Se decía que el hombre no había generado ningún nuevo placer en el Siglo XX. Ni siquiera el de la velocidad porque ya los experimentaban los niños al hacerlos girar, ni el de las drogas porque existen desde la antigüedad. Y luego caímos en la cuenta que sí hubo algo nuevo: INTERNET, la poderosa droga legal que nació de usos militares y es más adictiva que ninguna. ¡Y gratis, Dios Mío!
Agua del ciberespacio invade todo despacio.