La semana pasada, Querétaro, su sociedad, sus autoridades así como los medios de comunicación, hombres y mujeres en general, sufrieron un duro golpe de realidad que estalló ante sus ojos pero que las feministas ya veníamos señalando. Lo digo así porque la historia de la pequeña Victoria Guadalupe, que ya le ha dado la vuelta al estado y al país, se repite todos los días en diversos espacios, a Victoria la violaron y asesinaron porque era mujer. No hay más. Sin embargo el caso debe ser abordado de una forma más profunda, Querétaro se sitúa entre los 10 estados de la República con mayor índice de abuso sexual infantil, tanta ha sido la incompetencia en la materia por parte de las autoridades, del sistema de impartición de justicia y de las instituciones que se han tenido que organizar asociaciones de la sociedad civil para abordar la problemática y atender de manera integral a las miles de víctimas.
Menciono esto ya que la mayoría de los feminicidas cuentan en su historial de vida con antecedentes de acoso o de abuso sexual, el presunto asesino de Vicky no es la excepción, en Querétaro hasta el momento ha habido cabida para que los abusadores, acosadores y feminicidas gocen de impunidad, por una parte la misma sociedad los encubre cuando ante el abuso deciden callar “para no revictimizar” “para no destruir familias” o “porque esas cosas sencillamente no pasan” obligando así a un silencio cómplice y tortuoso para las víctimas que cuando deciden denunciar es demasiado tarde.
Pero no sólo la conservadora sociedad queretana los protege sino que la autoridad competente, la fiscalía, también le abona a su imperio de impunidad cada que mantiene detenidas las carpetas existentes por delitos cometidos contra las mujeres, le suma sus privilegios cada que pasan años para que se libere una orden de aprehensión contra de ellos y claro que mucho más les ayudan cada que “se les escapa” algún agresor sexual infantil, un acosador o un feminicida.
La carpeta de investigación de Victoria va avanzando y nos da gusto, empero la reflexión debe ser profunda y la reacción contundente. No basta con incrementar las penas, no basta con que un feminicida haya caído y ya enfrente proceso penal, es urgente escuchar las voces de las que a diario atendemos víctimas que el propio sistema y el estado ignoran, las calles no son seguras para las queretanas pero pareciera ser que ningún espacio lo es.
La historia de Vicky se va a volver a repetir en poco tiempo si las instituciones no se toman enserio el problema de la violencia de género imparable que existe en el estado, porque sí aquí en Querétaro estamos atiborrados de violencia contra las mujeres, somos el primer lugar nacional en lesiones dolosas contra nosotras de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Nacional, el tercero con mayor número de víctimas de violencia digital de entre los 12 y 19 años según el MOCIBA, las agresiones sexuales es el cuarto delito que más denuncian las queretanas nos dice el INEGI y así podríamos continuar enlistando estadísticas que deberían conocer quienes dirigen este Estado y la política pública en materia de mujeres.
A todas nos duele Vicky porque vemos en ella a la hija, a la hermana, a la prima, a la alumna que como puede está sobreviviendo a la violencia y lucha por mantenerse con vida. Insto desde aquí a romper la farsa premisa que no se cansan de repetir asegurando que “aquí no pasa nada”, basta de jugar con vida y el futuro de las que estamos y las que vienen, nos merecemos vivir tranquilas, seguras, en paz, felices pero sobre todas las cosas nos merecemos: vivir.
Es cierto que a Victoria nadie nos la puede regresar, pero aún podemos salvar otras vidas, aún pueden corregir el rumbo, dejemos de organizar desayunos inservibles desde el IQM y vayamos a la raíz del problema, ataquemos las causas con valentía y sin miedo a nombrar las cosas por su nombre, tenemos leyes específicas para delitos cometidos contra mujeres aplíquenlas, apostémosle a la prevención, reformemos lo que haya que reformar, vayamos ahí con los jueces y juezas a exigirles castigos ejemplares para quien se atreva a violentar a una niña o mujer queretana.
Se lo debemos a Vicky, a Carmen, a Brenda, a Rosabelina, a Karen, a todas las que nos arrebataron, a las que viven aquí y a las que luchan en este estado machista, misógino y feminicida.