A los maestros que impartían Civismo y ya no están aquí.
Loa tiempos que se viven recientemente, muestran un aroma de vapores fétidos dado la mortandad que pondrá nuestra esperanza de vida a la baja en las estadísticas nacionales. Hace algún tiempo la violencia se encapsulaba en algunos lugares, ahora está en todo el país. El malestar social se encuentra en cualquier sitio, sea en la privacidad de nuestra casa como en la calle, en la escuela o en cualquier trabajo. Es la hidra de mil cabezas.
Este proceso comenzó hace mucho tiempo, sin darnos cuenta. La violencia se filtró en nuestro ser, en nuestro cuerpo sin apenas sentirla. Somos como humanidad, seres que hemos evolucionado desde un estado bárbaro a los que se han vivido en varios momentos, de esplendor como sucedió en el Renacimiento con la gran explosión del arte, y la reflexión humanística en la que, se reconoce el alma del diferente recién encontrado en América; a otros de absoluta oscuridad en la Segunda Guerra Mundial con el retroceso de 360 grados que significa el Holocausto en campos de concentración y las explosiones atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
Hoy la revolución cibernética tiene paradójicamente en su proceso, una contraparte de desinformación, de falsación de la verdad, deterioro del lenguaje, desconocimiento por apartamiento de las antiguas disciplinas que nos hicieron solidarios, fraternales, éticos, rebeldes y revolucionarios ante la injusticia, ante la esclavitud, ante las dictaduras, ante la muerte, como han hecho los médicos y enfermeras del mundo.
Desde la antigüedad clásica, se pensó a la educación como parte de ese desarrollo y superación de la barbarie. La ciencia y la reflexión humanística cubrieron los vacíos de conocimiento desde tiempos remotos, la imaginación científica, la observación de la naturaleza hizo prodigios. Pareciera que cada quien sabía para lo que había nacido. Hombres y mujeres buscaban el conocimiento a su alrededor como mejor pudieron. Eso hizo nuestra historia espléndida. Hombres y mujeres sobresalientes tenían orígenes humildes; el ascenso de la burguesía no se les dio sin esfuerzo e inteligencia. Señores del comercio y el dinero enviaron a sus hijos a las incipientes universidades y en su defecto a los monasterios y conventos donde podían aliviar su curiosidad por saber, en medio de bibliotecas ahora perdidas para siempre.
Un poco antes de fallecer, el gran maestro Umberto Eco advertía en alguno de sus artículos, cómo la humanidad estaba en un proceso de vuelta a la oscuridad del medievo. La falta de lectura nos llevaría a esa época de oscurantismo en el que la servidumbre fue la mano de obra mayor. A contramano pienso en lo que niños y jóvenes leen en estos tiempos. Cuando buscan un acercamiento a la literatura se encuentran a merced de la comercialización del horror que han aprovechado con pingües ganancias, las editoriales.
Textos de la nueva narrativa del horror en la que destacan El Libro de Sangre de Clive Barker o escritores de literatura fantástica del siglo XIX como H.P. Lovecraft rondan precios inaccesibles, sin embargo, la internet pone al acceso fácil mucha literatura trash, basura, como si no existieran todos aquellos clásicos juveniles que llenaron nuestras horas muertas en los camiones o en el parque esperando al novio o a la novia. Jóvenes estudiantes gozan esa literatura barata como el cine gore, y desafortunadamente su inspiración se ubica muy lejos de Edgar Allan Poe o Ch. Baudelaire, quienes, aunque malditos, son el referente clásico del género negro literario. Nunca hablaría mal de este género que me cautivó en mi adolescencia, sólo que, la literatura infantil está ansiosa de ser leída…por los niños, precisamente.
He tenido relación con el ámbito educativo desde que, con 17 años, llegué a la gran ciudad con intenciones de estudiar Filosofía y Letras y tuve que trabajar como ayudante de educadora en un pequeño colegio donde se trataba de llevar a la práctica las ideas de A. S. Neill, creador del sistema Summerhill. Poco o casi nada se sabía en México sobre aquel modelo educativo que predicaba la libertad en la formación de los infantes. En Inglaterra, su lugar de origen, no funcionó. Al integrarse al sistema educativo oficial, el choque en el púber o adolescente, tenía consecuencias desastrosas: los adolescentes no traían consigo ninguna competencia de la educación formal; desconocían operaciones elementales de la aritmética y casi no sabían leer ni escribir. La libertad, como siempre, haciéndonos sus jugadas a la sociedad.
Desde entonces, los años setenta, hay mucho camino recorrido por la pedagogía, hasta la andragogía, una nueva disciplina para la educación de los adultos; sin embargo, la libertad por la que tanto pugnó la Ilustración en tantos documentos como el maravilloso Emilio de Jean Jacques Rousseau o Cartas a quien pretende enseñar, de Paulo Freire, cuya lectura es obligada para todo profesor, esa libertad que prescribe la laicidad consagrada por nuestra Magna Ley, por la que lucharon insignes maestros del liberalismo mexicano, ahora se ve atropellada por el adoctrinamiento al estilo maoísta, que se practica en algunas escuelas federalizadas, violentando así, los derechos de los niños a la formación de un pensamiento libre de credos, sean éstos, religiosos o políticos, experiencia de la que fui testigo recientemente en una escuela primaria.
Esto, parece poca cosa cuando sabemos de la violencia, llamada bullying, que los niños ejercen contra sus compañeros, tanto que algunos optan por el suicidio: jalón de orejas para la sociedad y el sistema educativo. La Psicología llama la atención sobre el hecho de que estos casos, manifiestan los ambientes de violencia en que viven los niños en casa. Otro tema en el salón de clase, son las violaciones y trata de infantes a manos de directores y profesores que no pueden llamarse tales, sino bestias. Y para muestra de cómo se gesta en la escuela, en la educación, la violencia, ejemplos de acoso sexual y hostigamiento los hay abundantes, al mismo tiempo, las niñas preadolescentes en el contexto escolar de la frontera norte, se prostituyen con el único objetivo de obtener fondos para operarse las bubbies.
Asignaturas como, Civismo en la educación básica y Lógica y Ética en la educación media, desaparecieron del mapa curricular hace varias décadas. Recuperar, si queremos, como sociedad, los valores que esas materias nos inculcaban nos llevará un tiempo en el que la violencia seguirá fastidiando nuestros días. Cuídese como mejor pueda.