Dos derrotas al hilo ha sufrido López. Primerio la revocación de mandato, pues el 40% del padrón electoral exigido por la Carta Magna y distribuido en 17 entidades federativas, no se logró pese a la propaganda en la que participaron, incluso, indebidamente, el secretario de gobernación y el propio ejército. Lo consiguieron en el sur de México. Pero el Centro y el Norte permanecieron indiferentes a la convocatoria, tan absurda como la de sus amigos, Hugo Chávez y Evo Morales a quienes imitó infructuosamente. ¿No le bastaba a López gobernar los cinco años y diez meses? Al parecer, no. Quiso probar su popularidad, pero tropezó con una mengua alarmante para él y sus huestes. Sospecho su rabieta y la radicalización de sus denuestos a sus adversarios “conservadores y neoliberales”, porque no se sabe otra, que dale y dale en sus tediosas mañaneras. Una derrota tan dolorosa como innecesaria.
Pero la segunda resultó peor, al ver frustrada su propuesta de la Ley de Reforma Eléctrica. Pues que los votos no le alcanzaron: sólo 285 de sus secuaces frente a 333 de la Alianza “Vamos por México”, (PRI, PAN, PRD). De ‘traidores a la Patria’ ‘acusó’ a sus opositores, sin comprender que así es la democracia. A veces se gana, otras se pierde. Debe dolerle porque, sintiéndose el “dueño de México”, una derrota es, para el macuspano, una afrenta que a sus adversarios les cobrará caro. Sus consultas van de mal en peor. Recordemos aquella de juzgar a los expresidentes. Sólo unos cuantos le dieron su anuencia. El mandamás se desploma día con día.
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Una anécdota trágica. Amenazados de retirar los apoyos “Sembrando Vida”, obligó a un grupo de chiapanecos a encaramarse con un camión de redilas. El camión vuelca y provoca la muerte de dos mujeres adultas, una menor y cientos de heridos. Una canallada más de los acarreos. Una maldición caerá sobre él, soberbio como el que más, y sobre su descendencia. Mientras la gente pobre sufre, el llamado Mesías tropical sigue parloteando, quien ‘gobernando’ desde la nefasta tarima, donde su alteza pequeñísima profiere mentira tras mentira.