Se celebraron de manera tranquila, con saldo blanco y una cantidad importante de asistentes las tradiciones en el marco de la Semana Mayor en el Centro Histórico de Querétaro, con la elaboración del primer Viacrucis en el Templo de la Congregación, y con la reactivación de la Procesión del Silencio.
En primera instancia, por primera vez se llevó a cabo el Víacrucis Viviente en el Santuario de la Congregación de Guadalupe, para escenificar la pasión y muerte de Jesucristo, gracias al apoyo del Rector del Santuario, Rogelio Cano López, a la coordinación de Kavalan Velasco Corona, así como de la cofundadora Guadalupe Olvera y el grupo de actores participantes.
Desde las 10 de la mañana de este Viernes Santo comenzó la representación de los pasajes biblícos de las tres caídas de la cual fueron parte los espectadores de la grey católica que acudieron a ser testigos del nacimiento de esta tradición en la que la experiencia de sus organizadores y participantes fue parte esencial.
De acuerdo con Kavalan Velasco, coordinador de este primer Vía Crucis Viviente en el Santuario de la Congregación, esta fue una oportunidad para la evangelización, y después de dos años en que la pandemia alejó a los feligreses de los templos, este es buen tiempo para recobrar la Fe.
“Fue muy bonita esta primera representación en el Santuario, muchos fieles, unos cuantos curiosos , turistas que no sabían que haríamos esto. Como católicos hemos visto que la pandemia nos ha dejado estragos con (seres queridos) fallecidos y (además) en temas de fe, los fieles se han alejado por temor a ir a misa y poderse contagiar”.
Asimismo, la Procesión del Silencio se realizó cerca de las 6:30 de la tarde, en un recorrido en el que participaron cerca de mil 300 personas, en 25 hermandades o cofradías que circularon por diversas calles del primer cuadro de la ciudad.
Cada cofradía la integran niños o nazaneritos y niñas o macarenas, damas y penitentes varones, quienes deben llevar faroles y estandartes, y una imagen en andas y a hombros que simbolice un pasaje de la Pasión, cruces elaboradas con ramas de mezquite, cadenas atadas a los pies, entre otros elementos.
Llamó la atencion de los espectadores la ausencia de penitentes que tradicionalmente recorren esta procesión autolesionándose con varas espinosas, o cargando pesadas varas de espinas.