro
- FOA y MPA no firman la carta en contra de Alito
- Niega rectora canje de postura por candidatura
Ícono.
Nuestro Acueducto, la imagen más característica de esta noble y leal Ciudad, es un monumento a la histórica escasez de agua de Querétaro. Así lo definió en 1988 el entonces presidente municipal Manuel Cevallos Urueta al cumplirse 250 años de su construcción.
Vale la pena reflexionarlo hoy, a propósito de la discusión sobre los recursos hidráulicos, la nueva ley estatal y las protestas de grupos inconformes, con el bloqueo de una de las principales vialidades y su desalojo por parte de la policía.
El agua es un derecho humano reconocido el 28 de julio de 2010 por la Asamblea General de la ONU y en México conforme a los artículos primero y cuarto de la Constitución que garantiza el líquido para consumo personal y doméstico en forma salubre, aceptable y asequible.
Sin embargo, en la práctica dar el servicio a las colonias y comunidades exige una inversión importante que en ocasiones supera la capacidad de los municipios y los organismos operadores, como la CEA.
Por eso existe la figura jurídica de la concesión a particulares en todas las entidades federativas, bajo la vigilancia y control de los gobiernos locales, como lo reconocieron el presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, al preguntárseles sobre la ley recientemente aprobada por la 60 Legislatura de Querétaro.
Las concesiones -existentes aquí hace décadas- no son en rigor el problema, sino su correcta operación y las tarifas aplicables, que deben observar y sancionar los ayuntamientos.
El agua es, sí, un derecho humano pero para la prestación de este servicio público básico es necesaria la infraestructura hidráulica, que es lo que se cobra en los recibos.
En Querétaro, le decía al principio, la escasez es histórica desde hace tres siglos, cuando éramos -eran, mejor dicho- 36 mil queretanos y las religiosas capuchinas pidieron y convencieron a don Juan Antonio de Urrutia y Arana, Marqués de la Villa del Villar del Águila, resolver el problema que ya provocaba enfermedades.
De eso escribió hace más de 30 años el investigador Manuel Septién y Septién en la revista Querétaro fundada por nuestro director general. Textual: La floreciente y opulenta ciudad colonial carecía de un eficaz y saludable servicio de agua potable, pues las viejas atarjeas y cañerías que surtían a la ciudad, conducían aguas sucias y malsanas, a las que se atribuían ser origen de numerosos males, entre otros “el de producir la locura en muchos de sus habitantes…”
Por eso a la llegada de las capuchinas en 1721 para fundar el convento de San José de Gracia, hace nomás 301 años, le pidieron a su benefactor traer “el vital líquido”, limpio y claro, para ellas y toda la población.
Más allá de la versión -real o no- que cuentan los guías de turistas sobre su enamoramiento por una monja y si hubo o no el clásico quid pro quo, El Marqués aceptó el compromiso social y aportó la mayor parte de la inversión para traer el agua del Ojo del Capulín, ubicado en el pueblo de San Pedro de La Cañada.
El acueducto, de 1,280 metros de longitud con un caño sobre 74 arcos de cantería, quedó terminado el 17 de octubre de 1738 y su costo ascendió a cerca de 125 mil pesos, de los cuales Urrutia y Arana sufragó 88 mil. Las crónicas de entonces cuentan que lo queretanos “incrédulos, agradecidos, exaltados, conmovidos, esperanzados en el futuro de su ciudad, contemplaron al iniciarse el segundo tercio del siglo XVIII el espectáculo de la introducción del agua potable a Querétaro”.
En 284 años mucho hemos crecido y hace tiempo que los Arcos solo llevan el líquido necesario para no agrietarse y en La Cañada las huertas son parte de una historia romántica. Ya no somos los 36 mil habitantes a los que dio de beber don Juan Antonio de Urrutia y Arana, sino dos millones, según el censo de 2020. Más de un millón en la capital y otro medio millón en El Marqués y Corregidora.
Frente a la realidad del nuevo milenio, en el gobierno de Paco Garrido (2003-2009) se inició el Acueducto II que entró en vigor en 2011, en tiempos de José Calzada, con una línea de conducción de 123 kilómetros para abastecernos del Río Moctezuma, en los límites con Hidalgo… pero ya tampoco es suficiente.
Por eso la administración de Mauricio Kuri ha anunciado que iniciará este año el Acueducto III, para traer el torrente de Tzibanzá, Cadereyta, con una inversión estimada en seis o siete mil millones de pesos, tema de su audiencia del jueves con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El futuro de Querétaro depende, sin exagerar, de una obra de ese tamaño.
En eso estábamos cuando el viernes dio el enfrentamiento entre los policía estatales y un grupo de manifestantes que cerraron la Avenida 5 de Febrero -en perjuicio de la movilidad de miles de ciudadanos- para protestar por la nueva Ley del Agua.
Además del choque de los cuerpos de seguridad con supuestos activistas de Morena, miembros del EZLN, universitarios y ciudadanos en general, hubo otra colisión, la de derechos. De quienes hicieron uso de su libertad para manifestarse y el de quienes vieron cancelada su libertad de tránsito.
Para resolver los conflictos se inventó la política.
Así de fácil.
Así de difícil.
-OÍDO EN EL 1810-
Por cierto.
Niegan en la Secretaría de Gobernación de Adán Augusto López, tener alguna relación con los encapuchados del viernes, a pesar de las camionetas con placas de la CDMX en las que llegaron algunos manifestantes.
Que hay muy buena relación con el gobernador Mauricio Kuri, sostienen en Bucareli.
¿Entonces de parte de quién?
Un caso para la araña.
-¡PREEEPAREN!-
La primera piedra.
Algunos ex dirigentes nacionales del PRI serán recibidos mañana por el actual Alejandro Moreno para discutir sus pésimos resultados electorales y el futuro de ese partido. Entre los demandantes figuran Dulce María Sauri, que cargó con la primera derrota presidencial en 2000 y Claudia Ruiz Massieu que logró obtener el tercer lugar en la de 2018.
Además de ellas están los inefables Manlio Fabio Beltrones, Pedro Joaquín Coldwell, Beatriz Paredes, César Camacho y Humberto Roque Villanueva -con quien comenzó la debacle en 1997 al perder el DF, Nuevo Léon y ¡Querétaro!
Ajenos a esas pasiones mundanas, no participan en el movimiento los dos ex dirigentes queretanos: Fernando Ortiz Arana y Mariano Palacios Alcocer.
Doy fe.
-¡AAAPUNTEN!-
Arrastre lento.
Querétaro, con antecedentes taurinos desde la Colonia, tiene dos de las plazas más bellas de México: La Santa María (que nos andaban convirtiendo tienda gringa) y Provincia Juriquilla, creadas por los señores González Jáurequi y Torres Landa, además de más de 20 ganaderías de bravo y excelentes toreros, como Octavio García El Payo y el prometedor Diego San Román.
Viene esto a cuento porque un juez federal acaba de conceder una suspensión definitiva en contra de la celebración de corridas en la Plaza México de la capital y no tarda en reactivarse la discusión en los estados.
Y ya en esas hasta van a querer prohibir “El Paseo del Buey” que concluye con el sacrificio del animal y el reparto de un caldo popular en El Pueblito, desde hace más de 280 años.
Adiós fiesta.
Adiós tradiciones.
-¡FUEGO!-
Alma mater.
Que no cambia “postura por candidatura” posteó la rectora de la UAQ Teresa García Gasca a propósito de quienes adivinan pretensiones electorales en sus recientes posicionamientos sobre la ley del agua y el desalojo de manifestantes en la 5 de febrero.
¡Porca miseria!